¿Es posible erradicar la violencia en los estadios de fútbol como la ocurrida durante el partido Querétaro contra Atlas del fútbol mexicano? Algunas lamentables experiencias ocurridas en otras ligas del mundo indican que sí.
Violencia en el fútbol mexicano: ¿qué hicieron otras ligas para evitar agresiones en los estadios?
Dos tragedias, ocurridas en el fútbol de Europa en el pasado, muestran las terribles consecuencias que tiene el mal manejo de la seguridad en las gradas de los estadios; pero, también, la forma en que se pueden implementar estrategias para prevenir hechos como los ocurridos el fin de semana en el partido Querétaro-Atlas.

El pasado sábado, el partido que jugaban los 'Gallos Blancos' del Querétaro contra los 'Zorros' del Atlas fue detenido al minuto 62. Una buena parte del público, niños, ancianos y mujeres incluidos, había descendido al campo del estadio Corregidora huyendo de una serie de riñas que se originaron en las gradas.
Durante minutos, la violencia que se desató fue televisada por la cadena que transmitía el encuentro en vivo. Posteriormente, varios asistentes captaron con sus teléfonos celulares las grescas que se multiplicaron por todo el inmueble sin que los equipos de seguridad privada o las autoridades municipales hicieran algo al respecto.
Por la noche, se informó que el saldo oficial era de 26 personas heridas, entre ellas varias de gravedad. A varios días del terrible acontecimiento, la pregunta que muchos aficionados y la opinión pública en México se hacen es si es posible acabar con la violencia en los estadios. Varios son los episodios similares muestran que sí.
La tragedia de Heysel (1985)

El 29 de mayo de 1985 fue el día en que tuvo lugar uno de los actos de violencia más grande que se tenga memoria durante un partido de fútbol. Ese día, en la ciudad de Bruselas, Bélgica, se llevó a cabo la final de la copa europea entre los equipos Liverpool, de Inglaterra, y la Juventus, de Italia.
Miles de aficionados de esos dos equipos se dieron cita en el estadio de Heysel. Los fanáticos, según han recordado algunos asistentes a aquel encuentro, fueron colocados sin mayor separación más que unas endebles rejas y mezclados en zonas neutrales sin mayor vigilancia más que un pequeño grupo de policías.
La primera disputa se inició antes de que comenzara el juego cuando un grupo de hinchas del Liverpool le pidió a los policías que hicieran algo para separar a los aficionados. Según testigos, uno de los oficiales intentó golpear a uno de los hooligans, quien tomó el tolete y lo golpeó. El uniformado salió corriendo a resguardarse. Sin embargo, la mecha de la violencia estaba ya encendida.
Lo que siguió fue que la gente que no estaba inmiscuida en las riñas intentó alejarse de ellas, por lo que descendieron a la parte baja de las gradas que limitaban con una reja que impedía el paso al campo de juego. Fue ahí donde decenas de personas sufrieron asfixia tras la estampida.
El saldo de aquel día fue trágico, 39 muertos y más de 600 heridos. Para sorpresa de los asistentes, los directivos de la federación europea de fútbol (UEFA) decidieron disputar el partido entre ambos clubes europeos por miedo a que se desatara más violencia.

Consecuencias
Los clubes ingleses recibieron una sanción de cinco años para participar en torneos europeos y el Liverpool fue penalizado con seis años.
Aquel partido en el estadio de Heysel fue fundamental para cambiar los estándares de seguridad en los estadios alrededor de Europa. El primero fue el retiro de las vallas de seguridad en las canchas.
Otro fue que únicamente los estadios calificados como "categoría 4" podían albergar finales de competiciones europeas. Adicionalmente se establecieron medidas para que los fanáticos de ambos equipos estuvieran separados por cordones de seguridad.
Actualmente, en los estadios de Bélgica los aficionados visitantes tienen prohibido portar cualquier indumentaria de su equipo en el estadio local al ser considerada una forma de alentar a la violencia.
La tragedia de Hillsborough (1989)

A pesar de las medidas supuestamente establecidas y adoptadas en Europa, cuatro años más tarde otra tragedia de dimensiones mayores tendría lugar, esta vez en Inglaterra.
Aquel 15 de abril de 1989, en la ciudad de Sheffield, 96 asistentes murieron aplastados por la multitud que presenció la semifinal de la Copa de Inglaterra disputada entre el Liverpool y el Nottingham Forest en el estadio de Hillsborough con capacidad para 54,000 personas.
Según las investigaciones, la presencia de vallas que impedían el paso de hooligans a la cancha fue la razón de la tragedia.
Los encargados de la logística del estadio solicitaron a los fanáticos presentarse 20 minutos antes para ingresar al estadio. Luego, los mismos organizadores permitieron el acceso a más aficionados de lo debido en la zona —entonces existente— de gradas de pie. Aquel exceso de público empujó a las personas que habían ingresado más temprano contra las vallas de seguridad.
Con el juego ya iniciado, la gente comenzó a verse comprimida hasta que decenas sufrieron asfixia mientras otro tanto saltaba las rejas hacia el campo de juego. El partido se suspendió, esta vez sí, pasado el minuto 15.
El juez británico Peter Murray Taylor publicó en su momento un reporte en el que señaló a la policía como el primer responsable del hecho y desestimó la acusación sobre el desorden de los hinchas del Liverpool.
No obstante, el gobierno de la entonces primer ministra Margaret Thatcher decretó el llamado Football Spectators Act (Ley del hincha), con el cual se imponían serias sanciones a los aficionados que causaran destrozos o problemas de violencia.

Consecuencias
En los estadios ingleses se eliminaron las vallas de seguridad entre gradas y canchas. Se estableció que todos los asistentes deberían estar sentados en el lugar que les corresponde, con lo que se terminó con las tribunas para gente de pie. Además, se regularizó la venta de alcohol, en algunos casos se prohibió por completo dentro del estadio.
Otras medidas incluyeron que los aficionados deben tener un carnet que los identifique plenamente para ingresar al estadio y cámaras de seguridad que monitorean el comportamiento al interior.
En ligas como la argentina, que también ha sufrido severos problemas de violencia en las gradas, existen sanciones como el veto completo del estadio y prisión a quienes causen peleas al interior.
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