Xiomara González-Govea

José Abreu es un inmigrante cubano que llegó a Miami cuando tenía 19 años. En julio de 2024 disfrutaba de la playa junto a sus dos hijos y un amigo, pero fue atacado por un tiburón. El hombre sufrió mordeduras en el pecho, la espalda y por poco pierde una de sus piernas. Estuvo 11 días hospitalizado y duró más de un mes sin poder caminar ni trabajar. Te puede interesar: Niña de 9 años es atacada por un tiburón en Florida: por poco pierde su mano derecha.

Gladys Hernández es una venezolana de 73 años que decidió migrar debido a la difícil situación económica en su país. Tras llegar a Estados Unidos, la enfermedad que le había sido diagnosticada en sus ojos empezó a agravarse y ahora necesita unos costosos lentes para poder ver a su familia en fotos o a través de videollamadas.

‘Angie’, una colombiana que fue reclutada por la guerrilla de su país cuenta que, tras ser liberada por el Ejército, escapó junto a su hijo hacia Estados Unidos, donde un amigo de su familia la iba a recibir. Sin embargo, tras llegar a su destino, el hombre que supuestamente la iba a ayudar la explotó sexualmente. Esta es su historia.

Tras la muerte de su hermano Cristian, Andrea Carrizo entró en una fuerte depresión que la llevó a deambular durante las noches en busca de tranquilidad. Durante esos recorridos, la mujer veía gatos callejeros y se obsesionó con atraparlos y ayudarlos. Fue así como nació Cris Cat, un santuario de animales rescatados listos para encontrar un nuevo hogar.

Kiro Yakin es un cunicultor mexicano de 23 años que se ha dedicado a la crianza de decenas de conejos gigantes. Aunque de pequeño le prohibieron convivir con animales por una alergia, el joven insistió, estudió veterinaria y con el tiempo su alergia desapareció. "Quiero mejorar esta raza, volverla más grande. Mi meta es alcanzar los 10 kilogramos del ejemplar", dijo el hispano, quien señaló que su trabajo consiste en hacer un "mejoramiento genético y no en jugar a ser Dios".

Davon y Tavon Woods vivieron momentos difíciles tras ser separados de sus padres al nacer y ser enviados al Foster Care, en donde fueron adoptados cuando tenían 2 años. Cuentan que el trato que recibieron nunca fue bueno y esto los llevó a tomar alcohol, a unirse a pandillas y a vender drogas desde muy jóvenes antes de huir de casa. Tras tomar consciencia, empezaron una caminata por todo el país para ayudar a niños que están pasando por lo mismo y abogar por un cambio en el sistema de crianza.