"Nuevo macartismo" de Trump: el gobierno impulsa la autocensura, los soplones y la venganza política

Las 'cacerías de brujas' políticas, las consecuencias de opinar en público (en redes sociales), las listas negras de estudiantes... son prácticas que algunos asocian con el 'macartismo' que en los años 50 tuvo un efecto paralizador en la sociedad de EEUU, en el que muchos temían que criticar al gobierno podría significarles ser acusado de comunistas y antipatriotas. ¿Hay signos similares a la era del macartismo? Hablamos con un experto.

Video Trump amenaza con quitar licencias a medios que hagan cobertura "negativa" de él y su administración

¿Publicar ese post o no? ¿Decirlo o no decirlo? Parece que la sensación de inseguridad sobre lo que publicar o no publicar en redes sociales, qué hacer o decir en público, o qué enseñar o no en las universidades en Estados Unidos es cada vez es más palpable.

Desde el inicio de la segunda presidencia de Donald Trump, primero llegó el temor a muchos ciudadanos acusados de "liberales o woke" o de promover políticas DEI (inclusivas) si sus posturas van en contra de las políticas de la nueva administración. El gobierno está arrasando con años de implementación de políticas de inclusión racial o de género, tanto en el ámbito federal como en el ámbito privado, tratando de controlar cómo las universidades, por ejemplo, aprueban sus contrataciones o sus programas de estudios.


También llegó el temor de inmigrantes o aspirantes a visados para viajar o trabajar en EEUU, que recibieron la 'noticia' de que el Departamento de Estado les negaría la entrada si encontraban contenido en redes sociales considerado "antisemita" o "antiestadounidense".

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Pero luego pasaron más cosas: el asesinato del comentarista conservador Charlie Kirk generó una ola de comentarios en redes sociales, muchos de ellos considerados incorrectos o insensibles con la muerte del joven activista. Eso disparó denuncias contra esas personas generando despidos laborales o escarnios, alimentando la cultura del soplón.

El propio vicepresidente JD Vance utilizó el pódcast de Charlie Kirk para pedir que cualquiera que viera a alguien "celebrar" el asesinato del activista conservador a recriminárselo y "llamar a su empleador".

"Hay un efecto paralizador que se está produciendo", dijo a Univision Noticias el profesor Marc Selverstone, experto en estudios presidenciales, de la Universidad de Virginia. Esta atmósfera recuerda a muchos los días del macartismo y ha llevado también a académicos o empleados federales a preocuparse por si la crítica o la disidencia serán interpretadas como deslealtad al presidente y resultar en represalias.

El macartismo, el 'miedo rojo' y el 'miedo lavanda'

Joseph McCarthy, senador republicano por Wisconsin, en 1954. De su nombre deviene la expresión "macartismo".
Joseph McCarthy, senador republicano por Wisconsin, en 1954. De su nombre deviene la expresión "macartismo".
Imagen Getty Images/Getty Images


El macartismo, cuyo nombre proviene del senador por Wisconsin, Joseph McCarthy, que se convirtió en la década de 1950 en el líder de una caza de brujas en Estados Unidos con el objetivo de encontrar y erradicar supuestos comunistas de todas las instituciones.

Con el tiempo, el término macartismo comenzó a ser utilizado para definir la práctica de persecusiones o acusaciones contra oponentes políticos. El macartismo contempla tácticas para sembrar miedo en opositores; listas negras; despidos; persecusiones; el llamado a la población a denunciar a vecinos o colegas; o el recurso de la humillación pública.

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El macartismo resultó en el despido de cientos de empleados federales, figuras de Hollywood en listas negras y la instalación de un temor generalizado en la sociedad estadounidense, donde las personas temían expresar desacuerdos porque podrían interpretarse como disidencia.

Ese "miedo rojo", color que hacía referencia al comunismo, iba en paralelo del llamado " miedo lavanda", que si bien no era parte del macartismo como tal tenía prácticas similares. El "miedo lavanda" fue un movimiento desde finales de la década de 1940 para 'depurar' a la administración pública de gays.

¿Hay señales de un 'nuevo' macartismo?

