'Antifa', un término para aglutinar grupos de izquierda que han protestado contra el presidente Trump, ahora es blanco del mandatario republicano tras decir que planea designarlo una "organización terrorista de gran importancia" como parte de las acciones del gobierno tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk de la que el gobierno responsabiliza al discurso de la "izquierda radical".
El problema (y el peligro) de nombrar a 'antifa' un "grupo terrorista" como quiere Trump
Es un viejo deseo del presidente Trump el de nombrar oficialmente al llamado 'antifa' como grupo terrorista. Pero está el problema de que esa definición no existe para organizaciones nacionales, en gran medida por las protecciones que da la Primera Enmienda de la Constitución.

Trump hizo el anuncio desde Reino Unido, a donde realizaba una visita de Estado, con una publicación en redes sociales asegurando que 'antifa' era un "desastre de izquierda radical, enferma y peligrosa" y que "recomendará enérgicamente" al Departamento de Justicia que investigue a quienes lo financian.
Pero 'antifa', abreviatura de "antifascistas", no es un grupo, es un término que algunos emplean para describir a activistas de tendencia izquierdista que se oponen a los que llaman fascistas y neonazis, a quienes suelen confrontar en manifestaciones con resultados muchas veces violentos.
No está claro cómo el gobierno etiquetaría como organización terrorista lo que es un movimiento descentralizado, sin líderes conocidos, sin organización. Ni siquiera la Casa Blanca ofreció más detalles tras el post de Trump en su red social.
Ya en su primer gobierno, en medio de las protestas por la muerte de George Floyd, Trump expresó su intención de nombrar a 'antifa' como grupo terrorista.
En aquella oportunidad, el director del FBI, Christopher Wray, dijo en una audiencia ante el Congreso que 'antifa' era una ideología, no una organización, y que carecía de la estructura jerárquica que usualmente permitiría esa designación.
¿Qué es antifa?
Efectivamente, 'antifa' -abreviación de la palabra antifascistas- no es una organización centralizada, con miembros, directivos que se reúnan en algún lugar físico o virtual. Se podría definir como un movimiento difuso en el que hay activistas, unos más radicales que otros, cuyo común denominador es la oposición a las ideas que ellos consideran conservadoras de extrema derecha.
Su insurgencia se produjo en oposición a las manifestaciones racistas en Charlottesville, Virginia, en 2017. Luego, algunos identificados por las autoridades como 'antifa', participaron en la ola de manifestaciones callejeras que se produjo tras la muerte de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis en mayo de 2020.
'Antifa' no es un movimiento orgánico con líderes oficiales, más allá de los que encabezan algunos de esos grupos que coinciden en su rechazo al racismo, a valores de extrema derecha y lo que consideran como fascismo. Esa organización difusa del movimiento lo hace un objetivo difícil de manejar para efectos policiales y legales.
Por eso, algunos señalan el peligro de declarar terrorista a ese movimiento o corriente de opinión porque advierten que puede terminar afectando a cualquier grupo que el gobierno de turno acuse (con bases o sin ellas) de tener intenciones o acciones violentas, o cuyas protestas hayan coincidido en el tiempo y el motivo, como ha sucedido con Black Lives Matter (BLM) durante manifestaciones contra el racismo.
El problema para definir el terrorismo nacional
En su sitio web, el FBI define a los grupos terroristas nacionales como aquellos que promueven "el uso ilegal o amenazante de la violencia ... contra personas o propiedades para intimidar o coaccionar a un gobierno, la población civil o cualquier segmento del mismo, en apoyo de la política u objetivos sociales".
'Antifa' es un movimiento nacional y, por tanto, no puede ser incluida en la lista del Departamento de Estado de organizaciones terroristas extranjeras, donde están decenas de grupos, incluidas organizaciones extremistas como el llamado Estado Islámico, Hamas o Al Qaeda.
Esa designación permite al Departamento de Justicia procesar a aquellos grupos nacionales que brindan apoyo material a entidades en esa lista, incluso si ese apoyo no resulta en violencia. Pero no hay un equivalente nacional a esa lista, en parte debido a las amplias protecciones de la Primera Enmienda de las que disfrutan las organizaciones que operan dentro de Estados Unidos.
“En Estados Unidos, expresar creencias extremistas, como la anarquía o la superioridad de la raza blanca, está generalmente protegida por la Primera Enmienda”, indica un reporte del Congreso sobre terrorismo nacional de 2023.
Varias sentencias de la Corte Suprema de Justicia han consagrado que los discursos extremistas, por desagradables que puedan resultar, incluso los que puedan ser considerados "discursos de odio", están protegidos por la Primera Enmienda.
¿Qué leyes se le pueden aplicar a 'antifa'?
“A diferencia del terrorismo internacional, el gobierno federal no dispone de un mecanismo para acusar formalmente a un individuo de terrorista nacional, lo que dificulta (y a veces genera controversia) la clasificación formal de una persona como terrorista nacional (…) el gobierno federal no etiqueta oficialmente a estos movimientos o grupos como tales, lo que dificulta la categorización de la amenaza que representan”, indica ese mismo reporte del Congreso.
El informe advierte que “creer en ideales extremistas o expresarlos, o apoyar públicamente actos de terrorismo, no constituyen una violación de la ley federal”.
La definición legal de terrorismo nacional está en el Título 18 del Código de EEUU y contempla “actos que tengan como objetivo (i) intimidar o coaccionar a la población civil; (ii) influir en la política de un gobierno mediante la intimidación o la coacción; o (iii) afectar la actuación de un gobierno mediante actos de destrucción masiva, asesinato o secuestro; y (C) se desarrollan principalmente dentro de la jurisdicción territorial de los Estados Unidos”.
Eso abarca el uso o la amenaza de fuerza o violencia para promover agendas ideológicas, incluyendo a extremistas violentos motivados por asuntos raciales o étnicos, extremistas antigubernamentales o antiautoritarios (que incluyen a milicianos, anarquistas y extremistas que se consideran ciudadanos soberanos), extremista por los derechos de los animales o el medio ambiente, y extremistas relacionados con el aborto (a favor o en contra).
¿Por qué el terrorismo nacional no es delito federal?
En 2019 se presentó ante el Senado el proyecto de Ley de Prevención del Terrorismo Nacional por parte de un grupo de 21 demócratas que buscaba tipificarlo como delito federal, pero que nunca llegó a votación porque no logró superar las preocupaciones de algunos senadores, precisamente por los posibles efectos en la Primera Enmienda, particularmente entre republicanos, ninguno de los cuales se sumó al proyecto.
Mary McCord, exfiscal, ex jefa interina de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia y actual directora del Instituto de Defensa y Protección Constitucional de la Facultad de Derecho de Georgetown, fue una de las promotoras de ese proyecto, pero hoy piensa que puede ser peligroso tener un instrumento así a disposición del Ejecutivo.
“Sinceramente, me preocupa más, porque esta administración parece muy empeñada en instrumentalizar la ley”, afirmó McCord al sitio especializado Político, destacando cómo el presidente señaló inmediatamente a lo que describe como “izquierda radical” del asesinato de Kirk, cuando aún no había sido capturado el sospechoso ni se podía inferir alguna intencionalidad política.
“Me preocupa mucho cómo podría investigarse y utilizarse un delito federal de este tipo”, dijo McCord.









