Ana Verónica Chourio cuenta que su esposo falleció el pasado 1 de mayo luego de complicaciones a causa del virus. "Teníamos todas las esperanzas puestas en que íbamos a salir de esto", dice. Ahora, en medio de su dolor, está recaudando fondos, pues le faltan 1,400 dólares para cubrir los gastos de la cremación.

Quienes tomaron el cuerpo aseguraron que querían despedirse de su ser querido con alegría porque el difunto, de 25 años, era un gran rumbero.

Aproximadamente a las 10:30 am de este lunes una caravana trasladó el cuerpo del uniformado desde la Oficina del Médico Forense hasta la funeraria donde serán velados sus restos. El oficial perdió la vida en el cumplimiento de su deber cuando el helicóptero en el que se transportaba para dar apoyo en la investigación de un crimen se accidentó. Su compañero de viaje logró sobrevivir y se encuentra en recuperación.

Andrés Armijos recibió el 11 de abril las cenizas de su madre fallecida por coronavirus en marzo en un hospital de Guayaquil, Ecuador. Pero una información oficial revela que los verdaderos restos de su mamá fueron enterrados en un cementerio sin consentimiento de la familia. Además, una funeraria le llamó para decirle que el cuerpo estaba aún en la morgue.

Alrededor del mundo, el coronavirus está impidiendo realizar ritos funerarios de manera tradicional. Para responder al dolor que implica para las familias y amigos de los difuntos no poderlos despedirlos debidamente, en Chile como en otros países la industria funeraria busca nuevas modalidades para las ceremonias.
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César Quirumbay se había radicado en EEUU, tenía un gran reconocimiento por su trabajo en Nueva Jersey, en febrero celebró con una emotiva ceremonia sus 36 años de matrimonio y, dos meses después, perdió una dura batalla contra el covid-19. Sus familiares aseguran que no recibió la ayuda y los tratamientos necesarios "solamente por no tener seguro".