Una mujer protestaba en Moscú el miércoles. "No a la guerra con Ucrania", se leía en su pancarta. Frente a ella, un policía la grababa con un celular. Ella lo miraba sin miedo mientras su rostro quedaba registrado en esos segundos de video.
Rusos protestan contra la invasión a Ucrania y las autoridades responden con cientos de arrestos
Este jueves las autoridades de Rusia amenazaron con reprimir cualquier protesta "no autorizada" contra la invasión a Ucrania. Dijeron que habría repercusiones judiciales contra los opositores. En el pasado, al gobierno de Vladimir Putin no le ha temblado el pulso para silenciar y frenar a sus detractores. Este jueves van más de 1,000 detenidos.
Como esa mujer de amarillo, más personas estaban —y están ahora— en las calles de varias ciudades. Horas después de ese instante, Rusia bombardeó al menos nueve regiones de Ucrania. La invasión suma al menos 50 muertos entre civiles y soldados. El Kremlin está convencido de que una operación militar era la única salida, así que advirtió —como ha hecho históricamente— que quienes se opongan y alteren el orden público sufrirán represalias.

"Deben estar conscientes de las negativas consecuencias legales de estas acciones, en forma de acusaciones que podrían llevar consigo responsabilidades penales", aseguró el Comité de Investigación ruso en un comunicado. Y no titubearon. No lo han hecho antes. Se escudan en su severa legislación para el control de manifestaciones.
Este jueves, más de mil personas que protestaban contra la invasión de Rusia en Ucrania habían sido detenidas en Moscú y otras 51 ciudades, según el Observatorio Independiente de Derechos Humanos (OVD-INFO). La policía antidisturbios los encaró en las calle y los arrestó.
A pesar de la advertencia de las autoridades, los activistas llamaron por redes sociales a que los manifestantes salieran a las calles. La agencia AFP calculó que unas 2,000 personas se reunieron en la céntrica plaza Pushkin, en Moscú, y que otras mil lo hicieron en San Petersburgo. Gritaban "¡no a la guerra!".
Uno de los detenidos, gritó a la policía mientras era apresado: "¿Contra quién luchas? Detengan a Putin", refiere AFP.
Represión "viciosa y cínica"
La reacción del gobierno ruso no es una novedad. Organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) condenaron en un informe reciente "la cacería de brujas de las autoridades rusas contra civiles, medios y periodistas, grupos políticos opositores y otros críticos" en 2021, cuando el país elegía nuevas autoridades parlamentarias en septiembre.
Para diciembre, la represión escaló en forma de medidas judiciales contra prominentes grupos y personas defensoras de derechos humanos. Un tribunal ordenó el cierre de Memorial, una de las organizaciones más antiguas de Rusia; el conocido abogado Ivan Pavlov tuvo que clausurar su oficina y abandonar el país luego de que las autoridades trataran de inhabilitarlo, le impusieran restricciones a sus actividades y lo incluyeran —junto a otros colegas— en una lista de agentes extranjeros; y el OVD-INFO fue designado también como agente extranjero y las autoridades bloqueron su sitio web.
Y los ataques judiciales también han afectado a medios de comunicación independientes y periodistas, a quienes se les imponen cargos que HRW ha considerado "cuestionables". La consecuencia es un aumento del cierre de medios y más periodistas en el exilio. "El número de organizaciones y personas designadas como 'agentes extranjeros-medios extranjeros' ha aumentado casi ocho veces desde diciembre de 2020. El número de organizaciones incluidas en listas negras como 'indeseables' sigue creciendo, así como el número de casos criminales contra activistas rusos por su presunta relación con esas organizaciones".
Uno de ellos es Andrey Pivovarov, líder del movimiento Open Rusia, que se disolvió por el temor de que sus miembros pudieran ser reprimidos. El 1 de junio de 2021 él fue arrestado por una publicación en redes sociales en la que mencionaba a una de esas organizaciones "indeseables". Enfrenta un juicio criminal. En esa ocasión, las autoridades hicieron redadas en las casas de varios de los colegas de Pivovarov.

"El ataque del Kremlin a la sociedad civil es vicioso y cínico. Ha llegado tan lejos como para acusar la organización más importante de derechos humanos del país de violar tratados internacionales y designar como 'extremistas' a la oposición pacífica y a grupos anticorrupción", condenó Hugh Williamson, director de HRW para Europa y Asia Central.
Prisión y presuntos envenenamientos
En enero de 2021, los servicios penitenciarios de Rusia detuvieron al opositor Alexei Navalny a su llegada al aeropuerto de Moscú. Había pasado meses en Alemania tras haber sido envenenado con un agente químico de fabricación rusa, el Novichok, el mismo que había sido utilizado en Reino Unido en 2018 contra el exespía Sergei Skripal y su hija Yulia.
Por este último caso, dos ciudadanos rusos fueron detenidos y acusados de conspiración para cometer asesinatos. Reino Unido señaló a la inteligencia rusa como responsable.
Pero ellos tres no son los únicos opositores que han sido envenenados por presuntos agentes rusos.
Le pasó, por ejemplo, al coronel Alexander Litvinenko, exagente de la KGB y quien huyó de Rusia a Londres en el año 2000. Murió tres semanas después de caer enfermo tras beber un té en el que se detectó polonio 210 radioactivo. El día que tomó la infusión había estado reunido en un hotel de Londres con dos exespías rusos a quienes consideraba sus amigos. Antes de morir, había revelado a periodistas la existencia de un laboratorio secreto de veneno en Moscú que data de la era soviética. También había acusado a Putin de estar detrás del envenenamiento en 2004 del entonces presidente ucraniano, Viktor Yushchenko. Por esa razón, Litvinenko señaló al Kremlin de ser el responsable de su intoxicación y su posible muerte.
Otro caso fue el de Pyotr Verzilov, miembro de una organización de protesta rusa, quien fue hospitalizado en cuidados intensivos tras un presunto envenenamiento en 2018. Los médicos alemanes que lo atendieron aseguraron que una intoxicación era "altamente plausible". Se recuperó.
A pesar de los señalamientos al Kremlin por el envenenamiento de sus opositores, Putin siempre ha negado ser el responsable.
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