SAN FRANCISCO, California. – El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó la ciudadanía mexicana de Mario González, el joven de 26 años que murió en custodia de oficiales de Alameda que presionaron su cuerpo contra el suelo durante cinco minutos.
Consulado confirma que Mario González era mexicano y condena su muerte a manos de la Policía
El gobierno de México condenó “enérgicamente el uso excesivo de fuerza” en la muerte de Mario González a manos de la Policía de Alameda y les pidió a las autoridades locales informes sobre las investigaciones sobre el caso.
A través de un boletín de prensa del Consulado General de México en San Francisco, el gobierno de ese país condenó “enérgicamente el uso excesivo de fuerza” y les pidió a las autoridades locales informes sobre las investigaciones en torno a la muerte de Mario el pasado 19 de abril.
“El Consulado General se encuentra en contacto con la madre del fallecido y ha ofrecido la asistencia consular necesaria”, se lee en el comunicado de prensa.
González perdió la vida cuando tres policías identificados como Eric McKinley, Cameron Leahy y James Fisher presionaron sus rodillas y codos contra su espalda durante un intento de arresto tras responder a la llamada de un residente de Alameda reportando a un hombre presuntamente intoxicado en un parque de la ciudad.
Julia Sherwin, abogada de derechos civiles en Oakland, dijo que la detención de Mario fue injustificada y alista a nombre de la familia una demanda civil de homicidio por negligencia y uso excesivo de fuerza contra la ciudad, el Departamento de Policía y los tres oficiales involucrados.
“La ciudad es responsable por la conducta, el pésimo entrenamiento y la supervisión de sus oficiales. Así que será (la demanda) en contra de la municipalidad y los tres oficiales. Queremos ver los resultados de la autopsia y los exámenes de toxicología del condado de Alameda para ver qué dice su médico forense sobre la causa de muerte de Mario”, comentó la abogada.
Lo que sabemos del caso
Las grabaciones que divulgó el Departamento de Policía revelan que Mario González no estaba armado ni actuaba de manera violenta cuando fue contactado por los oficiales.
Incluso, en las llamadas al 911 que provocaron la respuesta de los uniformados se escucha al residente que lo reportó decir que “no está haciendo nada malo, pero a mi esposa le dio miedo”.
“Es importante tener presente que los oficiales no tenían autoridad legal para esposar a Mario. Así que desde el principio estaban incurriendo en uso excesivo de fuerza. No tenían ninguna causa probable legal para pensar que él había cometido un delito. Pensaron que pudo haber robado botellas de licor de un Walgreens, pero tampoco tenían causa probable para arrestarlo por eso”, indicó Sherwin.
Expertos y activistas que han visto los videos de su muerte coinciden en que la maniobra utilizada por los oficiales no fue la adecuada dadas las condiciones de sobrepeso y posible intoxicación de González.
“Es un caso como lo que pasó con George Floyd o con Nate Greer aquí en Hayward. Es un caso de lo que se llama positional asphyxia. Una asfixia que se lleva a cabo por la presión que le ponen en la espalda a una persona cuando está sobre su estómago”, dijo el abogado Fulvio Cajina en entrevista con Noticias Univision 14.
Además, como ocurrió en el homicidio de George Floyd, la Policía inicialmente calificó la muerte de Mario como una “emergencia médica” consecuencia de “una riña” con los oficiales que intentaban esposarlo, sin embargo, los videos muestran que dicha riña nunca existió y que el mexicano perdió el pulso mientras los policías presionaban su cuerpo contra el suelo.
“En este caso la ciudad de Alameda emitió un comunicado diciendo que Mario tuvo una riña con los oficiales y después sufrió una emergencia médica por la que tuvo que ser llevado al hospital, donde murió. Cualquier persona que vea el video puede ver que Mario murió con su cabeza en la tierra en la calle Oak”, denunció Sherwin.
Tragedias que se pueden prevenir
La familia de Mario González busca ir más allá de la exigencia de justicia por la muerte del joven y trabaja con organizaciones para recordar la imperante necesidad de implementar programas de respuesta a crisis de salud mental que no involucren a la Policía.
“Esta tragedia se pudo haber prevenido de forma muy sencilla. No necesitamos a policías armados llegando a lidiar con una persona tranquilamente sentada en un parque. Si un programa de respuesta a crisis encabezado por civiles estuviera en funcionamiento, Mario aún estaría con su familia”, señaló Cat Brook, de la organización Anti Police-Terror Project en Oakland.
Los llamados de los activistas para recortar los presupuestos de los departamentos de Policía buscan responder precisamente a este problema: quitarles peso a los oficiales e invertir ese dinero en entrenar a profesionales civiles que respondan a situaciones de crisis mentales o no violentas con el potencial que salirse de control con la presencia de un agente armado.
Para Eugene O’Donnell, un exoficial de Nueva York y profesor de estudios policíacos en el Colegio de Justicia Criminal John Jay, le dijo a la Prensa Asociada que en casos como las muertes de Mario González y George Floy “lo que está en juego (para la Policía) es mínimo”.
Simplemente, señaló, se trata de reevaluar si deben ser “consejeros” en lugar de uniformados los encargados de lidiar con personas intoxicadas o sufriendo una crisis de salud mental. O’Donnell considera que lo ocurrido en Alameda fue un caso en el que Policía “tiene que responder a problemas que no deberían ser sus problemas”.
El Anti Police-Terror Project asegura que el asunto también está en manos de la ciudadanía.
“Tu trabajo de aquí hasta junio, sin importar en qué ciudad vives, es asegurarte de que tu alcalde y el concejal de tu distrito sepan que quieres que el dinero de tus impuestos sea gastado en nuestra agenda, la cual incluye inyectar más fondos, reestablecer y reimaginar la seguridad pública”, señaló Brooks.





