Imagen AP, Getty | Composición: Univision Noticias | Mariana Rambaldi


Selverstone marca la diferencia entre lo que pasó en los 50 y lo que se ve hoy. Históricamente, el macartismo surgió de una preocupación "amplia" de la Guerra Fría sobre si la "lealtad" de la gente en Estados Unidos "realmente residía en otra parte" como en la Unión Soviética o el comunismo internacional.

"Hoy, la preocupación por el antiamericanismo no se refiere necesariamente a que la gente tenga sus sentimientos depositados en alguna potencia extranjera. La preocupación se centra más en cuestiones culturales y en la comprensión de la historia estadounidense, que, en particular, el presidente Trump y quienes lo rodean creen que perjudica a la nación y en su concepción de lo que es el país".

Hay quienes afirman que hay señales visibles o de alarma de que puedan darse escenarios similares. Y ahora, la velocidad exponencial con la que los mensajes proliferan por la internet y las redes sociales, hace que los ciudadanos comunes y corrientes queden también expuestos.

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"En particular, se han visto acciones dirigidas contra los inmigrantes, sus ideas y lo que creen sobre EEUU, y su apoyo o no a lo que la administración considera ideales estadounidenses. En ese sentido, creo que esa narrativa se asemeja a lo que vimos en la década de 1950", apuntó Selverstone a Univision Noticias.

Las universidades

Una multitud fuera de la corte federal de Manhattan en marzo en apoyo a Mahmoud Khalil, residente permanente de EEUU, quien pasó tres meses detenido.
Una multitud fuera de la corte federal de Manhattan en marzo en apoyo a Mahmoud Khalil, residente permanente de EEUU, quien pasó tres meses detenido.
Imagen Stefan Jeremiah/AP


La administración Trump ha dado algunas señales para algunos preocupantes. En apenas meses de gobierno, Trump ha presionado para desmantelar programas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en instituciones civiles y universidades.

El gobierno también ha presionado a universidades para que hagan una suerte de 'listas negras' de estudiantes que hayan participado en alguna manifestación contra la guerra en Gaza, bajo una supuesta lucha contra el "antisemitismo".

Un caso emblemático ha sido el de Mahmoud Khalil, un exestudiante de posgrado de la Universidad de Columbia, detenido luego de haber participado en protestas contra las acciones militares de Israel en Gaza. El gobierno lo señaló por supuesto apoyo al terrorismo, y luego, de retener información sobre su membresía pasada a la Agencia de Socorro de la ONU para los Refugiados de Palestina (UNRWA), y otras afiliaciones pasadas.

Khalil fue detenido por ICE en marzo y liberado en junio y sostuvo que las acusaciones son "sin fundamento y ridículas" y se fabricaron para intentar silenciarlo por su apoyo a Palestina. Si bien un juez federal bloqueó previamente su deportación, el gobierno continúa buscando deportarlo, pero ahora basándose en presuntas omisiones a la hora de llenar su solicitud de residencia.

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Mientras en los años 50 la vigilancia se dirigía a profesores específicos, la preocupación hoy es a nivel institucional. Selverstone explica que las universidades están en una posición más vulnerable que antes, dado su vínculo estrecho con el gobierno federal a través de los fondos para la investigación y el apoyo estudiantil.

"Sí, creo que hay un efecto absolutamente intimidatorio que se observa. Es muy evidente en entornos educativos, donde los profesores se preocupan por lo que se dice en el aula, lo que pueden incluir en sus programas de estudio... lo que vemos hoy es incluso más amplio que en la década de 1950, donde la preocupación se centraba, no diría limitada, en profesores individuales. Ahora, la preocupación es también a nivel institucional", indica Selverstone a Univision Noticias.

"El hecho de que (el gobierno) esté entrometiéndose en los asuntos de la universidad de una manera tan extraordinaria es realmente notable", afirma. "Se trata de un enfoque más expansivo que lo que habíamos visto en los años 40 y 50. Es un enfoque mucho más autoritario de la relación entre la academia y el estado".

