Varios tornados tocaron tierra en Luisiana y arrancaron viviendas, derribaron árboles y tendidos eléctricos. Como consecuencia, miles de usuarios se quedaron sin luz. El gobernador ha declarado el estado de emergencia.

“Nunca hemos visto nada de esta magnitud”, dijo Michelle Bachelet, la presidenta de Chile. “Nunca en la historia de Chile”, lamentó y agregó que “las fuerzas están haciendo todo lo humanamente posible y continuarán hasta que puedan contener y controlar los incendios”. Y es que desde hace dos semanas, a mitad de enero, Chile empezó a padecer varios incendios que se volvieron imposibles de controlar. 400.000 hectáreas se incendiaron luego de 14 días: tres veces la superficie de Hong Kong, más de tres veces el tamaño de Nueva York. Y el fuego... todavía continúa.

En medio de críticas, Michelle Bachelet propuso destinar ayuda financiera a las regiones más perjudicadas. Se han presentado 142 siniestros, de los cuales 51 han sido controlados.

Las operaciones comenzaron el 18 de enero. Sólo se pudieron salvar 11 personas. La mayoría murió por traumatismos iniciales del colapso del edificio, aunque algunos también mostraban signos de hipotermia y asfixia.

Se cree que una víctima mortal es un hombre de 51 años de edad que desapareció el pasado domingo de un campamento de desamparados. El Departamento de Bomberos de Los Ángeles comunicó que cinco personas más de la misma zona fueron rescatadas.

Las zonas más afectadas por el sistema de tormentas, que dejó al menos 18 muertos y más de 20 heridos, fueron Georgia y Mississippi.