Hasta ahora las únicas razones expuestas por algunos migrantes y dirigentes de la caminata que justifiquen el éxodo, son la pobreza, la falta de empleos y la violencia en Honduras. Ninguna de estas causas garantizan el éxito, advierten abogados.

A pesar de que las autoridades en Guatemala bloquearon por varias horas el paso de los migrantes, no tuvieron otra opción que dejarlos continuar ante las protestas, aglomeración de personas y quebrantos de salud de algunos de ellos. Del norte de Honduras salieron aproximadamente 1,000 migrantes el pasado sábado, pero en el camino muchos más que huyen de la violencia y la pobreza de su país se han sumado a la caravana.

Las dos menores de edad, quienes llegaron a EEUU huyendo de la violencia en Guatemala, realizaron la respectiva denuncia, pero el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza precisó que no encontró evidencias de la queja. Según grupos proinmigrantes, de 84 quejas de abuso sexual contra la Patrulla Fronteriza en seis años, solo siete fueron investigadas y ninguna terminó con cargos en contra de los agentes acusados.

Inmigrantes que han logrado entrar a EEUU con orden de presentarse en corte para seguir peticiones de asilo político aseguran que, si el gobierno federal reanuda la política de separar familias, esto podría desanimar a miles de personas que planean llegar a la frontera. Activistas proinmigrantes rechazan que el presidente Trump considere implementar de nuevo la medida.

De acuerdo a abogados, quienes pidieron ayuda para sus hijos ciudadanos de EEUU no se verían afectados. Según un estudio, aproximadamente 7.5 millones de inmigrantes solicitaron algún tipo de ayuda del gobierno durante 2017 para sus hijos no ciudadanos estadounidenses, lo cual podría ocasionar que en el futuro les nieguen la green card. Expertos aseguran que esta práctica podría acarrear profundas repercusiones negativas en la economía del país.

Les daría a los padres solo la opción de permanecer encerrados con sus hijos en centros de detención hasta que se resuelvan sus casos o darle los niños al gobierno. El tema salió a colación durante la segunda Conferencia Anual que reunió a la secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, líderes de México y del Triángulo Norte.