Tomar refresco te envejece y provoca arrugas: 10 razones para dejarlo este año
Los refrescos forman parte de los hábitos alimenticios de un gran número de personas, pero no son bebidas amigables con el organismo.
Renunciar a las gaseosas podría mejorar notablemente la salud de los consumidores, las bebidas azucaradas están asociadas con algunos padecimientos que se podrían convertir en enfermedades graves.
Tu piel mejorará
El consumo excesivo de bebidas azucaradas con cafeína está asociado al envejecimiento prematuro por la descomposición de la elastina, colágeno; lo cuales ayudan a darle un aspecto juvenil a la piel; y los telómeros.
Los telómeros son estructuras dentro de los cromosomas que ayudan a la regeneración celular en la piel. Una investigación encontró que el consumo de refresco acorta la longitud de los telómeros, lo cual dificulta que las células se regeneren.
Además, un estudio publicado en The Journal of Pediatrics reveló que el consumo de refresco aumenta el riesgo de padecer acné en los adolescentes.
El dermatólogo Steven Victor también advirtió que las bebidas gaseosas se asocian al acné quístico, el cual puede causar lesiones graves en la piel.
Dormirás mejor
Las bebidas azucaradas ayudan a las personas a mantenerse despiertas durante el día; sin embargo, también afectan los ciclos de sueño normales por la noche.
Un estudio de la Universidad de San Francisco encontró que las personas que dormían 5 horas o menos consumían 20% más de refresco que la gente que dormía más tiempo.
Artritis reumatoide
El refresco también ha sido asociado con problemas musculares y óseos graves, como la hipopotasemia, una enfermedad en la que los niveles de potasio disminuyen y se ven reflejados en debilidad muscular.
Asimismo, un estudio de The American Journal of Clinical Nutrition realizado a 180 mil mujeres encontró que quienes consumían refresco con mayor frecuencia tenían 63% más probabilidades de desarrollar artritis reumatoide.
Huesos más fuertes
Los refrescos contienen cafeína y fósforo, un par de ingredientes que pueden afectar significativamente la salud ósea.
Según la Fundación Nacional de Osteoporosis, el fósforo dificulta la absorción de calcio, lo cual debilita los huesos.
Mejora la capacidad cerebral
El consumo de bebidas azucaradas está relacionado con el riesgo de padecer demencia o Alzheimer, pues el hábito puede causar contracción cerebral.
Una investigación de Alzheimers Dement encontró que los consumidores de refresco tenían más problemas para resolver problemas de memoria y el volumen cerebral de algunos de ellos se redujo.
Corazón
Un estudio de Harvard descubrió que las personas que consumen refresco tienen un 31% más de probabilidades de morir a causa de alguna enfermedad cardíaca.
El consumo de gaseosas también está asociado a la dislipidemia, un desequilibrio del colesterol y los triglicéridos en la sangre que predispone al organismo a desarrollar problemas del corazón.
Diabetes
La diabetes puede ser resultado de una combinación de hábitos; sin embargo, la Asociación Estadounidense de Diabetes asocia la enfermedad con las bebidas azucaradas.
Según un estudio de Diabetes Journals, reemplazar el refresco por agua, café o té disminuye entre 2% y 10% el riesgo de padecer diabetes.
Deshidratación
Un grupo de investigadores mexicanos experimentaron con ratones para demostrar que las bebidas azucaradas influyen en la deshidratación del organismo.
Algunos animales solo bebieron refresco durante 4 semanas y otros agua. Los que bebieron gaseosas presentaron signos de deshidratación en la sangre y daño en los riñones.
Dientes
Las bacterias que viven en los dientes se alimentan de azúcar, lo cual quiere decir que, entre más consumo de azúcar mayor es el riesgo de desarrollar caries.
Además, conforme las bacterias se multiplican, generan ácidos que desgastan el esmalte de los dientes y dejan de ser blancos.
Bajarás de peso
Los refrescos son bebidas altas en calorías y azúcar, por lo tanto, el hábito puede conducir al sobrepeso y la obesidad.
La Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad analizó más de 30 estudios y concluyó que el 93% de ellos establecía una relación directa entre las bebidas gaseosas y la obesidad
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