La Compañía de Jesús y su acción han marcado a fuego la historia de la provincia de Córdoba, en Argentina. Entre 1599 y 1767 los jesuitas desarrollaron un mecanismo sociocultural de características inusitadas en el contexto americano de la época, que dejó huellas materiales e inmateriales en distintos puntos de Córdoba.
La herencia jesuítica en Córdoba, Argentina

Es así que el trabajo educativo y religioso de los jesuitas se plasmó en la fundación de algunas de las instituciones más importantes en la provincia, como por ejemplo la Universidad Nacional de Córdoba (fundada en 1622), uno de los centros académicos más respetados en Argentina y con trascendencia en toda América del Sur.
Precisamente esa obra cultural, social y espiritual se sustentaba económicamente mediante una serie de estancias con producción agropecuaria ubicadas en toda la provincia, que en la actualidad poseen una gran importancia a nivel turístico y patrimonial. Asimismo, como el centro de las actividades de la Compañía de Jesús se ubicaba en la Ciudad de Córdoba, allí también quedaron diferentes sitios históricos de gran valor.

Patrimonio de la humanidad
Es lo que se conoce como “ Manzana Jesuítica”, conformada principalmente por los edificios emblemáticos construidos por los jesuitas en la capital de Córdoba, que marcan so legado arquitectónico y patrimonial. Hablamos del Colegio Máximo, de la mencionada Universidad, del Colegio Convictorio de Nuestra Señora de Monserrat y del Noviciado. Todas estas instituciones se fundaron entre 1608 y 1687.
Tanto la “Manzana Jesuítica” como el circuito de las estancias en el interior provincial, denominado "Camino de las Estancias Jesuíticas", han sido declarados como “Patrimonio de la Humanidad” por parte de la UNESCO en 2000. Las estancias en cuestión son Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia, La Candelaria y San Ignacio, aunque ésta última no forma parte de la declaración de la UNESCO. Fueron fundadas entre 1616 y 1725.

Las estancias
Caroya fue el primer establecimiento destinado a la producción rural fundado por los jesuitas, específicamente en 1616. Se ubica en la localidad de Colonia Caroya, a 40 kilómetros de la Ciudad de Córdoba. Incluye una casona de estilo colonial, y fue utilizada para múltiples propósitos, incluyendo la fabricación de armas blancas durante el ciclo que desembocó en la independencia argentina de la corona española.
La estancia Jesús María fue adquirida por los jesuitas en 1618, y se localiza a 8 kilómetros de distancia de Caroya. Por sus habitaciones pasaron las principales personalidades de la historia argentina, incluyendo a José de San Martín y Manuel Belgrano. Alta Gracia, en tanto, es la estancia ubicada en pleno centro de la ciudad del mismo nombre, pero que se conserva allí como herencia del pasado jesuita. Fue construida en 1643.
La Candelaria se ubica en el entorno natural de las sierras de Cruz del Eje, a 70 kilómetros de la capital cordobesa, y fue inaugurada en 1683. Incluye una capilla restaurada, que aún preserva las huellas de la actividad de los padres jesuitas. Santa Catalina, en tanto, fue fundada en 1622 y es la más amplia de las estancias jesuíticas en Córdoba. Destaca la iglesia, de estilo barroco colonial. Se ubica 20 kilómetros al noroeste de Jesús María. Por último, San Ignacio incluye únicamente los restos de las construcciones en medio de un entorno natural, ya que desgraciadamente no se ha conservado como en los casos anteriores.
No cabe duda que visitar la provincia de Córdoba en Argentina y no pasar por los sitios que han marcado la herencia jesuítica en la zona será sinónimo de obviar un punto trascendental del patrimonio local. Y si queremos hacer turismo para sentir a fondo la identidad de cada sitio visitado y para empaparnos con su cultura, no podemos darnos ese lujo.







