MANAGUA, Nicaragua-. La Justicia de Nicaragua encontró esta semana culpable de “tráfico imprudente de migrantes” a la profesora Nilamar Alemán Mora. Le acusan de ayudar a la congoleña Neohamo Zephirin y a su hija de diez meses a cruzar este país centroamericano de forma clandestina, debido al muro de contención que ha instalado el gobierno de Daniel Ortega ante la oleada de africanos y haitianos que buscan llegar a Estados Unidos.
¿Solidaridad o delito? Una profesora nicaragüense acabó presa por ayudar a una migrante y a su hija
Tras albergar a una migrante congoleña y su hija enferma y acompañarlas a la frontera norte con Honduras, la maestra Nilamar Alemán Mora fue detenida y acusada de tráfico imprudente de migrantes. Ahora se enfrenta a una pena de entre 3 y 5 años de cárcel por lo que sus allegados dicen fue un acto de solidaridad.

El veredicto ha causado indignación entre los familiares de la procesada y defensores de derechos humanos, quienes aseguran que el gobierno sandinista “criminaliza la solidaridad”.
Alemán Mora es la primera víctima del endurecimiento de la política migratoria en Nicaragua, surgida después de que a finales de 2015 ese país decidiera cerrar la frontera de Peñas Blancas, que ese país comparte con Costa Rica, por la llegada de miles de cubanos que trataban de alcanzar EEUU.
Ese episodio llevó además al Ministerio de Relaciones Exteriores a criminalizar a todo aquel que asista a cualquier inmigrante que busque burlar el cerco policial y militar para seguir su travesía.
Y mientras que muchos de los cubanos que se quedaron varados entonces en Centroamérica han conseguido llegar a Estados Unidos gracias a un puente aéreo que Costa Rica, primero, y luego Panamá acordaron con México, los migrantes africanos tuvieron que buscar vías alternativas.
Ese fue el caso de la congoleña Neohamo Zephirin, quien llegó a Peñas Blancas junto a otros 1,400 africanos y haitianos, que desde julio yacen varados en suelo costarricense. Sin embargo, tratan de permear el muro de contención con ayuda de coyotes (traficantes de personas).
La congoleña cruzó hacia Nicaragua junto a un grupo de 51 inmigrantes, quienes fueron abandonados por coyotes en la playa de Peña Rota, ubicada en el municipio turístico de San Juan del Sur, en el sur de Nicaragua y próximo a Peñas Blancas. Neohamo Zephirin viajaba con su hija enferma de pulmonía. Ante el carraspeo y la tos de la menor, los otros migrantes intentaron asfixiarla varias veces por temor a ser descubiertos, por lo que la mujer decidió separarse del grupo.
La madre caminó aproximadamente cinco kilómetros con su hija y encontró la casa de la profesora Alemán Mora, donde pidió ayuda. Allí encontró la compasión de esta docente que la albergó por más de diez días hasta que la pequeña superó la enfermedad.
El 13 de agosto, la maestra de secundaria decidió tomar un bus de transporte colectivo con las migrantes desde San Juan Sur hacia la frontera norte de Nicaragua con Honduras, llamada Las Manos. Recorrieron casi 340 kilómetros, pero fueron detenidas en ese paso fronterizo antes de salir del país. Según la familia de la docente, la mujer se encariñó con la niña y las acompañó por solidaridad.
Pero la policía nicaragüense acusa a la maestra de tratar de ayudar a la migrante a cruzar la frontera con documentación falsa y el subdirector de ese organismo, el comisionado general Francisco Díaz, presentó una cédula de identidad que supuestamente Alemán Mora le suministró a la migrante.
“Nilamar Alemán fue detectada por el trabajo de inteligencia policial (…) la fotografía de la cédula tiene rasgos similares a la migrante”, explicó el jefe policial, quien no presentó un expediente con más pruebas.

