"Me quieren matar”: la tragedia de una viuda deportada y enferma que no puede regresar a su pueblo

Regina González huyó de su pueblo en Guerrero porque la amenazaron los presuntos asesinos de su esposo. Pidió asilo al gobierno de Estados Unidos, pero su caso terminó en una orden de deportación, la cual se ejecutó a finales de abril. En México está buscando que atiendan su anemia aguda.

Regina González y sus hijas pequeñas fueron deportadas a México a finales de abril, tras ser detenidas por un policía en una carretera del sur de California. Ahora están en Tijuana.
Regina González y sus hijas pequeñas fueron deportadas a México a finales de abril, tras ser detenidas por un policía en una carretera del sur de California. Ahora están en Tijuana.
Imagen Cortesía Regina González

A Regina González le ha llovido sobre mojado. Tras peregrinar en las casas de familiares y conocidos en Estados Unidos por varios meses, esta viuda que huyo de la violencia en México y está gravemente enferma, fue deportada a su país. Ahora está en la ciudad fronteriza de Tijuana y sin recibir atención médica.

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“Íbamos a Atlanta, allá me iban a ayudar con un lugar donde vivir. Y en el camino nos agarró la Policía y después hablaron a Migración”, contó González, de 28 años y madre de dos niñas pequeñas.

A las tres las detuvieron en una carretera de San Diego, California, la noche del pasado 25 de abril y horas después, ya en la madrugada del 26, las deportaron a San Luis Río Colorado, Sonora. Univision Noticias habló por primera vez con esta mujer a finales de marzo, cuando estaba en Virginia, pero después se le perdió el rastro debido a su precaria situación económica.

De Virginia ella viajó al sur de California y pensaba desplazarse al estado de Georgia, donde unos conocidos le ofrecieron quedarse en su casa. Regina González no puede trabajar debido a una anemia aguda que sigue minando su salud.

Ella afirma que un policía en San Diego detuvo el auto en el que viajaba con sus hijas y, que al verificar que tenía una orden de deportación pendiente, llamó al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). De confirmarse, esto sería una violación a las leyes santuario de California.

La mujer no identificó el departamento al que pertenece dicho oficial y ICE no ha proporcionado a este medio más información sobre el caso.

Las hijas de Regina González: Angélica Roxana, de ocho años, y Brinny, de cuatro.
Las hijas de Regina González: Angélica Roxana, de ocho años, y Brinny, de cuatro.
Imagen Cortesía Regina González

Regina lleva más de un mes en la casa de un familiar en Tijuana y no ha recibido un solo tratamiento médico. “Yo quiero regresar a Estados Unidos. Allá estaba bien. Me ponían sangre cada tres meses y me daban gratis el medicamento”, dijo ella.

Esta mujer huyó de su comunidad, Cuajinicuilapa, en el estado de Guerrero, porque la amenazaron quienes supuestamente secuestraron, torturaron y mataron a su esposo en marzo de 2019.


Abandonó su tierra con sus hijas, de 8 y 4 años, y llegó hasta Tijuana, donde ella trabajó unos meses en una fábrica de cajas. En junio de ese año pidió asilo a EEUU, mostrando como evidencia una copia de la investigación policial en Guerrero, la cual indica que el cadáver de su esposo tenía huellas de tortura, le faltaban dientes por recibir golpes y que en el crimen se usó una cuerda.

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Al pasar la entrevista de miedo creíble, Regina y sus hijas llegaron al hogar de una cuñada en San Bernardino, California. Pero en esa ciudad la mala alimentación le pasó factura y terminó en un hospital por una anemia aguda. A finales del año pasado, se fueron a Carolina del Norte, donde otra hermana las recibió por un tiempo y luego llegaron a una casa móvil en Virginia.

Por estos cambios de domicilio no acudió a sus audiencias en una corte de Migración, perdió su caso de asilo y terminó con una orden de deportación. ICE la ejecutó a finales de abril.

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“Esto representa la tragedia humana que están viviendo los mexicanos que huyen de la violencia, que vienen a refugiarse en este país y aquí no hay instituciones que puedan ayudarlos”, lamentó el activista Francisco Moreno, quien durante varios meses estuvo ayudando de distintas maneras a esta madre.

“Regina sale deportada y en una situación peor. Vuelve a caer en lo mismo, porque desgraciadamente le han negado la ayuda tanto el gobierno estadounidense, como el mexicano”, agregó.

Regina piensa quedarse en Tijuana un tiempo, mientras resuelve cómo recibirá cuidados médicos. Lo peor es que llega a una de las ciudades más golpeadas por el brote del coronavirus en México y que, a la vez, es la tercera localidad más violenta de ese país.

“Yo a mi pueblo no puedo ir, por la muerte de mi esposo. A mí también me quieren matar”, advierte.