Un grupo de dirigentes de la oposición de Venezuela exigió por primera vez en 20 años la renuncia del presidente, Nicolás Maduro, a las puertas del palacio de Miraflores. Aunque se trataba de unas 15 personas, la protesta constituye un desafío al jefe del gobierno chavista, que tiene absolutamente prohibido realizar manifestaciones en su contra frente a la sede del Ejecutivo nacional.
La oposición venezolana desafía por primera vez a Nicolás Maduro a las puertas del palacio presidencial
En casi 20 años del gobierno chavista, los grupos radicales que se oponen al gobierno no habían logrado llegar a la sede del Poder Ejecutivo exigiendo un cambio de jefe de Estado.

Los promotores de la movilización forman parte del sector más radical de la coalición de partidos Mesa de la Unidad Democrática (MUD). A la cabeza estaban representantes de Voluntad Popular, cuyo líder Leopoldo López cumple una condena de 13 años de prisión en la cárcel militar de Ramo Verde. También estaba la exparlamentaria María Corina Machado y los seguidores del ex alcalde metropolitano Antonio Ledezma, quien está bajo arresto domiciliario tras ser acusado de conspiración contra el gobierno.
A los ciudadanos militares,a los comerciantes, trabajadores, estudiantes: es la hora de restaurar la Constitución y la Libertad #FueraMaduro pic.twitter.com/qxOiI1Rnn9
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) December 20, 2016
“Venezuela no aguanta más, fuera Nicolás Maduro, el tiempo se les acabó. Venezuela, todos a la calle exigiendo ya la libertad para todos los venezolanos”, exclamó Machado en la calle, mientras el resto de los participantes, en su mayoría diputados opositores de la Asamblea Nacional, gritaban “¡libertad!” y mostraban una pancarta con la expresión “fuera Maduro”. Las imágenes fueron transmitidas por las redes sociales de los propios organizadores, tratando de burlar el bloqueo que ha impuesto la revolución chavista a las coberturas de prensa de los eventos opositores.
El régimen de Maduro logró lo que no pudo la oposición: calentar la calle. El decreto presidencial dictado el 11 de diciembre que elimina el billete de 100 bolívares –el de más alta denominación y que representa 48% del circulante– provocó una ola de disturbios y saqueos que se extendió por al menos la mitad de las 24 entidades federales del país. Solo en el estado sureño de Bolívar, motor de la explotación minera en Venezuela, unas cinco personas fallecieron y más de 600 establecimientos comerciales resultaron violentados por la revuelta popular de las últimas horas.
Frente al palacio de Miraflores, donde el irresponsable de Maduro destruye a Vzla #FueraMaduro #FueraDeMiraflores pic.twitter.com/C5qV7XjQrU
— Freddy Guevara (@FreddyGuevaraC) December 20, 2016
“Puede ser diciembre o cualquier fecha del año, pero cuando hay saqueos, muertes y represión, la dirigencia política está en la obligación de reaccionar”, señaló el parlamentario Freddy Guevara, coordinador de Voluntad Popular, que también se paró en la entrada de Miraflores para expresar su repudio a Maduro. Guevara adelantó que demandarán al Poder Legislativo declarar “lo antes posible” el “abandono del cargo” del Presidente, una de las figuras que establece la Constitución para determinar la falta absoluta del Jefe de Estado. La oposición cuenta con los votos necesarios para aplicar esta sanción, pero el Tribunal Supremo de Justicia –controlado por el chavismo– ha indicado en distintos fallos que la Asamblea Nacional está en “desacato” y que todas sus decisiones son nulas.
La “toma” de Miraflores tiene una gran carga simbólica en el debate político venezolano, debido a que el golpe de Estado que derrocó por unas horas al difunto presidente Hugo Chávez el 11 de abril de 2002, tuvo como detonante una gigantesca marcha hacia el palacio de Gobierno que terminó con unos 19 muertos y cientos de heridos. Desde aquella fecha, que partió en dos la historia contemporánea del país, el Ejecutivo no permite a la oposición acercarse a esta edificación ubicada en el centro de Caracas.
La MUD convocó a una marcha multitudinaria hacia el palacio de Miraflores el pasado 3 de noviembre, pero al final la suspendió atendiendo una petición del Vaticano, que ejerce como facilitador en el diálogo gobierno-oposición junto a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá).
“Creemos que es sensato acatar este llamado (del Vaticano) a los fines de evitar cualquier choque y confrontación, así como la contaminación de este proceso que hemos denominado el inicio del diálogo”, argumentó en su momento el presidente del Parlamento, el opositor Henry Ramos Allup. Sin embargo, ahora es él mismo quien asegura que “el diálogo está muerto” y la oposición ha anunciado que retomará su agenda de lucha, que incluye agitar la calle para reclamar el adelanto de las elecciones presidenciales.