El riesgo infinito de postear en redes sociales

Pero las señales siguen: el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) emitió avisos lleno de "ambigüedades", como calificó un reporte del Centro Brennan, un think tank no partidista, sobre nuevos escrutinios. Se ordenó también a funcionarios consulares que examinaran minuciosamente las redes sociales de todos los solicitantes de visa para estudiar, enseñar o dar conferencias en la Universidad de Harvard, con especial atención al antisemitismo. Estas órdenes "forman parte de una iniciativa gubernamental más amplia que amenaza el derecho a la libertad de expresión", apunta el informe de Brennan.

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Y en un aviso público emitido el 9 de abril dice que USCIS considerará el contenido de redes sociales a la hora de aplicar normas migratorias, para detectar "actividad antisemita". Pero esa ambigüedad y generalidad en el lenguaje deja abierta la posibilidad de que no solo sea una publicación en una red, sino que también puede ser un "me gusta", o un comentario.

"En entornos académicos existe preocupación por el antisemitismo. Por un lado, ha habido informes de estudiantes judíos que se sienten incómodos en varios campus, siendo acosados o amenazados, y eso es real. Al mismo tiempo, existe la preocupación de que la administración Trump haya utilizado esas preocupaciones legítimas para ampliar sus objetivos e ir más allá de lo que podrían ser incidentes aislados", explica Selverstone.

Trump también se ha convertido en el primer presidente de EEUU en demandar a varios medios de comunicación y periodistas por presunta difamación, medidas que suelen concluir con una negociación para no llegar a un juicio. Estas acciones son vistas por muchos como intentos por 'disciplinar' a los medios.

En las últimas semanas y meses, Trump celebró también el cierre de programas que son críticos con él: en julio el de Stephen Colbert, y en septiembre el de Jimmy Kimmel, quien fue suspendido por supuestos comentarios insensibles tras el asesinato de Charlie Kirk. Apenas días después de la suspensión abrupta de Kimmel, Trump amenazó con revocar la licencia a los canales de televisión que hagan cobertura “negativa” de él (pese a que la Primera Enmienda de la Constitución protege el discurso, incluso cuando es incómodo, incorrecto o desagradable).

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El caso de Charlie Kirk

Tras el crimen de Kirk en la Universidad del Valle de Utah, cuando participaba de un evento de debate político, llegó una ola de denuncias públicas en redes sociales que condujeron a despidos de profesores, periodistas y otros, por haber sido críticos de Kirk. Muchos en redes sociales se encomendaron a la tarea de buscar que despidan a personas que hayan hecho comentarios agraviantes tras la muerte del joven activista conservador.

Hay quienes creen que sumando estos fenómenos online, los dichos del presidente y otras señales, pueden llevar a que se use el asesinato como un impulsor más para amedrentar discursos críticos.

El comentarista conservador y expresentador de Fox News, Tucker Carlson, criticó al gobierno por el uso de la muerte de Kirk para justificar medidas que, según él, restringirían la Primera Enmienda. Dijo que Kirk era un "defensor de la libertad de expresión" y que no se debería usar el crimen para legislar en detrimento del libre discurso: "Esperamos que dentro de un año, la agitación que estamos viviendo tras su asesinato no se aproveche para introducir leyes contra el discurso de odio en este país", declaró Carlson.

El senador republicano por Texas, Ted Cruz, advirtió también: “Déjenme decirles, si el gobierno dice: ‘No nos gusta lo que ustedes, los medios, han dicho; los vamos a prohibir...’, eso terminará mal para los conservadores... la Primera Enmienda protege absolutamente la libertad de expresión... ¿Qué significa eso? Que no se puede ser procesado por una expresión, incluso si es malvada, intolerante e incorrecta”.

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¿Hacia dónde se dirige el país? Silverstone dice: "No creo que tengamos idea de hacia dónde va esto. Me gustaría pensar que habrá cierta resistencia. Y esperar que haya un reequilibrio, en particular entre las distintas ramas del gobierno. Hemos visto al Poder Ejecutivo acumular mucho poder a lo largo de los años, en particular desde cerca del año 2000", dice Selverstone.

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