La sombra de Trump marca el destino de las republicanas Marjorie Taylor Greene y Liz Cheney

Liz Cheney fue ratificada en sus puestos de liderazgo dentro del liderazgo del partido republicano en la Cámara Baja a pesar de que apoyó el 'impeachment' contra Donald Trump. Marjorie Taylor Greene, defensora de teorías conspirativas, recibió una condena pero no será sancionada.

Video En un minuto: Republicanos se reúnen para definirse entre las posturas opuestas que representan Taylor Greene y Liz Cheney

La pelea interna en el Partido Republicano entre los fieles al expresidente Donald Trump y lo que se considera como el establishment del Grand Old Party (GOP), el mismo que tuvo en sus filas a Abraham Lincoln, puede contarse si se mira lo ocurrido en dos días y se tiene en cuenta dos nombres: los de las congresistas Marjorie Taylor Greene y Liz Cheney.

Por un lado, el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (de California) se reunió con la congresista Marjorie Taylor Greene, quien representa a Georgia en la Cámara baja desde el pasado 3 de enero y quien fue calificada por Trump como “la próxima estrella” del Partido Republicano.

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Este mismo miércoles, McCarthy “condenó” las afirmaciones de Taylor Greene, quien ha abrazado teorías sin fundamento alguno que señalan que políticos son en realidad defensores de Satanás, que los Clinton derribaron la avioneta de JFK Jr., que los “musulmanes” están tomando el control del país, que los tiroteos en escuelas son “ensayos” y que el avión que se estrelló en el Pentágono el 11 de septiembre nunca existió. Todas estas, afirmaciones sin pruebas.

La congresista también ha dicho que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, es una “traidora” que merece ser ejecutada y en sus redes sociales apoyaba a quienes piden el asesinato de Pelosi, Barack Obama, Hillary Clinton y otros líderes demócratas. El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, calificó de “mentiras locas” sus afirmaciones y un texto distribuido por la oficina de McCarthy señala que sus ideas “no representan al Partido Republicano”. Pero aun así, las condenas se han quedado solo en palabras. La congresista no será sancionada.

La congresista Marjorie Taylor Greene con una mascarilla con la leyenda "Trump won" (Trump ganó) el día que asumió su puesto como representante tras resultar ganadora en las mismas elecciones que el expresidente ha defendido, sin prueba alguna, que se cometió un fraude en su contra.
La congresista Marjorie Taylor Greene con una mascarilla con la leyenda "Trump won" (Trump ganó) el día que asumió su puesto como representante tras resultar ganadora en las mismas elecciones que el expresidente ha defendido, sin prueba alguna, que se cometió un fraude en su contra.
Imagen ERIN SCOTT/POOL/AFP via Getty Images

Por otro lado, los republicanos hoy se reunieron también para votar si se retiraba de sus puestos de poder a Liz Cheney, representante por Wyoming y la tercera persona más poderosa del Partido en la Cámara baja. ¿El motivo? Cheney decidió apoyar el juicio político en contra de Donald Trump, lo que en opinión de dos de sus colegas (Andy Biggs, de Arizona, y Matt Rosendale, de Montana, los dos también fieles a Trump) era razón suficiente para retirarle el liderazgo pues “no representa” los valores de la formación.

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Tras una maratónica sesión, celebrada en el sótano del Centro de Visitantes del Capitolio, Cheney fue finalmente ratificada por sus colegas. La congresista, hija del exvicepresidente Dick Cheney, es uno de los rostros que ejemplifica al llamado establishment republicano o, en otras palabras, lo que el partido era antes de la irrupción de Donald Trump.

"Una reunión familiar"

“Como una reunión familiar”. Así describió la reunión una fuente del Partido Republicano al sitio web The Hill la sesión en la que Cheney mantuvo su puesto tras una votación de 145 a su favor y 61 en contra. Una reunión familiar que no necesariamente significa que fue armoniosa. Hace apenas tres días que entre 60 y 70 de republicanos vinculados con la Administración de George W. Bush (la misma en la que sirvió el padre de Liz Cheney como vicepresidente) anunciaron que abandonaban el partido pues, consideran, ahora gira alrededor de Trump.

“El Partido Republicano al que entré ya no existe. Lo llamaría como un culto a Trump”, dijo a Reuters Jimmy Gurulé, subsecretario del Tesoro para la financiación de inteligencia durante la presidencia de George W. Bush.

Las teorías conspirativas defendidas por Taylor Greene, quien representa un distrito de la zona metropolitana de Atlanta, son algunas de las que inspiraron a los simpatizantes de Trump que tomaron por asalto el Capitolio tras el mitin al que el expresidente convocó el 6 de enero y que tenían el objetivo de interrumpir la certificación de los resultados de la elección del 3 de noviembre.

El presidente Joe Biden y su esposa, la doctora Jill Biden, frente a los restos del oficial Brian Sicknick, fallecido durante el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, en el homenaje que se le rindió en la rotonda de la sede del Poder Legislativo de EEUU.
El presidente Joe Biden y su esposa, la doctora Jill Biden, frente a los restos del oficial Brian Sicknick, fallecido durante el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, en el homenaje que se le rindió en la rotonda de la sede del Poder Legislativo de EEUU.
Imagen ERIN SCHAFF/POOL/AFP via Getty Images

La turba irrumpió en el edificio convencida de que se había cometido un “fraude”, pese a que Trump nunca pudo defender con evidencias tales afirmaciones. El asalto dejó cinco fallecidos, entre ellos el oficial Brian Sicknick, de 42 años, miembro de la policía del Capitolio y quien sucumbió debido a las heridas causadas al intentar detener a la muchedumbre. Taylor Greene ha mantenido la postura defendida por el expresidente, que en los próximos días enfrentará su segundo juicio político en 18 meses y el cuarto en la historia de Estados Unidos.

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El presidente Joe Biden derrotó a Trump en las elecciones de 3 de noviembre por un 6% de diferencia (más de siete millones de votos), la más amplia en 12 años, y obtuvo 306 votos en el Colegio Electoral, por encima de los 270 necesarios para ser presidente de Estados Unidos. Todos los recursos legales puestos por el expresidente fueron rechazados por decenas de tribunales, entre ellos la Corte Suprema, por falta de pruebas.

Justo en los dos días en que el líder de los Republicanos en la Cámara de Representantes tomó la decisión de no sancionar a Taylor Greene y que el partido votó por no retirar de sus puestos a Liz Cheney, el cuerpo de Sicknick recibió un homenaje fúnebre en la rotonda del edificio que murió defendiendo, un honor que solo han recibido otras cuatro personas que no habían sido líderes políticos en Estados Unidos. Sus restos dejaron el Capitolio esta tarde y reposarán en el cementerio de Arlington. La reyerta entre el Partido Republicano, en contraste, parece que no se irá pronto de ahí.