Rod Locksley

Un día al año no debería hacer la diferencia, pero la sociedad ya ha aceptado la costumbre de tener "día internacional" de varias cosas, algunas importantes y otras... Bueno, no tanto. En el caso de la reivindicación de la mujer, se trata de una de las celebraciones más respetadas y compartidas alrededor del mundo, y nada mejor que dedicarles a las chicas del anime su merecido reconocimiento.

La vieja disputa entre jugar en PC o jugar en consola parece no terminar nunca, y de hecho hasta se subdivide con cada nueva consola que sale, contando con títulos exclusivos. Hoy en día, ser un hardcore gamer supone contar con cada una de las consolas para poder poner nuestras manos en sus mejores juegos, sin olvidarnos de armar una potente PC que soporte los juegos de corte online o puramente competitivos como los MOBA.

Tan disfrutable como los anime de largas y complejas tramas, son las historias cortas que podemos disfrutar para variar un poco la rutina, sin caer en típicos argumentos esclavizantes tanto en demanda como en cantidad de episodios.

La arquitectura ha sido siempre una disciplina que nos ha maravillado, y ver una buena construcción es generalmente un placer para los ojos. Además, la tecnología también ayuda a crear arquitectura virtual, una subdivisión que se enfoca a proyectar viviendas y edificios a través de programas de computadora, sin necesidad real de construir.

Una vez acabas tu juego sin multijugador (porque el rubro multiplayer nunca se acaba), se te presentan dos opciones: volver a jugarlo para descubrir cosas que hayas omitido, o directamente abandonarlo en un cajón. Y aunque podamos guardar nostalgia por algunos títulos o personajes en particular, son muchos los juegos que, una vez acabados, no ofrecen nada nuevo por lo que volver a jugarlos.

Son muchos los videojuegos que nos mantienen pegados a la pantalla por horas, días o meses (y por qué no años, también...) intentando superarnos a nosotros mismos y dándonos cada vez más motivos para no saltarnos a otro juego. Hay tantos ejemplos que se torna realmente extraño cuando aparece un título que, para salir de lo normal, nos da algún tipo de premio por mantenernos alejados por un rato.