El rompope es un poche de huevo cuya elaboración data del 1600, en Puebla, donde las monjas del Convento de Santa Clara lo convirtieron en una bebida muy popular, hoy en día emblema nacional mexicano.

El tepache es una bebida típica mexicana que –en la actualidad– se obtiene de la fermentación de la cáscara y la pulpa de la piña (también conocida como ananá). Además, esta tradicional bebida de origen prehispánico tiene muy baja graduación alcohólica y es ideal para ser consumida en días calurosos.

Hace algún tiempo atrás, hablamos del Aliñado, una bebida típica de la zona oriental de Cuba, con una larga tradición y que se intenta mantener incluso fuera de la isla. Esta bebida se comienza a preparar cuando la mujer está embarazada, y se la almacena para el merecido festejo y brindis tras el nacimiento del bebé.

Italia no sólo es famosa por su majestuosa arquitectura e impresionante historia, sino que también ha ganado trascendencia gracias a sus típicas bebidas alcohólicas. En este nuevo artículo de El Gran Catador conoceremos algunas de ellas.

Es fácil imaginarnos un verano en el que, para calmar el calor que sentimos, pedimos una cerveza bien fría. Pero no pasa lo mismo en Francia, donde pedir una birra sería extraño. Durante un día de verano cuando la temperatura logra acalorarnos, los franceses suelen sentarse en la terraza de algún bar y pedir un vaso de pastis mezclado con agua. Esta es considerada la experiencia francesa por excelencia.

Algo pasa en México que últimamente está volviendo a recuperar sus tradiciones en lo que a tragos se refiere. Si el tequila sigue siendo el destilado más conocido a nivel internacional del país azteca, el mezcal no le va a la zaga y se recupera en cada antro de la ciudad y en los paladares más exigentes, por no hablar del legendario pulque.