¿Qué tienen en común Macy’s y Boeing? Los grandes almacenes y la compañía aeronáutica obsesionan a Donald Trump, han hecho negocios con él, han caído en desgracia a ojos del actual presidente electo tras criticarle y han sufrido la ira del político republicano en Twitter.
De Macy’s a Boeing: las empresas que obsesionan a Trump y que ahora pueden ser sus víctimas
Los ataques de Trump contra compañías suelen responder a motivos personales. En algunos casos pueden tener efectos positivos. Pero los empresarios temen la incertidumbre.

El tuit repentino de Trump contra Boeing este martes llegó después de que su consejero delegado asegurara en una entrevista al Chicago Tribune que la política comercial de Trump puede perjudicar a empresas estadounidenses como la suya.
Boeing is building a brand new 747 Air Force One for future presidents, but costs are out of control, more than $4 billion. Cancel order!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 6, 2016
La furia contra Macy’s, mucho más intensa y sostenida en el tiempo, se produjo cuando en verano de 2015 los grandes almacenes decidieron dejar de vender la línea de ropa de Trump después de que el entonces candidato llamara “violadores” a los inmigrantes mexicanos.
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De corbatas y aviones
En ambos casos, Trump ha reaccionado por un motivo personal. El que más le afectó fue el de Macy’s por lo mucho que jaleaba su negocio antes de la ruptura.
Tras el anuncio de Macy’s, Trump hizo al menos 34 tuits contra los grandes almacenes (los que se encuentran en el buscador fácilmente de Twitter porque escribió el nombre correctamente). En algunos llamaba al boicot (en un tuit pidió uno conjunto de Macy’s y de Univision), en otros presumía de que las ventas estaban bajando gracias a él o simplemente insultaba a la compañía (“terribles hipócritas”, “desleales”). Hasta entonces, era su marca más mencionada para promocionar sus corbatas, camisas o perfumes.
My shirts, ties & cufflinks @Macys have never been better or more beautiful. Great holiday gifts, great price.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 6, 2013
En el caso de Boeing, su propio avión también es de esta compañía y Trump siempre ha tenido opiniones sobre los aparatos y sobre los movimientos de una empresa en la que tenía acciones. Nunca le gustó el nuevo, el 787, y presumía en cambio de su modelo, el 757.
Lithium ion batteries should not be allowed to be used in aircraft. I won't fly on the Boeing 787 Dreamliner - it uses those batteries.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 20, 2014
Un portavoz del equipo de transición aseguró este martes que Trump vendió todas sus acciones el pasado junio. No ofreció ningún documento de prueba y como el presidente electo se ha negado a hacer pública su declaración de impuestos ahora es imposible de comprobar. Pero cuando Trump sea presidente, una ley le obliga a publicar cualquier inversión en acciones que supere los 1,000 dólares.
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La tuit-negociación
Es habitual que en privado los presidentes critiquen a empresas concretas e incluso intenten negociar con ellas directamente en caso de crisis. Pero no que lo hagan en público y mucho menos con ataques sorpresivos en Twitter.
Ahora que Trump va a tener poder como para afectar la vida de esas empresas, esos comentarios pueden tener consecuencias inmediatas, como la caída este martes en Bolsa del fabricante de aviones.
Su presión pública puede tener también un impacto positivo más rápido que con una negociación tradicional.
Así, gracias a la presión de Trump y a 7 millones de dólares en desgravaciones de impuestos, la compañía de aire acondicionado Carrier conservará 800 puestos de trabajo en una planta en Estados Unidos en lugar de llevarlos todos a fábricas en México. El consejero delegado de la empresa propietaria ha reconocido que temía por su negocio, que depende al menos en un 10% de contratos públicos.
En el caso de Boeing, la compañía y el Departamento de Defensa han negado los costes del futuro Air Force One que Trump mencionó en su tuit. El único acuerdo que tiene la empresa para el avión presidencial ahora es de 170 millones de dólares. El portavoz de la Casa Blanca dijo que las cifras utilizadas por Trump “no parecen reflejar la naturaleza del acuerdo financiero entre Boeing y el Departamento de Defensa”.
El único plan que tiene el Departamento es gastar 2,700 millones de dólares en investigación y desarrollo los próximos cinco años, pero todavía no sabe cuánto costaría exactamente el nuevo modelo de avión, que no llegaría hasta 2024.
Pero los ataques preventivos de Trump podrían ayudar al Pentágono si la compañía quiere evitar problemas de imagen y presenta presupuestos más bajos.
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La incertidumbre
Lo peculiar de Trump es que está acostumbrado a comentar a su antojo y no necesariamente por un plan detrás. Como cuando, antes de ser candidato, empezó un debate contra la Coca-Cola light. En ese caso, parece que sus gustos personales salvaron a la compañía de seguir siendo objeto de sus ataques.
The Coca Cola company is not happy with me--that's okay, I'll still keep drinking that garbage.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 16, 2012
También lleva años obsesionado con que Apple tiene que hacer teléfonos con pantallas más grandes y llamó al boicot de la compañía cuando se negó a hackear el teléfono de los terroristas de San Bernardino. Trump utiliza un Samsung para sus tuits.
Sus preferencias pueden cambiar rápido. Google es una empresa que le gusta, pero unos días antes de las elecciones la acusó de “esconder” la carta del FBI al Congreso sobre posible material nuevo sobre el uso de un servidor privado de email por parte de Hillary Clinton (unos días después el FBI dijo que eran emails repetidos o no relevantes).
Wow, Twitter, Google and Facebook are burying the FBI criminal investigation of Clinton. Very dishonest media!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 30, 2016
Las empresas que más ataca Trump en público son las de los medios: CNN, New York Times, Vanity Fair, Rolling Stone, Huffington Post, New York Magazine, New Hampshire Union Leader o Univision han sido objeto habitual de su ira en Twitter (en privado, por ejemplo, alabó al Times cuando fue a ser entrevistado a su sede unas horas después de atacarlo en público).
Algunas de esas empresas están en bolsa, pero en su caso un insulto de Trump puede ser beneficioso. Desde su victoria, ha crecido el ritmo de suscripciones al Times. Hasta diez veces más a la semana.
Pero lo que tienen en común las empresas de cualquier sector es el miedo a la incertidumbre de qué hará Trump cuando llegue a la Casa Blanca dados los pocos detalles que él y su equipo han comunicado sobre sus planes.
Según las respuestas de los clientes de la consultora Oxford Economics, Trump es identificado ahora como el mayor riesgo para la economía global. La mitad de los 180 clientes entrevistados creen ahora que hay más posibilidades que hace tres meses de que se ralentice el crecimiento.
Pero a la vez también creen que Trump puede ser un motivo de lo contrario, de una expansión de Estados Unidos, si cumple su promesa de hacer más gasto público y los republicanos en el Congreso no se lo bloquean como hicieron con Obama.
En el mejor de los escenarios, Trump dejará de tuitear e invertirá en infraestructuras.