Sin embargo, en su declaración anticipada de juicio, Neohamo Zephirin aseguró que fue un coyote quien le vendió el documento de identidad por 600 dólares.
Luis Olivares, amigo y compañero de trabajo de Alemán Mora, le relató a Univision Noticias que antes de albergar a la congoleña, la docente participó en marchas que demandaban al gobierno de Ortega permitir el paso de los africanos y haitianos.
En San Juan del Sur, uno de los municipios emblemáticos del turismo nicaragüense por sus hermosas costas, los migrantes han comenzado a aparecer en las playas cuando son abandonados por los coyotes. Van desorientados, sedientos y hambrientos. Piden ayuda a los lugareños que dispusieron de “casas solidarias” para atenderlos pero, tras la detención de la maestra, el miedo a las detenciones ha aumentado. Ya no atienden a los inmigrantes.
Cambian tipificación de delito
La justicia acusó a la maestra de “tráfico de personas” inicialmente, pero en el juicio realizado este martes surgió otra tipificación: “tráfico imprudente de migrantes”.
La especialista en temas de migración y coordinadora de la organización ‘Nica Migrantes’, Martha Cranshaw, señaló a Univision Noticias que el cambio en la tipificación del delito revela que la justicia “no pudo sostener la acusación inicial”.
“El delito de trata de personas requiere de dos características: el enriquecimiento a partir del traslado, hospedaje y alimentación de migrantes. El otro requisito es que la persona sea parte de una red. No detuvieron a nadie más aparte de la profesora, ni la pudieron vincular a alguna red de tráfico de migrantes, ya sea de Honduras o Costa Rica”, analizó Cranshaw.
El Ministerio Público, por su parte, agregó otras pruebas contra la profesora en la audiencia inicial del juicio: varios billetes y monedas en dólares y córdobas y que le fueron incautadas al momento de su detención.
Todo eso suma 67 dólares, “una cifra ridícula” que no demuestra ningún enriquecimiento ilícito que convierta a la maestra en sospechosa de tráfico de personas, apunta Gonzalo Carrión, Director Jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH).
Además, para Carrión, el hecho de que el juicio contra Alemán Mora fuera realizado en la ciudad de Ocotal, fronteriza con Honduras y lejos de la jurisdicción que le corresponde a la acusada, constituye “una irregularidad y violación al debido proceso”. “Aunque la ley determina que era un juicio oral y público, fue celebrado a puertas cerradas. No hubo presencia ni de los familiares ni medios de comunicación. Fue como si no tuvieran pruebas, y el juez no quería que nadie fiscalizara eso”, agregó.
Una reconocida militante sandinista
Alemán Mora impartía clases en el instituto público de San Juan del Sur. Es una profesora muy querida entre los alumnos. Junto a su compañero Olivares trabajaba en la alcaldía de San Juan del Sur reconstruyendo la historia de esta localidad pesquera. Además, es una reconocida militante del partido Frente Sandinista, que ahora gobierna Nicaragua.

Oliver Alemán Mora, hermano de la profesora, le relató a Univisión Noticias que durante la Revolución Sandinista en los años 80 del siglo pasado, la docente se destacó en la Cruzada Nacional de Alfabetización, y que participaba en actividades partidarias.
Pero cuando el gobierno decidió cerrarle la frontera a los migrantes africanos y haitianos, comenzó a contravenir la postura oficial y organizó y participó en protestas pacíficas. Dentro del Frente Sandinista es usual que los militantes “sean purgados” si contradicen las decisiones de Ortega y su esposa Rosario Murillo, candidata a la vicepresidencia junto a Ortega para las elecciones de noviembre próximo.
Por eso, la familia considera que se trata de un castigo político: “Ella está siendo sacrificada, usada por el partido, porque ha sido una buena militante. Pero como ahora se ha apartado y criticado las malas actuaciones, al partido no le gusta”, afirmó el hermano de Alemán Mora.
¿Cristiano, socialista y solidario?
El lema oficial del gobierno de Ortega es “cristiano, socialista y solidario”. En cada pancarta y discurso se repite como muletilla. Sin embargo, para Oliver Alemán Mora “es una frase que le queda demasiado grande al gobierno”.

“El pueblo de Nicaragua sí es cristiano, socialista y solidario, porque damos atención a cualquier inmigrante que venga. Le damos comida, techo y lo vestimos”, dijo el hermano de la profesora.
En ese sentido, la presidenta de Nica Migra catalogó la decisión del gobierno sandinista de erigir un muro de contención en la frontera “como hipócrita”. Mientras se queja por las deportaciones de migrantes de ese país por parte de Estados Unidos, “a diario regresa hacia Costa Rica bajo la forma de ‘retorno no voluntario’ a los haitianos y africanos”, contrastó la especialista.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calcula que cerca del 10% de la población nicaragüense es migrante. Los principales países de destino son Estados Unidos y Costa Rica, pero también Panamá, El Salvador y España.
Los defensores de derechos humanos de Nicaragua critican el doble rasero del presidente Ortega con el tema migratorio: mientras elogia, por ejemplo, “la política de inmigración y puertas abiertas” de la canciller alemana Ángela Merkel con los refugiados de Oriente Medio, el líder sandinista practica todo lo contrario en su país, opinan los expertos.
El punto más álgido de ese contraste se notó a principios de agosto en Nicaragua. Diez haitianos murieron ahogados tras intentar cruzar el Río Sapoá, cerca de la frontera con Costa Rica, cuando buscaban sortear el cordón policial y militar. La foto de los cadáveres en las costas del Lago Cocibolca recordaba a otra fotografía: la de Aylan, el niño kurdo ahogado en una playa de Turquía.
El Comité de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de Protección de los Derechos de los Trabajadores Migrantes demandó el 14 de septiembre al Estado de Nicaragua investigar la muerte de los haitianos. También señaló “que está profundamente preocupada por los informes recientes del uso de la fuerza por la policía nicaragüense y las fuerzas de seguridad militares en el manejo de miles de inmigrantes”.
“Eso demuestra que no hemos entendido que el problema migratorio mundial tiene unas magnitudes gigantescas como nunca antes en la historia”, reprendió Cranshaw. La experta ilustra “la magnitud” con una cifra: como que si nueve de cada diez norteamericanos decidieran salir de Estados Unidos. “Un problema así no puede ser abordado exclusivamente con medidas de protección de frontera”, recomendó.
La justicia nicaragüense programó para el 5 de octubre la lectura de la sentencia contra la profesora Alemán Mora. Puede ser obligada a cumplir una condena de entre 3 a 5 años. “Pero no lo vamos a aceptar, tiene que quedar libre. Si no, paralizamos San Juan del Sur”, advirtieron sus familiares.
















