El equipo legal del presidente dijo que los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso no equivalen a ningún crimen ni son argumentos suficientes para un proceso de destitución. El juicio político contra el mandatario comienza este martes por la tarde y aún no se sabe cuánto podría durar.

La representante demócrata hizo historia en 2018 al convertirse en la primera hispana en representar a Texas en el Congreso. Ahora será protagonista de un proceso también histórico: un juicio de destitución de un presidente.

El fin de semana, el mandatario arremetió contra los demócratas a quienes acusó de ser “lunáticos radicales de izquierda”. En tanto, ellos insisten en llevar a testificar a personajes como John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional del presidente, pues afirman que solo con esos testimonios el juicio podría ser justo.

Los 100 senadores de la cámara alta tendrán que decidir si durante este juicio habrá lugar para testigos y exposición de documentos relacionados con los cargos que enfrenta el presidente. Los demócratas necesitan que tan solo cuatro legisladores republicanos voten para que esto suceda y sus esperanzas se centran en Mitt Romney, Lisa Murkowski y Susan Collins, quienes han demostrado no estar completamente alineados con el mandatario.

La congresista asegura que el presidente “colocó a nuestro país en un riesgo de seguridad muy grande”. A la pregunta sobre si los demócratas tienen en el Senado, quizás con la ayuda de algunos republicanos, los votos necesarios para declarar culpable al presidente en este proceso, Shalala dijo que “los miembros del Senado van a juramentarse y se espera que sean totalmente imparciales”.

El equipo legal que el mandatario conformó para el juicio político que avanza en su contra emitió un comunicado en el que, además, aseveró que este proceso “es un ataque peligroso al derecho de los estadounidenses de elegir a su presidente”. Según los abogados de Trump, esta acusación es inconstitucional porque no implica en delito.