La cadena FX, que se destacó siempre por sus comedias, viene incursionando en los últimos años en la producción de dramas de calidad, comenzando a ganar notoriedad con dos dramas que se fueron consolidando con buena parte de la audiencia como Sons Of Anarchy (estrenada en 2008) y Justified (que se estrenó en 2010 y pasó primero un poco desapercibida, pero luego fue ganando muchos adeptos).

Si hay algo que Legit parecer buscar constantemente, es hacer humor sin recurrir a los formatos tradicionales. No siempre con buenos resultados, pero hay que reconocer que Jim Jefferies se juega a todo o nada con su comedia.

The Americans se sigue manteniendo hasta el momento como una de las series nuevas más atractivas e interesantes luego de unos cuantos episodios emitidos, en los que la intriga política internacional (incluyendo el intento de asesinato al presidente estadounidense Ronald Reagan que se vio en el último episodio) y los relaciones interpersonales y de pareja se mezclan con gran ritmo y muy buenas interpretaciones por parte de los protagonistas, Keri Russell y Matthew Rhys.

Si en Love, Legit encontró un punto equilibrado entre su narración emocional y el humor negro, con Anger volvió esa anarquía argumental que reinó en los primeros capítulos. Si bien el caos puede ser un factor que sume interés a las historias de siempre, ese mismo factor puede tornar confuso (y hasta aburrido) un capítulo con buenas intenciones, pero que se pierde en su propia maraña.

Definitivamente The Americans es la serie que quiero ver, capítulo a capítulo los juegos de espías cada vez son más intrincados y esta agarrando un buen ritmo. No sé hasta cuándo podrá durar y mantener esta trama de agentes, como ya dije, eso tiene fecha de vencimiento, pero hasta que eso llegue vamos a seguir disfrutando.

The Americans, la serie de espías rusos infiltrados en los Estados Unidos durante la Guerra Fría sigue aumentando las intrigas y, habiendo emitido ya tres episodios, ha sido muy bien recibida por la crítica y la audiencia. Se ha destacado por su fiel retrato de la época y por la creciente tensión, tanto a nivel político como con respecto a la relación de los personajes entre sí y con su entorno cercano.