1. "No es bueno"
Aunque los presidentes suelen usar el discurso para transmitir lo positivo de su gestión, en 1975, el presidente Gerald Ford no estaba para fiestas. Llevaba poco tiempo en el cargo tras la dimisión de Richard Nixon cuando reconoció: "El estado de la unión no es bueno". Crédito: AP
Aunque los presidentes suelen usar el discurso para transmitir lo positivo de su gestión, en 1975, el presidente Gerald Ford no estaba para fiestas. Llevaba poco tiempo en el cargo tras la dimisión de Richard Nixon cuando reconoció: "El estado de la unión no es bueno". Crédito: AP
2. Siesta suprema
Los discursos presidenciales a veces no son lo entretenidos que algunos cabrían esperar. En 2015, se vio a la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg dormitando en el hemiciclo durante el dicurso de Barack Obama. Cuando le preguntaron el motivo, la jueza, entonces de 81 años, contestó: "No estábamos, al menos yo, 100% sobrios". Crédito: AP
Los discursos presidenciales a veces no son lo entretenidos que algunos cabrían esperar. En 2015, se vio a la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg dormitando en el hemiciclo durante el dicurso de Barack Obama. Cuando le preguntaron el motivo, la jueza, entonces de 81 años, contestó: "No estábamos, al menos yo, 100% sobrios". Crédito: AP
Al año siguiente Trump le negó la mano a Pelosi en el saludo formal antes del discurso y la demócrata, en un llamativo gesto, rompió al final la versión impresa del discurso del presidente. Más tarde, Pelosi tuiteó que había roto lo que era solo un "manifiesto de falsedades". Crédito: Patrick Semansky/AP