“Siempre he tenido esa mentalidad”, dice Hebreb Morales, de 20 años de edad, quien se ha convertido en un comerciante a través de la práctica de la reventa y que ahora tiene su negocio en el que ofrece ropa, calzado y accesorios únicos en el mercado.
David Benítez es originario de Durango y cuenta que inició su negocio en 2007 con cinco camiones. Asegura que desde que llegó a Estados Unidos “me he dedicado a desarrollar marcas latinas, distribuirlas, manejarlas y venderlas”. Agrega que, en términos empresariales, “hemos sido muy afortunados porque somos una empresa que ha crecido muy rápido”.
Miriam Jiménez es de origen dominicano y es propietaria de ‘Miriam Cocina Latina’. Ella llegó a EEUU en busca de una mejor vida y asegura que siempre ha disfrutado al máximo su trabajo. Ha pasado de ser mesera a gerente y finalmente a dueña de su propio negocio. Ahora cuenta con 40 empleados, la mayoría mexicanos.
Azael Valdez es originario de Reynosa, Tamaulipas, y llegó al país con el objetivo de cumplir el sueño americano. Pasó por diversos oficios, como en la construcción, limpieza y carpintería. Cuenta que un día decidió arriesgarse e invirtió todos sus ahorros para comenzar su emprendimiento. “Empezamos con tres empleados y ahora contamos con 17”, dice Valdez.
Dora y Antonio son esposos, y llegaron a EEUU desde Linares, en México, buscando nuevas oportunidades. En ese camino descubrieron que la comida mexicana fue la clave del reconocimiento. Dicen que durante los últimos años han trabajado sin parar para mantener satisfechos a sus clientes y hoy cuentan con dos taquerías y una tamalería. Establecimientos que les dan empleo a 20 personas.
'La Paloma' es el nombre de la cadena de restaurantes de Mario Ramírez, la cual emplea actualmente a casi 100 personas en Dallas. La empresa empezó en 1992 con la venta de panes, pero luego se sumaron tacos y la comida mexicana en general. "Esta es una época muy buena para hacer negocios", dice este líder que siempre ha creído que Estados Unidos es el país de las oportunidades.
Angélica Lazcano Juárez, originaria de Puebla México, madrugaba junto a su esposo para vender helados y frituras en escuelas de Oak Cliff. Así fue cómo esta pareja se logró sobreponer a una presunta estafa de un socio del negocio que adquirieron y que a diario les suministraba mercancía para su carrito.
Irma Vargas nació en Dallas, pero sus padres son originarios de México. Desde muy joven se convirtió en mamá, por lo que asegura que el camino que ha recorrido para alcanzar sus sueños no ha sido sencillo.
“Agarramos a vender casa por casa durante dos años”, Rubén Valle, dueño de La Popular, ubicada en Plano, Texas, habla del duro proceso para hacer que su negocio crezca día a día. Ahora, este empresario quiere que su local mantenga viva la tradición mexicana a través de una gran variedad de productos y convertirse así en una tienda de venta y producción de pan única.
Hilario Nieto cuenta que desde que llegó al país aprendió el oficio, se sacrificó por largo tiempo, ahorró dinero y se arriesgó a lanzar su propio restaurante. Y aunque confiesa que ha tenido muchos obstáculos durante los años, logró triunfar y cumplir su sueño americano.
Llegó a EEUU en busca de mejores oportunidades, se capacitó y comenzó a buscar oportunidades de trabajo, pero como no recibió un buen trato, decidió ahorrar y con eso logró abrir su propio negocio.
Jesús José Manzano Cardoso aseguró que tuvo que huir junto con a sus familiares porque prácticamente eran “perseguidos políticos” en Venezuela y fueron blanco de diferentes atentados. Llegaron a Fort Worth y lucharon durante años para montar su propia empresa de reparación de viviendas que esperan siga creciendo.
Nelsón Lizama llegó en el año 2000 a Dallas, fue amparado por el TPS, trabajó en construcción, pero en el 2004 ingresó a laborar en una compañía de camiones y, desde ese entonces, empezó a construir su propia empresa, la cual ya cuenta con cerca de 100 empleados.
Sergio Ruiz y Óscar Puente, propietarios de 1910 Distribution, nacieron en Estados Unidos, pero sus padres son de origen mexicano. Ambos aseguran que su biculturalismo ha sido clave para el crecimiento de su empresa.
Hace 18 años, Rafael Figueroa emigró de México a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. En las diferentes empresas en las que trabajó como empleado, notó que había deficiencia en la calidad y el servicio. Entonces, sin pensarlo mucho, comenzó a trabajar por su cuenta.
José Luis llegó a Estados Unidos hace 25 años en busca de nuevas oportunidades y aunque inicialmente trabajó en un restaurante, pudo laborar en Ford y luego abrió su propio taller mecánico.
William Gómez tenía 15 años cuando llegó a Estados Unidos a buscar mejores oportunidades y tras estar en varios puestos en un restaurante, decidió emprender y convertirse en el dueño de su propio negocio para cumplir con el sueño americano.
José Valadez, que nació en el estado de Arkansas, se fue del país a los dos años de edad y estudió la preparatoria en México. Pese a ser ciudadano, asegura que ha sufrido lo que muchos inmigrantes en EEUU y cuenta cómo logró convertirse en el dueño de una prestigiosa boutique para hombres.
Daniel Shemel es un colombiano que, junto a dos de sus amigos, decidieron dejar su país natal para probar suerte en los Estados Unidos con un innovador negocio de relojes ecológicos. Hoy en día cuentan con más de cuatro tiendas y distribuyen sus productos por varios países como Inglaterra, Costa Rica y Brasil.
Olga Valdez llegó a los 17 años de edad como indocumentada a los Estados Unidos, empezó a planchar ropa por un salario bajo. Luego de muchos esfuerzos y dedicación logró resolver su estatus migratorio y obtener un préstamo para abrir su propio negocio en el que ayuda a otros hispanos.