Sabemos que los miembros de la realeza tienen algunos privilegios, pero éstos tienen su costo, pues también deben cumplir con varias obligaciones, normas y protocolos debido a su posición.

La princesa Diana de Gales fue de los miembros más queridos por el pueblo británico, en parte, porque ella rompió el protocolo muchas veces y definitivamente se salía del molde para dejar valiosas lecciones a a quienes la rodeaban.

Meghan Markle se ha convertido en un verdadero exponente de la moda. Es cierto que en sus épocas de actriz, Meghan destacaba por su auténtico gusto al vestir, desde su llegada a la familia real británica, es reconocida por su particular estilo.

La vida de la realeza británica tiene muchas ventajas, desde disfrutar de una enorme riqueza hasta vivir en magníficos castillos y palacios. No obstante, esta posición de poder viene acompañada de una gran responsabilidad, la cual está llena de reglas y protocolos que rigen diversos aspectos de su vida.

Para los británicos, las costumbres navideñas son más importantes que cualquier otra cosa y para la familia real aún más. En diciembre de cada año, no solo presentan una enorme batería de árboles de navidad en el frente del Palacio de Buckingham, sino que las tradiciones más minúsculas son su pasión. Todo está orquestado para darle la bienvenida a esta celebración.

Las tradiciones de Navidad son sagradas: cada año, nos juntamos el mismo día y comemos más o menos lo mismo. La familia real, en realidad, no es tan diferente en esto con respecto a otras familias. Darren McGrady, chef de la realeza (y reconocido profesional, que ha organizado eventos y cocinado para diferentes personalidades distinguidas), habló con Cosmopolitan respecto a las tradiciones que esta familia sigue en Navidad.