Al inmueble en Allapattah, cuya mayoría de residentes eran ancianos, no se puede ingresar porque el ciclón lo dejó inhabitable. Los afectados se quejan de que dueños ni autoridades resuelven la situación, pese a las enfermedades que padecen quienes llevan más de 10 días a la intemperie.

Los damnificados expresan que temen perder sus vidas, a sus familiares y sus viviendas. Miembros de equipos que prestan ayuda en los resguardos relatan que algunos han decidido regresar a sus hogares de manera voluntaria y profesionales en salud mental se unieron a las labores de socorro con atención para los afectados.

Los habitantes de dos edificios en Allapattah a los que no se puede ingresar por seguridad después del paso del ciclón exigen que les resuelvan la situación tras conocerse los nombres de 50 personas que sí serían llevadas a otros lugares. La renta en estos inmuebles es financiada por un programa de vivienda pública federal.

Según la evaluación de los arquitectos; de 19 casas, solo 11 se pueden habitar. Todos los residentes han tenido que evacuar. Voluntarios han llegado desde Pachuca, Jalisco y Puebla para ayudar.

Jorge Rincón cuenta que en el momento del siniestro el pánico se adueñó de la mayoría de las personas, provocando evacuaciones, complicaciones en el tráfico y asegura que muchos asaltantes se aprovecharon de la situación.

El licenciado Hugo Escobar, quien trabaja en el quinto piso de un edificio en la Ciudad de México, narra el momento del terremoto y narra la conmoción que siguió a las evacuaciones.