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Estado de la Unión

Lo que dice de la democracia en EEUU los insólitos abucheos contra Biden en el Congreso

Fue notable que algunos republicanos faltaran a las tradicionales reglas de comportamiento que marcan la solemne ocasión de un mensaje presidencial a ambas cámaras en el pleno, pero también lo fue el que Biden decidiera responderles y hasta desafiarlos cada vez que lo interrumpían.
Publicado 8 Feb 2023 – 01:50 PM EST | Actualizado 8 Feb 2023 – 03:51 PM EST
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Fue un discurso del Estado de la Unión combativo, ruidoso, desordenado en ocasiones. El segundo mensaje anual al Congreso que da el presidente Joe Biden se produjo en una atmosfera sin precedentes en la historia reciente de los discursos presidenciales.

Paradójicamente empezó con un llamado del presidente al Congreso, cuya Cámara Baja está ahora bajo control de la oposición republicana, a trabajar juntos. Hasta hubo aplausos de congresistas de ambos partidos a ese llamado a la concordia.

Pero rápidamente las cosas se pusieron tensas cuando los republicanos empezaron a responder los dardos que Biden les arrojaba, como asegurar que “algunos, no todos” querían acabar con la Seguridad Social y otros programas de asistencia.

Y si fue notable el que algunos en la bancada republicana faltaran a las tradicionales reglas de comportamiento que marcan la solemne ocasión de un mensaje presidencial a ambas cámaras en el pleno, también lo fue el que Biden decidiera responderles, y hasta desafiarlos, cada vez que era interrumpido.

Comportamientos impensados en otros discursos presidenciales

En las escasas ocasiones en que un presidente ha sido interrumpido por algún congresista este lo ha ignorado, como fue el caso de Barack Obama en 2009 cuando el republicano Joe Wilson le gritó “mentiroso” después de que el entonces presidente asegurara que su plan de reforma de salud no ampararía a inmigrantes indocumentados.

En esa ocasión, los gestos de asombro y reprobación que desde el podio detrás de Obama lanzaron el vicepresidente Joe Biden y Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara Baja, mostraban la sorpresa por la grosera intervención de Wilson. El propio liderazgo republicano lo condenó y, finalmente, el representante por Carolina del Sur envió sus disculpas a la Casa Blanca.

Esta vez, es difícil imaginarse que la representante de Georgia Marjorie Taylor Greene vaya a disculparse con el presidente por haberle gritado de pie “mentiroso” cuando Biden habló de ese supuesto plan republicano de eliminar programas de seguridad social.

Es difícil también pensar que el liderazgo encabezado por Kevin McCarthy vaya a exigir a Greene y la docena de otros representantes mal comportados de la noche que respeten la majestad del momento y de la presidencia y que no vuelvan a hacer escenas como las que se vieron durante el mensaje.

McCarthy tiene un control precario sobre la parte más conservadora de su bancada, algunos de los cuales le hicieron difícil el que resultara elegido como presidente de la cámara y debe reservar la poca influencia que pueda ejercer sobre ellos para cuando tengan que alinearse en temas legislativos.

McCarthy había dicho antes que no habrían interrupciones al mandatario y cuando se produjeron se le vio al menos un par de veces tratando tímidamente de llamarlos a la calma.

Cuando el presidente responde a los abucheos

Si bien los republicanos faltaron al protocolo, el presidente Biden pareció incentivar esos brotes cuando los señalaba para reforzar partes de su mensaje o cuando abiertamente los desafiaba: “contacten a mi oficina, para que les muestren el plan”, les dijo en aparente referencia a la propuesta que hace el senador de Florida Rick Scott a quienes gritaban porque los acusaba de querer eliminar los programas sociales.

En vez de sorprendido o ofendido, Biden lució divertido con el desorden que surgía de la bancada republicana. Cosa que podría resultar rara, dado que pasó varias décadas en los pasillos del Congreso y ha dicho en más de una ocasión que venera la institución.

Aunque nada de lo pasaba se parecía a los que “institucionalmente” debería suceder durante un Estado de la Unión, Biden en enfrascó con esos congresistas republicanos que lo abucheaban, a veces con humor, a veces con amenazas de vetar legislación que él considera que no favorece a las clases trabajadoras.

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Abuchean a Biden y le gritan “mentiroso” tras acusar a algunos republicanos de querer eliminar Medicare y Seguro Social

La cúspide de la revuelta fue durante el tema de la seguridad social, pero al final, Biden logró darle una elegante vuelta para obtener una especie de tácito compromiso en la forma de aplauso de que esos programas no serán recortados dentro de una negociación de reducción del déficit o del aumento del techo de la deuda.

Biden se mostró irónicamente sorprendido que los republicanos respalden ahora los programas sociales (los que llevan décadas criticando por lo costoso que resultan) “Me encantan las conversiones” y dijo, juzgando por el aplauso, que “aparentemente no va a haber un problema” con su continuidad.

Signos de los nuevos tiempos políticos en Washington DC

En 2009, el episodio de Wilson con Obama fue visto como una ofensa a la presidencia y al Congreso. En 2023, las interrupciones a Biden se entienden como manifestación de cómo la polarización ha derrumbado normas de convivencia política.

¿Significa eso que la política estadounidense está en un peligroso punto de ruptura que amenaza la salud de la democracia?, como apuntan muchos que consideran que lo sucedido en el Congreso es un ominoso signo de los tiempos, en los que ambos partidos no pueden acordar siquiera comportarse bien durante un evento solemne como el Estado de la Unión.

No hay manera de saberlo, aunque si juzgamos por otra sólida democracia, la de Reino Unido, allí los debates parlamentarios suelen ser ruidosos campeonatos en los que los legisladores aplauden o abuchean al orador de turno, dentro de cierto protocolo, claro está. Eso sucede desde hace siglos en Westminster, sede del Parlamento británico y nadie teme que la democracia allí esté en peligro.

Al final, no importa lo común que sea o no estas explosiones retóricas en el Capitolio de Washington DC. Parece lógico que facciones enfrentadas debatan (a veces a gritos) esos puntos en los que no tiene la misma opinión.

Si para algunos republicanos fue la ocasión de demostrar en horario estelar en televisión nacional que se pararan frente a un gobierno que consideran peligrosamente de izquierda, para Biden fue una oportunidad para proyectarse como un líder energético y capaz de manejar y hasta desmontar estos desafíos en vivo.

Para un líder que podría estar a punto de embarcarse en el esfuerzo para la reelección en 2024, pero cuyos 80 años de edad es visto como un “problema”, puede servir de abrebocas de la campaña por venir.

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