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La caravana de migrantes pone en evidencia el "éxodo silencioso" de los refugiados centroamericanos que huyen hacia EEUU

Expertos advierten que la corrupción de los gobiernos, la pobreza extrema, la falta de empleos, el elevado costo de los insumos básicos, la carencia de viviendas, la inseguridad, las maras y el cambio climático generaron una “tormenta perfecta”.
21 Oct 2018 – 07:31 PM EDT
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La caravana de migrantes que arrancó el 13 de octubre en San Pedro Sula, Honduras, no se trata de un fenómeno nuevo, ni tampoco será el último, advierten expertos. “Es sólo el principio de lo que está por venir”, dice a Univision Noticias la antropóloga Amelia Frank-Vitale. “La caravana es la expresión de un fenómeno social, pero el éxodo de hondureños no inicia con esta marcha ni con la llamada crisis del año 2014. Lleva años”, advierte.

Frank-Vitale dice además que “el fenómeno de 2014 (durante el gobierno de Barack Obama) como el actual, son momentos de explosión que vuelven visibles cosas que ya estaban pasando sin llamar la atención”, y la marcha de los migrantes que ahora estamos viendo “es más bien una consolidación de procesos sociales que tienen mucho tiempo en formarse” y de los que muchos estaban advertidos.

La investigadora, quien realiza un doctorado en el Departamento de Antropología en el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de la Universidad de Michigan, dijo además que “desde que recibió tanta atención mediática la caravana anterior (registrada entre marzo y abril de este año) han habido muchas personas en Honduras hablando de formar otras caravanas, preguntando cuándo saldrá la siguiente” para entonces sumarse a una caminata más visible, segura y con mayores posibilidades de encontrar un lugar menos pobre, sin violencia y con trabajo.

Marcha sin cabeza

El gobierno de Honduras trata de identificar a los responsables de la marcha que salió de San Pedro Sula el 13 de octubre y busca responsabilizar del movimiento a la oposición encabezada por el Partido Libre, del expresidente Manuel Zelaya y algunos dirigentes de la oposición. La antropóloga Frank-Vitale reitera que “la caravana de la semana pasada consolida procesos sociales que tienen mucho tiempo formándose. Nadie los ha organizado; es un proceso orgánico. Y ahora, a pesar de la represión en México, las amenazas de Donald Trump y el hecho de que Honduras está cerrando su propia frontera, hay nuevas olas de caravanas organizándose acá en Honduras en estos momentos”.

“Son momentos de explosión que hacen visible cosas que ya estaban ocurriendo sin llamar la atención. La migración hondureña no ha parado. Hubo un pequeño descenso después de la elección de Trump en noviembre de 2016, pero fue breve y mínimo. En realidad, la política migratoria de Trump hoy en día no los detiene. Pero desde mucho antes la gente sabía que, por lo general, no iba a ser bienvenida en Estados Unidos. Pese a ello, la gente se va porque las opciones de vida ahí son cada vez menos”.

“El costo de vida en Honduras es sorprendentemente alto. Los salarios son muy bajos y el empleo escasea. Para la gente joven, pobre y urbana, no hay forma de vivir, mucho menos vivir bien. Están estigmatizados por la sociedad, criminalizados por el gobierno. No hay suficiente empleo para la mano de obra que existe. Y los pocos empleos disponibles, si uno viene de una colonia (barrio o zona) conocida como lugar conflictivo, ni te consideran para el puesto”, agrega.

Clima de zozobra

La crisis de 2014 mencionada por Frank-Vitale fue advertida en 2013 en un informe entregado a la ONU por un grupo encabezado por Elizabeth Kennedy, una investigadora de la Universidad de California. Pero el reporte no fue atendido, ni en ese tiempo ni ahora, cuando nuevamente ocurre una explosión de refugiados que huyen en busca de asilo en Estados Unidos.

“En las zonas más pobladas de San Pedro Sula los jóvenes tienen que lidiar con las reglas internas de las maras y pandillas, y a la vez, tienen que protegerse de la persecución policiaca que sufren las personas jóvenes de zonas conflictivas”, explica la investigadora. “Hay muy poco acceso a la educación para la gente sin recursos. Un ejemplo: para inscribirse en el colegio (secundario) uno tiene que ir a formarse en una fila desde la noche anterior, durmiendo en la acera para alcanzar cupo. Si llega tarde y no hay espacio, ni modo, tiene que esperar hasta el año siguiente”.

Frank-Vitale también explica que “hay ciertas zonas donde el único colegio público está ubicado en una zona controlada por una mara (pandilla). Los jóvenes que viven en colonias (barrios) controlados por una mara contraria no pueden ir al colegio sin arriesgar la vida. Entonces, muchos no pueden seguir estudiando”, precisa.

Ante tal escenario, la investigadora advierte que “no se puede esperar a que la gente de Honduras y del resto de Centroamérica se queden en un lugar dónde la vida es tan precaria. Siempre saldrán en búsqueda de seguridad, de posibilidades de dar de comer a sus hijos, de poder dormir sin miedo”.

Los guatemaltecos encabezan lista de refugiados

Un reciente reporte de la Oficina de Aduana y Protección Fronteriza (CBP) reveló que en el año fiscal 2017 un total de 42,757 guatemaltecos fueron detenidos o arrestados en la frontera con México, siendo ese país quien encabeza la lista de refugiados y no Honduras. ¿A que se debe el incremento?

