Daniel Ortega

Conforme crece el rechazo al gobierno, en Nicaragua van cayendo los símbolos que lo representan. La bandera roja y negra sandinista ha sido sustituida por la azul y blanco nacional. Los manifestantes se han empeñado en derrumbar cualquier muestra de la pareja presidencial en las calles: desde las gigantografías con sus rostros y lemas hasta los ‘árboles de la vida’, unas enormes y costosas estructuras metálicas colocadas por deseo de Rosario Murillo en Managua.

Padres que sostienen en brazos a sus hijos, parejas que se abrazan, desconocidos que se ayudan y se consuelan. Las protestas en Nicaragua también han servido para acercar a muchos ciudadanos que por primera vez en dos décadas salen de manera masiva a las calles.

Cruces, fotos y nombres. Aunque no los conocieran, en Nicaragua los ciudadanos que se manifiestan en contra del gobierno sienten cada una de las más de 50 muertes de la represión como la de un ser querido. Nadie parece dispuesto a que las víctimas sean solo números. Por eso, no es raro encontrar en cualquier esquina o rotonda homenajes a los fallecidos y a ciudadanos poniendo flores, llorando o rezando ante memoria de los caídos.

El gobierno de Nicaragua no ha hecho un recuento de víctimas de las protestas. Organismos independientes han confirmado más de 55 muertos y cientos de heridos, además detenidos y desaparecidos. Más allá de las cifras, las protestas dejan mucho dolor, especialmente en las familias de los fallecidos, como Nelson Téllez, de 35 años, quien fue enterrado el 2 de mayo en Ciudad Sandino, y Kevin Ávila, de 23, sepultado el 7 de mayo en Managua.

En primera fila de la resistencia en Nicaragua están los estudiantes, quienes se han llevado la peor parte de la represión. Los jóvenes se pusieron detrás de barricadas y, con morteros, palos y piedras, se defendieron de los ataques de la policía y las turbas sandinistas. Algunos se atrincheraron en la Universidad Politécnica de Managua y desde ahí comenzaron a organizarse para canalizar el descontento del país que pide la salida de Daniel Ortega.

Tim Rogers, periodista de Fusion, dice que durante el cubrimiento que hizo de la crisis en Nicaragua fue víctima de una campaña en la que lo acusaban de ser parte de la CIA y que el presidente de ese país, Daniel Ortega, se refirió a él durante una rueda prensa. Por otro lado, este miércoles iniciarán los diálogos en busca de una solución.