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En fotos: las audiencias del Congreso que han sacudido a EEUU durante el gobierno de Trump
Durante presidencia de Donald Trump, algunos procesos de rutina en el Congreso para confirmar un cargo propuesto por la Casa Blanca o interrogatorios a personalidades vinculadas a investigaciones han sido polémicos y generado importantes reacciones en la opinión estadounidense. Vea aquí algunos de los más relevantes.

James Comey. Luego de ser despedido en por Donald Trump en mayo de 2017, el exdirector del FBI aceptó ser interrogado públicamente. La expectativa de su audiencia ante el comité de inteligencia del Senado se multiplicó cuando se supo que hablaría de la solicitud de lealtad que le habría hecho Trump sobre el escándalo del Rusiagate, la única investigación del FBI por la que se interesaba el presidente, según declaró.
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Según Comey su despido del FBI se hizo para cambiar la marcha de la investigación sobre los lazos entre Moscú y el entorno del presidente. Se negó a calificar directamente los actos de Trump como una "obstrucción a la justicia", pero dijo que fue"perturbadora" la petición del presidente de que dejara de investigar a Michael Flynn, su ex asesor de Seguridad Nacional. Dijo que tuvo que tomar notas de los encuentros con Trump para dejar constancia de lo que considera una interferencia en su trabajo y que la Casa Blanca miente para intentr difamarlo.
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Jeff Sessions . Una semana despues de la comparecencia de Comey, a mediados de junio de 2017, el entonces fiscal general se presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado. Aunque muchos esperaban que esta intervención fuera una respuesta oficial a las revelaciones de Comey, Sessions no aclaró las razones del despido director de FBI. Con las frases “no sé”, “no recuerdo”, “no estaba al tanto,“no que yo sepa” y “no estoy en capacidad de revelar comunicaciones privadas con el presidente”, Sessions evadió a los que buscaban que respondiera directamente a los argumentos de Comey.
Alex Wong/Getty ImagesEra la primera vez que hablaba desde que se inhibió de la investigación del 'Rusiagate' en marzo de ese año, luego de que se conoció que sostuvo reuniones con el embajador ruso en Washington que no informó al Senado en su proceso de aprobación para el cargo de fiscal general. Dijo que estaba ofendido por sospecha de que tras su trayectoria de casi cuatro décadas en la política alguien pensara que él fuera capaz de confabularse con algún factor extranjero para perjudicar el sistema estadounidense, en referencia a la investigación de la interferencia de Rusia en las elecciones del 2016.
Reuters
Gina Haspel. Se presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado en mayo de 2018. La experimentada funcionaria había sido vinculada al uso de torturas en interrogatorios y al ser nominada por Trump para dirigir la CIA su comparecencia para ser aprobada en el cargo generó expectativas. "Mi límite moral es alto. No podría permitir que la CIA retome actividades que yo considere inmoral, aún cuando sean legales. Absolutamente no lo permitiré", aseguró Haspel a los senadores sobre la polémica práctica.
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Algunos activistas entraron a la presentación de Haspel para protestar. "No creo que la tortura funcione", respondió a la incisiva senadora demócrata Kamala Harris, ahora precandidata presidencial demócrata, aunque admitió que con ella obtuvieron "información valiosa" tras los interrogatorios a miembros de la red terrorista al-Qaeda. Finalmente la audiencia duró unas tres horas y la funcionara fue aprobada en el cargo.
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Brett Kavanaugh. Cuando el presidente Trump anunció su nominado para sustituir a Anthony Kennedy en la Corte Suprema, nadie imaginó que lo que vendría sería un proceso sumamente complicado. En la comparecencia del aspirante en el Senado, en septiembre de 2018, se discutió de parcialidad del futuro magistrado hacía los republicanos, de su fidelidad a Trump o la posible reversión de la legalización del aborto. Estos temas prevalecieron hasta que llegaron las acusaciones de conducta sexual inapropiada.
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Kavanaugh fue cuestionado por su idea de que un presidente en ejercicio no debe ser objeto de una investigación civil o criminal, justo ahora que el círculo de Donald Trump es objeto de investigaciones. Reconoció que “nadie está por encima de la ley en nuestro sistema constitucional”, pero no respondió cuando le preguntaron si un presidente puede ser citado en una investigación criminal. Los senadores demócratas cuestionaron su posición sobre el aborto ya que un hipotético voto en contra en el máximo tribunal podría revertir la decisión que en 1973 autorizó el aborto en todo el país.
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Christine Blasey Ford. Todo estaba listo para continuar con el proceso de confirmación de Kavanaugh cuando la senadora demócrata Dianne Feinstein hizo pública la primera acusación de conducta sexual inapropiada por parte de una profesora de la Universidad de Palo Alto, quien había elegido mantenerse en el anonimato. La presencia de la académica en en el proceso de confirmación fue una bomba en la polarizada opinión pública estadounidense.
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Entre protestas a favor y en contra Ford dio su testimonio en sobre la supuesta agresión sexual por parte del nominado por Trump a la Corte Suprema. Una fiscal designada por los senadores republicanos, Rachel Mitchell, se encargó de interpelarla. La doctora lució creíble pese a los esfuerzos de la fiscal de intentar buscar inconsistencias en su historia. Además cuando recordó el incidente que dice haber sufrido, en más de una ocasión se le quebró la voz. Algunos republicanos creyeron su versión, pero argumentaron que probablemente confundió a su agresor.
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"Mi familia y mi nombre ha sido total y permanentemente destruido", aseguró Kavanaugh cuando intervino inmediatamente después de Ford. Dijo que su proceso de confirmación se convirtió en una "desgracia nacional". Con 50 votos a favor y 48 en contra fue confirmado como nuevo magistrado de la Corte Suprema de Justicia.
Se trata de la mínima diferencia obtenida por un magistrado e iguala a Clarence Thomas, quien en 1991 recibió 52 votos a favor y 48 en contra.
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Michael Cohen. A pocas semanas para ingresar a la cárcel en febrero de 2019, el exabogado personal del presidente Donald Trump habló bajo juramento ante un comité del Congreso. Allí dijo que su antiguo jefe ha mentido sobre sus finanzas y sus pagos para silenciar a una actriz porno y acusó a Trump de haber cometido delitos en campaña y en la Casa Blanca. Durante casi 9 horas habló de cómo su antiguo cliente le habría ordenado violar la ley para ocultar negocios o pagos para silenciar a mujeres, y señaló también a los hijos del presidente.
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La copia de un cheque con la firma de Trump que Cohen presentó como prueba, "no tienen que creer en mi palabra. Miren los documentos”, dijo. “Donald Trump es un racista, un estafador y un tramposo”, agregó, en una maratónica sesión compitió en cobertura mediática con el segundo encuentro de Trump con Kim Jong Un, en Vietnam. Después Trump sugirió que la audiencia de Cohen influyó en el fracaso de esa cumbre.
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Robert Mueller. En julio de 2019 el exfiscal especial del 'Rusiagate' testificó ante el comité judicial y el comité de Inteligencia del Congreso. En la esperada comparecencia, a la que se oponía el presidente Trump, Mueller insistió en que no exoneró al presidente de delitos de obstrucción a la justicia. Confirmó lo que había escrito en su informe, que Rusia sí interfirió con las elecciones de 2016 en favor de Trump y que "sí" hay suficiente base legal para investigar la potencial obstrucción de la justicia, pero que un presidente en funciones no puede ser acusado por un delito federal.
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