Desde su victoria el 8 de noviembre, Donald Trump no se han comportado como anteriores presidentes electos. El próximo presidente ha tenido algunos gestos para apelar a la unidad más parecidos a los de sus predecesores, pero no ha abandonado sus inclinaciones más polémicas en campaña, como la difusión de información falsa, los ataques a la prensa o las amenazas a las empresas o a cualquier crítico.
Lo que Trump ha hecho bien y lo que ha hecho mal como presidente electo
El próximo presidente ha apelado a la unidad y ha mostrado flexibilidad, pero sigue mintiendo y cuestionando la libertad de prensa o la separación de poderes.

Lo normal es lo primero. Lo segundo es raro y en ocasiones cuestiona los principios básicos de la democracia.
LO QUE HA HECHO BIEN
1. El discurso de la victoria
Su intervención la noche electoral fue breve y un ejercicio de modestia que contrastó con su campaña.
Trump tuvo palabras de agradecimiento para Hillary Clinton y apeló a la unidad del país, en la línea habitual de los ganadores. Sorprendido o abrumado por el resultado, Trump no apareció triunfalista y dio señales de que entendía la responsabilidad que se le viene encima con el cargo, especialmente para una persona sin ninguna experiencia de gobierno.
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2. Su relación con Obama
El actual presidente se ha esforzado por ayudar a Trump en la transición con una visita cordial y varias llamadas telefónicas y el candidato electo ha respondido hasta ahora con agradecimiento.
Después de años de insultos y de cuestionar la legitimidad de la elección de Barack Obama, Trump s ólo habla de lo bien que lo está haciendo al ayudarle a comprender los retos más urgentes o qué tipo de perfiles se necesitan para la Administración. Durante un mitin en Louisiana Trump incluso pidió a sus seguidores que callaran cuando empezaron a pitar al actual presidente, algo a lo que estaban acostumbrados en campaña.
3. Su flexibilidad
El presidente Obama repite que Trump no es un ideólogo.
El hecho de que fuera demócrata y luego republicano y no tenga principios fuertes puede ser un riesgo o una oportunidad. Es un riesgo en el sentido de que cualquiera puede influir en el presidente y si se trata de alguien como su consejero Steve Bannon Trump puede defender propuestas anti-semitas, racistas o xenófobas.
Pero el próximo presidente también es alguien que puede demostrar sentido práctico más allá de la defensa de un partido.
De hecho, ya ha dado marcha atrás en algunas de sus ideas: su secretario de Defensa le ha convencido, por ejemplo, de que torturar a los prisioneros no funciona. También ha optado por dejar la cruzada legal que prometía contra Hillary Clinton por haber utilizado un servicio privado de email en lugar del público del Departamento de Estado.
LO QUE HA HECHO MAL
1. Mentir a sabiendas
Trump no ha parado de tuitear, en un tono casi igual de insultante y de irresponsable que cuando era candidato. Su tuit más grave consistió en asegurar que él habría ganado el voto popular si no hubiera sido por “los millones que votaron ilegalmente”.
In addition to winning the Electoral College in a landslide, I won the popular vote if you deduct the millions of people who voted illegally
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 27, 2016
Se trata de una mentira a sabiendas ya que su propia campaña ha reconocido que no tiene ningún indicio de que haya sucedido algo tan grave y que no ha pasado nunca en la historia de Estados Unidos.
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Su vicepresidente, Mike Pence, dijo después que se trataba de una "opinión" y que no había manera de saber si lo que el presidente electo estaba diciendo es una mentira o no.
Entre los escasos casos de fraude en las urnas que se han detectado hasta ahora está el de una mujer que votó dos veces por Trump en Iowa.
Lo más grave que ha pasado en las elecciones presidenciales es la interferencia de Rusia en el proceso electoral a favor de Trump que denunciaron tanto el FBI como la CIA y que ahora siguen investigando.
La mentira de Trump no sólo anima a sus seguidores a vivir en un mundo alternativo, sino que puede ayudar a que las leyes de identificación de votantes o de voto anticipado se restrinjan, lo que perjudica desproporcionadamente a las minorías. Los votantes negros e hispanos son los que tienden a tener menos formas de identificación o menos historial en papel para registrarse y tambíen a votar antes del día de las elecciones.
Trump también miente al decir que su victoria ha sido una de las mayores en el colegio electoral. Ha sido, en realidad, una de las más ajustadas.
La difusión de información falsa puede llevar a la violencia, como demustra el caso del seguidor de Trump que disparó en una pizzería de Washington por una mentira difundida también por miembros del equipo del actual presidente electo.
