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Niños en diferentes escuelas: tips para realizar una elección
Cuando nos llega el momento de elegir un colegio para inscribir a nuestros niños en diferentes escuelas o cambiarlos de institución por algún motivo personal, el reto que se nos presenta es cuál institución sería la adecuada para nuestros hijos y para nosotros como padres. Según los expertos, cuando elegimos la institución, debemos saber que no existirá aquella que cumpla con todas nuestras expectativas totalmente. Seguramente sabemos qué queremos, pero no siempre sabemos cómo observarlo o preguntarlo. Aquí algunos consejos generales para tener en cuenta: El Ideario: Los valores que destacan a la institución lo encontrarán en el Ideario del colegio, que incluye la concepción del nombre y la educación en general. Es importante conocerlo para ver si coincidimos en profundizar sus puntos esenciales en la formación de nuestros peques. El proyecto pedagógico: Aquí encontraremos qué perfil de alumno quiere la institución, qué métodos de enseñanza usa, qué tipo de proyectos realizan, cuántos idiomas trabajan, cuáles son las actividades especiales, si hay seguimiento con recuperación (ante un problema de aprendizaje intervienen o lo dejan en manos de la familia), existencia o no de salidas educativas. La participación de los padres: Hay algunos colegios que sólo citan a los padres para reuniones y otros que realizan actividades participativas durante todo el año. Averiguar frecuencias de reuniones, y posibilidades de pedir entrevistas con el personal para evitar problemas. El espacio físico: Observar los edificios, equipamiento, dimensiones, orden y limpieza, espacios verdes, medidas de seguridad interna y externa. Cantidad de alumnos por clases: Cada colegio tiene distintas cantidades de alumnos por clase. Generalmente a menor cantidad, mayor atención personalizada. Pero también existe la posibilidad de atender a una mayor cantidad de alumnos con más de un maestro. Realizar visitas a varios centros: Tener una visión del clima establecido entre los diferentes actores educativos, observar cada detalle del lugar en funcionamiento y recorrer más de un establecimiento nos ayudará a elegir adecuadamente. Ahora, puede pasar que tengamos que optar por más de un colegio y tener a los niños en diferentes escuelas, ya que cada niño es único en su forma de ser y en el estilo de aprendizaje diario. Conocer la modalidad de cada uno de nuestros hijos es imprescindible para realizar la elección adecuada, y decidir si mandar a los niños a diferentes escuelas. Aquí algunas variables que se pueden presentar: Son muy activos o son tranquilos. Son regulares (organizados y es difícil cambiar su rutina) o irregulares (necesitan ayuda constantemente y que se les imponga una rutina). Observar cómo reaccionan frente a la novedad (presentan facilidad o dificultad para aceptar personas o situaciones nuevas). Pueden presentar atención durante cinco, diez, quince minutos o más o necesitan variar las actividades constantemente. Elegir el colegio acorde a nuestros hijos es un proceso que lleva tiempo, no se resuelve de la noche a la mañana. Pensemos que la escuela perfecta no existe, pero debemos buscar la institución adecuada pensando en cada uno de ellos, porque son ellos los que deben transitarla y ser felices en el lugar. Optar por tener a los niños en diferentes escuelas, no debería ser una preocupación por parte de los padres. Al contrario, estarás respetando la individualidad de cada uno de tus hijos. ¡Adelante!
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Niños anti-deporte: cómo cambiarles la vida con la rutina de una actividad física
Para bien o para mal, mis padres no me obligaron a practicar deporte. Fui, debo confesarlo, uno de los muchos casos de niños anti-deporte. Pero también les digo que me hubiera gustado practicar alguno. Y la verdad es que, a medida que fui creciendo, eso se escapó de las manos de mis padres, y pasó a ser responsabilidad mía. No creo que me hubiera convertido en una atleta olímpica, pues mis pasiones siempre se inclinaron más a las artes y las letras, sin embargo, hoy estoy convencida de que si hubiera practicado alguna actividad física de manera constante, hoy sería una persona distinta con algunas habilidades extras a mi favor. Sin embargo, crecí en un ambiente familiar muy activo físicamente. Mi padre adoraba el mar, así que prácticamente vivíamos metidos en un club de playa en Venezuela que tenía cualquier cantidad de actividades deportivas. Allí aprendí a nadar desde muy temprana edad, a correr olas con tablas tipo Morey Boggie, aprendí a jugar tenis de playa, volley de playa, buceo, incluso pasé por el bowling y ping pong y más adelante en la adolescencia, mi papá incluso me enseño esquí acuático. Pero no me dediqué a ninguno de manera rutinaria. Era parte de mis actividades del fin de semana o de mis vacaciones así que nunca lo tomé como una disciplina, sino como parte del entretenimiento y diversión familiar. Creo que fue una infancia muy sana gracias a eso, pero tal vez hubiera sido muy positivo llevar esas prácticas físicas a la rutina diaria y hacerlas parte de mis responsabilidades. ¿Por qué? Nos llevaría muchas líneas enumerar las ventajas y razones por las cuales se debe practicar deporte desde pequeños. Destreza física y mental, disciplina, motivación personal y trabajo en equipo, desarrollo y coordinación motriz, oxigenación de la mente y el cuerpo, son apenas algunos de los muchos beneficios para que nuestros hijos no sean nunca niños anti-deporte. Pero, ¿cómo lograr que nuestros hijos tomen en serio la práctica de algún deporte? ¿Qué debemos hacer si nuestros pequeños resultan ser niños anti-deporte? Mi sobrina está practicando tenis de manera muy disciplinada desde los 4 años de edad. Hoy tiene 11 y ya es parte de la federación nacional de tenis. Mi hermana se ha dedicado de manera admirable a que su hija no pierda la motivación que despertó en mi sobrina (quizás de manera natural) desde sus primeras clases. Ciertamente pasó por etapas en que sentía cansancio y pereza de ir a su entrenamiento, pero mi hermana convirtió su rutina en un hábito que hoy forma parte de ella incluso sin darse cuenta. Hoy para mi sobrina jugar tenis es sencillamente parte de su vida, y eso se debe en gran parte a la constancia de sus padres. Sin embargo puede ocurrir lo contrario. A sus 4 años de edad inscribí a mi hijo 2 veces a la semana en clases de fútbol y otros 2 días a clases de karate. A los pocos meses no me quedaron dudas de que el fútbol no era lo suyo. Mi hijo no sentía mucho entusiasmo por ir a las clases, y cuando iba su desempeño no era el mejor. Uno como padre debe ser muy imparcial y darse cuenta que tal vez hay disciplinas en las que nuestros hijos no se pueden desenvolver tan bien como en otras. Sin embargo yo fui constante en llevarlo a su entrenamiento durante al menos 6 meses, pero nunca lo obligué a seguir con este deporte. Con el karate ocurrió todo lo contrario. Se mostró siempre motivado de ir a clases desde el primer día, y logró avanzar en su entrenamiento sin inconveniente. Al tiempo lo saqué del fútbol—definitivamente mi hijo no iba a ser el próximo Messí—y aumenté sus horas de karate, y desde hace casi 3 años sigue practicando esta disciplina que lo ayudó muchísimo a mejorar aspectos muy importantes en la vida de todos como la responsabilidad, el respeto a los demás y la confianza en sí mismo. Tengo un gran amigo que siempre me cuenta que su padre lo llevaba a clases de béisbol y él se sentaba a jugar en el campo con la grama y a observar el paisaje. Aún así su padre no dejó de llevarlo a sus clases. Hoy mi amigo no es deportista, pero estoy segura de que el gran esfuerzo que hizo su papá, quedará en su memoria y lo ayudó de una manera u otra a ser la gran persona que es hoy.
Sobrepeso infantil: cómo prevenirlo o tratarlo sin dañar emocionalmente al niño
Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad o sobrepeso infantil es definida como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Sabemos que la obesidad puede traer consecuencias como: dificultades respiratorias, mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y problemas psicológicos. ¿Cómo podemos intervenir preventivamente desde casa para que nuestros hijos no sufran sobrepeso infantil? Aquí algunos consejos para poner en práctica: Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares en las comidas diarias. Aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales y frutos secos. Realizar actividad física periódicamente. Controlar el tiempo que pasa frente al televisor, ya que reemplaza el tiempo de ejercicio y conlleva a un aumento en el consumo de productos publicitados. No dejar que los niños influyan en la decisión de las compras de alimentos. Dialogar que el ser “cool”, la diversión, un encuentro con los demás y la felicidad, no se consiguen como “resultado mágico” por el consumo de los productos alimenticios que elegimos. Recordemos que prevenir el sobrepeso es un compromiso de todos los múltiples actores de la sociedad, ya que el plano social también debe actuar: Brindando apoyo a las personas en el cumplimiento de las recomendaciones enumeradas arriba. Logrando que todas las personas puedan tener acceso a todas las actividades físicas y a los alimentos saludables regularmente, siendo económicamente más accesibles para todos. Favoreciendo el consumo de alimentos saludables y actividades físicas en los medios de comunicación.

