Tras un segundo día de violentas manifestaciones, el alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, ordenó nuevamente un toque de queda.

Los actos vandálicos fueron detenidos por otros integrantes de la protesta, quienes se interpusieron entre el local comercial y aquellos que lanzaban objetos hacia las puertas para romper los vidrios. En el lugar se vivieron momentos de tensión y discusiones entre los manifestantes. La policía llegó al lugar y dispersó la multitud.

Ana María Jara pidió realizar manifestaciones pacíficas y regresar en calma a las casas. “Sabemos que esto se trata de una reforma de justicia social y criminal, pero así no lo podemos concebir”, dijo. La funcionaria también aseguró que ya pidió a las autoridades congregar a líderes de la comunidad para que “sean ellos quienes nos dirijan, nos digan cómo debemos actuar”.

Ángela Fernández asegura que es necesario exigir que los policías que sean despedidos por abusos relacionados con el racismo "no encuentren empleo en otro pueblo sin que se conozca su historial". Dice, además, que estos oficiales no deberían volver a tener acceso a armas ni cargos de poder.

Las principales calles del centro de Filadelfia fueron abarrotadas por cientos de manifestantes en una jornada de protestas que culminó en arrestos y varios heridos. Este es un recorrido visual del ambiente el 31 de mayo.

En los últimos años los abusos policiales contra las minorías se han repetido muchas veces. Vea más de esta noticia.