2. Atacar la Primera Enmienda
El derecho a la libertad de expresión, de prensa y de religión está recogido en la Constitución porque los fundadores entendieron que era una de las bases de la democracia.
Trump ha insultado varias veces al New York Times o la CNN desde su victoria tanto en Twitter como en directo en una reunión en la Torre Trump. En ocasiones, ha difundido información falsa, como la de que las suscripciones del Times estaban bajando (desde su victoria es lo contrario). Su responsable de redes sociales sigue animando a la persecucion de periodistas incómodos.
Trump también ha amenazado con criminalizar la quema de banderas estadounidenses.
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3. Amenazar a las empresas
Las empresas están acostumbradas a negociar con presidentes en caso de crisis y también a escuchar amenazas más o menos veladas.
without retribution or consequence, is WRONG! There will be a tax on our soon to be strong border of 35% for these companies ......
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 4, 2016
Lo que no habían vivido antes es que el elegido para ser el máximo responsable de la Casa Blanca las amenazara en público con “castigos” contra el libre comercio o que las acusara directamente en público utilizando su nombre, como hizo Trump con Boeing utilizando datos sobre costes que el Departamento de Defensa no reconoce.
Boeing is building a brand new 747 Air Force One for future presidents, but costs are out of control, more than $4 billion. Cancel order!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 6, 2016
Trump cuenta con que esto ayude a conseguir mejores tratos, pero es una estrategia arriesgada que produce incertidumbre y cuestiona la seguridad de las reglas en un estado de Derecho.
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4. Cuestionar en público a la CIA
Trump ha cargado en público contra la CIA por cumplir con su trabajo de investigar las interferencias de un país extranjero, en este caso Rusia.
Los espías encontraron pruebas del hackeo de rusos relacionados con el régimen de Vladimir Putin de emails de ambos partidos (aunque Wikileaks sólo publicó los de los demócratas), de infiltración en listas de registro de votantes en al menos dos estados y de difusión de propaganda con información falsa contra Clinton.
Aun así, la Administración Obama fue discreta y al no tener el apoyo de ambos partidos para comunicar sus resultados escondió parte de sus preocupaciones antes de las elecciones.
Sin examinar las evidencias ni esperar a que la CIA haga el informe que ha pedido Obama, Trump ha atacado a la agencia echándole en cara los errores de inteligencia que llevaron a la invasión de Irak en 2003.
Hillary Clinton también atacó al jefe del FBI en campaña por enviar una carta al Congreso justo antes de las elecciones sobre posible información nueva en el caso de los emails y luego retractarse. Pero sus críticas no fueron tan feroces, no cuestionó la labor de toda la agencia y entonces era candidata. No sabemos qué hubiera hecho como presidenta electa.
No hay precedente histórico de un presidente o un presidente electo atacando así a sus espías, como recuerda en este artículo el Wall Street Journal. Richard Nixon, por ejemplo, tenía una mala relación con ellos y sabía que habían estado recogiendo información sobre su campaña, pero nunca se enfrentó a ellos.
El control de la agencia corresponde al Congreso y el presidente no puede interferir en su labor para que sea una agencia con independencia en la búsqueda de información y en su juicio sobre lo que ha conseguido aunque la decisión última de qué hacer con esos datos corresponda al presidente. Cuestionar ese sistema y amenazar a sus integrantes pone en peligro la labor y la independencia de la agencia.
5. Atacar el musical ‘Hamilton’ o el programa 'Saturday Night Live'
En principio, los insultos de Trump contra el musical de Broadway sobre la vida de Alexander Hamilton o contra la imitación que hace de él Alec Baldwin parece lo más inofensivo de lo que ha hecho como presidente electo.
The cast and producers of Hamilton, which I hear is highly overrated, should immediately apologize to Mike Pence for their terrible behavior
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 20, 2016
Sin embargo, también es inquietante en cuanto refleja la falta de autocontrol del próximo presidente de Estados Unidos, su intolerancia a cualquier crítica y su obsesión con asuntos poco relevantes en comparación con la responsabilidad que tiene ahora.
Parece un detalle liviano en comparación con los demás, pero por ejemplo es uno de los argumentos que menciona Christopher Suprun, el elector de Texas y republicano que ha decidido votar contra Trump en la cita del colegio electoral el 19 de diciembre que oficializa el resultado de las elecciones.
“Trump pone mucho empeño para atacar a los comediantes de Saturday Night Live por partidismo. Tuitea noche y día, pero esperó dos días para ofrecer su pésame a la comunidad de la Universidad de Ohio por un ataque ahí”, escribe Supron en el New York Times. “No anima a la desobediencia civil, pero elige avivar el miedo y crear indignación. Esto es inaceptable”
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