Desde que Meghan Markle y el príncipe Harry anunciaron la llegada de su primer hijo, mucho se ha hablado de qué título de nobleza le correspondería al niño que está en camino. Y en eso, una cosa sí es clara, si llegara a ser niña se encuentra en una notable desventaja. Hablamos en exclusiva para VIX con Gustavo Ayala, licenciado en Comunicación Social, guía de turismo y especialista en la realeza, quien nos contó en detalle el porqué.
Hay un privilegio al que nunca accedería una hija de Meghan Markle y el príncipe Harry (experto explica)


Cómo funcionan las leyes de sucesión dentro de la realeza británica
Hace algunos años, dentro de la monarquía británica comenzaron a democratizarse, de algún modo, sus propias leyes de sucesión. Según explica Gustavo Ayala, de acuerdo a la ley 2013, una persona nacida después del 28 de octubre de 2011 sea del género que sea, no le da a esa persona precedencia sobre cualquier otra en lo que respecta al camino hacia la corona:
«Esta ley implica que todas las personas tienen los mismos derechos de sucesión al trono británico. Por tanto, si Harry y Meghan tienen una hija mujer, va a ocupar el lugar que corresponde, después de su abuelo Charles, su tío (William), sus tres primos (George, Charlotte y Louis) y su padre (Harry), siempre y cuando William y Kate no tengan un cuarto hijo.»
Podrá ser reina pero no duquesa de Sussex: ¿por qué?
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Luego de su matrimonio, Meghan y Harry fueron nombrados por la Reina Elizabeth II, como los Duques de Sussex. Por consiguiente, sus descendientes deberían recibir como herencia ese ducado. Sin embargo, aquí hay una diferenciación: solo si el niño es varón. Así lo explica Gustavo Ayala:
«En estos casos rige la ley de la nobleza británica: a menos que sea específicamente declarado en un decreto (como pasó con el Conde Mountbatten de Birmania, título que fue heredado por su hija mayor), solo va a pasar a sus descendientes a través de la línea masculina, o sea que, si la reina no lo aclara expresamente, si Harry y Meghan tienen solo hijas mujeres, el título puede ser declarado extinto y vuelve a la Corona. Que quede claro: el ducado no sería heredado por una hija mujer, aunque sí tiene derecho a convertirse en reina.»
Por supuesto, esto podría cambiar si la voluntad de la reina o del próximo heredero al trono decide que esas leyes resulten arcaicas. De hecho, la monarquía británica es una de las que menos prioriza el derecho masculino por sobre el femenino. Para los británicos, «impera más la edad que el sexo a la hora de acceder al trono», asegura Ayala.
Las monarquías que priorizan el derecho masculino por sobre el femenino

Por el contrario, en donde sí existen claras desigualdades de género para las mujeres de la nobleza, es tanto en España como en Mónaco. En el caso de la monarquía española, por ejemplo, la heredera al trono, en este momento, es la princesa Leonor de 12 años, hija del Rey Felipe VI y la periodista, Letizia Ortiz. Sin embargo, en el caso de que naciera un nuevo hermano y ese sea varón, la niña perdería su derecho al trono, tan solo por el hecho de ser mujer, tal como lo explicita el artículo 57 de las tradicionalistas leyes españolas.
Lo mismo sucede en el principado de Mónaco. Según su constitución, «los derechos dinásticos se trasmiten en orden de primogenitura, teniendo por preferencia a los varones por sobre las mujeres, sin importar su edad ni grado de parentesco.»
La discriminación de género fue denunciada por un grupo de aristócratas

Muy pocos lo saben pero existe un importante grupo de aristócratas británicas que desde 2013 reclaman igualdad de género a la monarquía. Lady Lizze Campbell es una de ellas. La británica de 59 años, hija del 25 Thane de Cawdor, reunió a más de 200 aristócratas en aquel momento y firmaron un petitorio para que la corona deje de «discriminar sexualmente» a la mujer en lo que respecta a la sucesión al trono. Gracias a esa carta abierta que recorrió el mundo, las leyes británicas lograron hacer finalmente el cambio.

Este camino de lucha es de los más complejos. En pleno siglo XXI, una de las instituciones más vetustas sigue ponderando la autoridad masculina por sobre la femenina. El camino parece ser uno solo: intentar cambiarlo desde adentro, como lo hacen las aristócratas.
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