A pesar de lo lejano y frío que solamos ubicar a los países nórdicos como Suecia, la verdad es que sus habitantes saben cómo pasarlo muy bien, por ello sus ciudades son muy conocidas por la variedad de ofertas de ocio y recreación que explota especialmente cundo cae la noche.

Se dice que Chenonceau es el segundo palacio más visitado en Francia después de Versalles, y no es difícil el comprender el porqué. Atravesando el río Cher, sobre el cual se refleja su espléndida arquitectura renacentista con reminiscencias góticas, el castillo de Chenonceau integra un paisaje único, rodeado de hermosos jardines y albergando una colección de arte sin igual, donde, entre tapices del siglo XIX y mobiliario antiguo, pueden encontrarse Rubens, Tintoretto como alguno de sus mayores exponentes.

Sighisoara se ubica en las cercanías del río Tarnava, en una de las regiones más históricas de Transilvania: Mures, que fuera colonizada por familias sajonas con el fin de formar una barrera frente al avance turco.

Existen paisajes urbanos en el mundo que cualquiera reconocería en una postal. El perfil de la ciudad de New York, o de Hong Kong son algunos de los perfiles urbanos más famosos, tanto sea por la altura de sus edificios o la luz de sus rascacielos, hay paisajes de ciudad que sobresalen sobre el resto.

Colombia siempre ha llamado la atención de los turistas y viajeros. Siendo siempre uno de los destinos predilectos de Sudamérica, aunque su situación de seguridad pública haya contrariado a quiénes la visitan, nunca ha perdido la importancia que se le otorga en guías de viajes y planificaciones de vacaciones.

En el perdido caribe nicaragüense, alejado de todo y todos en este país centroamericano, se encuentran dos pequeñas islas, habitadas por herederos de piratas ingleses y esclavos jamaiquinos, que viven su vida hablando un inglés extraño, adoptando el culto católico apostólico románico y escuchando a Bob Marley tarde tras tarde.