"Hay dos lecturas”, dice Marco Cerezo Blandón, director ejecutivo de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (FUNDAECO), en la Ciudad de Guatemala. “La lectura más superficial es que se trata de refugiados económicos que provienen de países cuyas economías están colapsadas. Y son tan desiguales que no crean oportunidades para los más desfavorecidos y pobres”.

“También hay refugiados de la violencia, como en el caso de Guatemala. Aquí pasaron de ocurrir 21 a 45 asesinatos por cada 100,000 habitantes, una cifra alta, pero en Honduras se registran 80 por cada 100,000. El panorama es mucho más grave”, agrega el experto.


En cuando a la segunda lectura, “más profunda, es que se trata de refugiados ecológicos o ambientales que, están saliendo de zonas rurales en las que la agricultura de subsistencia se ha hecho inviable por el cambio climático”, dice Cerezo.

El ambientalista –y excandidato a la presidencia de Guatemala– explicó que, “en los últimos 10 años hemos tenido cuatro sequías y tres años de lluvias intensas y huracanes que han causado muchos daños en zonas agrícolas”. Y agrega: “Los resultados son graves. Los agricultores pierden cosechas, viene la hambruna, las familias emigran a ciudades más grandes, intermedias, donde no encuentran oportunidades y deciden irse a las capitales, pero ahí se enfrentan a la violencia de las maras y al desempleo”.

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Futuro desolador

Cerezo puntualiza que el cambio climático, un fenómeno mundial que Trump desestima, “incrementa la inseguridad alimentaria, la falta de agua y las cosechas. Estamos viendo que los agricultores están hipotecando terrenos a usureros y con ese dinero le están pagando al coyote para que los lleve a Estados Unidos. Pero si los arrestan y los deportan, regresan al país más pobres que cuando se fueron. Se trata de un problema social de inmensas proporciones”.

“Si Trump no creía en el cambio climático, la migración de refugiados que tanto le preocupa es otra manifestación de que sí existe”, agregó.

Respecto a la caravana de migrantes, Cerezo dice que “ la marcha creó una oportunidad para que la gente migrara sin tener que pagar a un coyote y en condiciones de mayor seguridad. La caravana le ahorra a la gente entre $5,000 y $10,000 y, además, los refugiados se protegen en los números, no abusan de ellos”.

“En vez de un flujo silencioso e invisible, que ocurría en forma discreta, ahora es un flujo acumulado. Y creo que la organización de caravanas de la que se está hablando, es un acto político que está ocurriendo con un fenómeno que lleva tiempo. Pero debemos tener en cuenta que el cambio climático extremo como el que está golpeando a nuestros países destruye casas, trabajos, campos e incrementa dramáticamente la migración”.

La tormenta perfecta

Si a la corrupción de los gobiernos, la pobreza extrema, la falta de empleos, el elevado costo de los insumos básicos, la carencia de viviendas, la inseguridad, las maras se le agrega el cambio climático, “estamos en presencia de la tormenta perfecta que ha desatado el éxodo de migrantes hacia Estados Unidos”, dice Cerezo.

“Los cambios los estamos viendo en los últimos 15 años por lo menos. Y desde entonces el flujo migratorio ha sido constante”, agrega.

“Los campesinos no reciben asistencia ni incentivos por parte de los gobiernos, no hacen inversiones productivas. A esto se suma que existe una desaceleración económica porque la crisis ha reducido las inversiones publica y privada. Y también no debemos olvidar la presencia del crimen organizado. No quiero imaginarme qué ocurriría si, por ejemplo, en estos momentos un huracán golpea Honduras. Si ahora salen miles, imagínese cuántos más lo harían entonces”.

“Pero hay otro tema al que debemos ponerle atención”, dice el ambientalista. “La extorsión de las maras. Conforme se fortalece la represión de la policía, las pandillas están extorsionando a los trabajadores, a los campesinos, a la señora de las tortillas, a los más pequeños y vulnerables de la sociedad. Y si la gente huye de sus pueblos y cae en manos de las maras, entonces ya no tienen más que hacer en su país y huyen”.

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Animación: Un hijo muerto, otro amenazado por las maras: el drama de un padre huyendo de la violencia en Centroamérica

“Solo nos queda esperar que los refugiados sean tratados con criterios humanos”, dice Cerezo. “Son víctimas de situaciones fuera de su control. El temor es que, con las advertencias del gobierno de Estados Unidos, de no dejarlos entrar y deportarlos, se instalen campamentos en la frontera con México como los sirios en Europa”.

“Estados Unidos es una nación próspera con una economía en alza y necesita trabajadores. Pero con Trump no se puede esperar mucho. Lo único cierto en todo esto es que el éxodo se va a incrementar. El cambio climático seguirá avanzando, la agricultura de subsistencia en toda América Latina se va a volver inviable en todo el Continente. Habrá más migraciones internas hacia las ciudades que se llenarán de cordones de miseria, y luego, cuando ya no les quede esperanza, se marcharán al norte en gigantescas migraciones”, concluyó.

Nota: al término de esta nota, el presidente Donald Trump volvió a amenazar a los refugiados centroamericanos a través de su cuenta en la red social Twitter. Escribió: "Se están haciendo todos los esfuerzos posibles para evitar que el ataque de 'extranjeros ilegales' crucen nuestra frontera sur. Las personas deben solicitar asilo en México primero, y si no lo hacen, los Estados Unidos los rechazarán. ¡Los tribunales están pidiendo a los Estados Unidos que hagan cosas que no son factibles!"

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