La renuncia de Meghan Markle y el príncipe Harry como miembros senior de la realeza provocó cierta inestabilidad dentro de la Corona británica.

La renuncia de Meghan y el príncipe Harry a la realeza como miembros senior, pudo haberlos librado del escrupuloso ojo diplomático de la reina Isabel II, pero NO de sus deberes conmemorativos más arraigados y tradicionales.

Aunque la etiqueta de "royal rebelde" con la que carga el príncipe Harry le ha valido una gran aprobación mundial por su lado humanitario, también ha provocado en él problemas de ansiedad y depresión, especialmente después de atravesar por el fallecimiento de su madre en plena pubertad.

De pequeñas, muchas mujeres sueñan con llegar al altar y tener una boda digna de un cuento de hadas, con un gran vestido blanco, una delicada tiara y un príncipe esperando por ellas.

Mientras Meghan Markle estuvo inmiscuida en asuntos diplomáticos del Reino Unido, los medios especularon frecuentemente sobre su rivalidad con Kate Middleton. En muchas de las vertientes, la prensa comparaba hasta sus respectivos estilos para vestir.

Conforme pasan los días, parece que la tensión entre la reina Isabel y los duques Sussex va disminuyendo: la monarca inglesa aceptó de buena gana la renuncia de la pareja, y si eso fuera poco, les dio su aprobación para vivir en Canadá: lejos de la Corona y sus obligaciones diplomáticas.