Si bien es cierto que muchas veces vivimos momentos de gloria derrotando a un jefe final, o mejor aún, a algún amigo, también es cierto que hay ocasiones en que tememos lo peor a la hora de jugar videojuegos. Situaciones que muchos hemos pasado alguna vez, y que si eres afortunado y no te ha sucedido, seguro temes que pueda llegar la hora.

Tener una PC en los 90 no era para cualquiera. No sólo por su precio, sino porque no suponían una necesidad real para su utilización, y aún no eran consideradas como un centro de entretenimiento. De hecho, era muy común que toda una familia acudiera a ese único miembro que poseía una computadora, ya sea para buscar información puntual en Internet, o para procesar algún trabajo en Word.

Existen videojuegos que generan tanta expectativa previa a su lanzamiento, que luego nos toman por sorpresa con su calidad o poca jugabilidad. Títulos que con solo nombrarlos generarán polémica, entre su gran cantidad de fanáticos dispuestos a defenderlos, y los miles de jugadores que lejos de todo prejuicio o criterio de fanboy, tendrán sus razones para argumentar en contra.

Pasan los años y las consolas se ponen viejas... O como nos gusta decir a los gamers, "se transforman en clásicos". Un problema que acumula año tras año montones de consolas, cables, joysticks, y obviamente, muchos cartuchos o discos de juego.

Acción, puzzles, saltos, disparos... Sea el videojuego que sea, y salvo contadas excepciones, es muy probable que nos tenga la mayor parte del tiempo avanzando sobre enemigos sin prestar demasiada atención a la música.

Por lo general, muchos juegos calificados como "de puzzles" se basan en una mecánica puntual sobre la que luego se desarrolla una historia: Portal con sus portales, Life is Strange con el retroceso del tiempo, y una variedad de títulos survival horror que fueron clásicos con sus palancas, llaves o números y palabras clave.