El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cuyas recomendaciones suelen seguir las autoridades federales estadounidenses, votó este viernes a favor de abandonar la vacunación universal contra la hepatitis B para recién nacidos.
Panel de los CDC pone fin a las vacunas contra la hepatitis B para todos los recién nacidos
La votación es una victoria para el secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., quien durante décadas ha buscado reformar el calendario de vacunas infantiles.

Ocho miembros votaron a favor y tres votaron en contra.
El ACIP es un consejo asesor científico encargado de hacer recomendaciones a los CDC bajo la dirección del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., cuya retórica antivacunas ha causado alarma entre la comunidad médica y científica.
La votación es una victoria para Kennedy, quien durante décadas ha buscado reformar el calendario de vacunas infantiles. Pero la división y disfunción del comité al tomar la decisión suscita preguntas sobre la fiabilidad del proceso y dejó al menos a un crítico “muy preocupado por el futuro” de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Preocupación sobre el resurgimiento de la hepatitis B
El doctor Joseph Hibbeln, uno de los tres miembros del ACIP que votaron en contra, advirtió a sus colegas sobre el daño que significa la decisión tomada este viernes: “Esto tiene un gran potencial de causar daño y simplemente espero que el comité acepte su responsabilidad cuando se cause este daño”, dijo.
En declaraciones al diario USAToday, el doctor Richard Besser, presidente y director ejecutivo de la Fundación Robert Wood Johnson y exdirector en funciones de los CDC, dijo que la votación pone en riesgo la salud de todos los niños que viven en EEUU.
“Esta votación abre la puerta a un resurgimiento de las infecciones por hepatitis B y es un paso más en los esfuerzos concertados del gobierno para desmantelar el calendario de vacunación infantil recomendado”, dijo Besser.
El médico Peter Hotez, del Centro de Desarrollo de Vacunas del Hospital de Niños de Texas en Houston, declinó presentarse ante el comité que este viernes tomó la decisión afirmando a la agencia de noticias AP que "parece haber cambiado su misión, alejándose de la ciencia y la medicina basada en pruebas".
Kennedy Jr., a pesar de carecer de credenciales médicas y de haber dicho en su confirmación en el Senado que no tenía intención de modificar los calendarios de vacunas, impulsa una reevaluación de algunas de las que se usan con éxito desde hace décadas. En septiembre ya cambiaron las recomendaciones de vacunación contra el covid-19 y el sarampión.
Integrado por personalidades a menudo criticadas por la comunidad científica por su falta de experiencia o por difundir teorías escépticas sobre las vacunas, ACIP tenía inicialmente prevista su decisión sobre la vacuna de hepatitis B para el jueves, pero se pospuso debido a la confusión y la resistencia de algunos de los expertos en cuanto a las implicaciones del cambio previsto.
Los expertos advirtieron sobre la caída de las tasas de inmunización y el regreso de enfermedades contagiosas mortales como el sarampión, que causó varias muertes en 2025.
La hepatitis puede causar problemas de salud de por vida
La hepatitis B es una infección hepática grave que, en la mayoría de las personas, dura menos de seis meses. Pero para algunas, especialmente los bebés y niños, puede convertirse en un problema duradero que puede causar insuficiencia hepática, cáncer de hígado y una cicatrización llamada cirrosis.
En los adultos, el virus se transmite a través del contacto sexual o al compartir agujas durante el uso de drogas inyectables.
Pero también se puede transmitir de una madre infectada a un bebé. Hasta el 90% de los bebés que contraen hepatitis B desarrollan infecciones crónicas, lo que significa que sus sistemas inmunológicos no eliminan completamente el virus.
Se estima que hasta 2.4 millones de personas en Estados Unidos padecen esa enfermedad, y hasta la mitad no son conscientes de que están infectadas, según información de los CDC.
El doctor Baruch Blumberg, un científico federal, identificó el virus que provoca la infección en 1965. Ganó el Premio Nobel por el descubrimiento, que generó pruebas y dio lugar a las vacunas. La primera vacuna contra la hepatitis B fue autorizada en Estados Unidos en 1981.
Las vacunas de hepatitis B para recién nacidos han sido recomendadas durante años
Durante décadas, la guía de vacunación del país ha sido influenciada por el ACIP, cuyas recomendaciones generalmente han sido adoptadas como una guía nacional ampliamente seguida por los médicos.
En 1991, el comité recomendó una dosis inicial de la vacuna contra la hepatitis B al nacer. La guía se modificó ligeramente con el paso de los años y actualmente sugiere una dosis dentro de las 24 horas del nacimiento para todos los bebés médicamente estables que pesen al menos 4.4 libras, además de dosis de seguimiento que se deben administrar aproximadamente al mes y a los seis meses de edad.
La lógica de recomendar una dosis al nacer partía de que las autoridades de salud solían depender de la detección de la enfermedad en madres embarazadas para encontrar bebés que pudieran haber estado expuestos al virus. Pero muchos casos pasaban sin detección, dicen los expertos, porque algunas mujeres no eran examinadas o los resultados de las pruebas fueron incorrectos. Además, el virus puede vivir en superficies durante más de siete días a temperatura ambiente, por lo que los niños no vacunados que viven con una persona con una infección crónica pueden contraerlo.
Las vacunaciones de hepatitis B para recién nacidos son ampliamente consideradas como una historia de éxito de salud pública. Durante unos 30 años, los casos infantiles cayeron de aproximadamente 18,000 por año a alrededor de 2,200.
Una colaboración de investigadores de salud pública, el Proyecto de Integridad de Vacunas, publicó esta semana su análisis de más de 400 estudios e informes que abarcan 40 años. El grupo concluyó que la dosis al nacer es segura y es una razón importante por la que las infecciones pediátricas de hepatitis B en Estados Unidos han disminuido.
Con información de AP y AFP.
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