Los niños bilingües se convertirán en adultos más tolerantes
Es sabido que hablar más de un idioma tiene múltiples beneficios. Además de ser una excelente forma de aprender sobre otras culturas y sociedades, aprender un nuevo idioma es bueno para nuestro cerebro y nos hace más inteligentes.

7 interesantísimos datos sobre el cerebro de los bebés que te van a sorprender
Todos amamos a los bebés, son criaturas adorables que nos hacen reír con su mar de ternuras y expresiones inesperadas. Pero ¿qué si te digo que detrás de todas esas conductas se oculta un sistema nervioso incipiente que comienza a desarrollarse y en cuya formación los adultos tenemos un rol fundamental? Acompáñame en este artículo donde te brindo 7 interesantísimos datos sobre el cerebro de los bebés que te van a sorprender.

Los niños recuerdan más de lo que pensamos
¿Cuánto crees que recuerdan los niños? Los adultos tendemos a creer que los niños recuerdan poco, porque nosotros recordamos poco de nuestra infancia, ¿verdad? Pero recuerdan mucho más de lo que asumimos, si no me crees, mira este ejemplo: una amiga se mudó de ciudad con su pareja y su niño de 3 años; ella creyó que a los pocos meses su pequeño olvidaría los amigos del colegio anterior o la casa donde vivían, pero, ¿sabes qué? Se sorprendió al ver que un año después todavía recordaba que había un supermercado en la esquina de la casa y a los colegas del trabajo de su padre. ¡Vaya sorpresa! ¿Y por qué será que los niños recuerdan más de lo que creemos? Veamos...

5 cuentos de hadas basados en historias reales que arruinarán tu infancia
Desde pequeños hemos escuchado o visto diversos cuentos y películas basadas en historias de hadas, aunque bastante suavizados con respecto a la versión real de sus autores. Estos cuentos no son solo fantasía, sino que varios de ellos realmente ocurrieron, aunque de forma muy diferente a la que conocemos hoy.


