El despido del director del FBI, James Comey, ha supuesto un nuevo golpe a la credibilidad de la investigación sobre la intervención rusa en la elección presidencial del año pasado. Ahora cobran más fuerza que nunca los pedidos de demócratas para recurrir a otras opciones como un "fiscal especial" que es considerado como la opción más independiente y rápida para averiguar cuál es la relación entre el presidente Donald Trump y el Kremlin.
¿Será nombrado un fiscal especial para el 'Rusiagate'? Te contamos por qué es muy difícil y qué otras opciones hay
El despido del director del FBI, James Comey, ha avivado los llamados para crear "una investigación fiable" sobre los supuestos lazos entre Trump y el Kremlin, pero las otras opciones se enfrentan a numerosos obstáculos. Analizamos las ventajas e inconvenientes de cada una.


Pero lo cierto es que hay numerosos obstáculos para que prospere la creación de un fiscal de este tipo o de una comisión independiente o un comité especial en el Congreso (las otra opciones posibles). Importante es tener en cuenta que los republicanos se oponen a ellas, a pesar de que algunos han criticado el despido de Comey.
Estas serían vías alternativas a las investigaciones ahora en curso: las que llevan a cabo en el Congreso varios comités permanentes y la del FBI que hasta ahora lideraba Comey.
Aquí repasamos cuáles son las tres vías alternativas, sus ventajas e inconvenientes.
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Un consejero especial
Otros nombres: El término usado por la ley es "consejero especial" pero es frecuente escuchar también los nombres consejero independiente y fiscal especial. Este último fue el nombre que usaba la ley hasta los años '80.
El consejero especial tomaría la eventual decisión sobre una investigación criminal contra el gobierno Trump después de recibir las recomendaciones del FBI, una vez la agencia concluya su investigación.
También decide si enviar o no a alguien a la cárcel al término de cualquier otra investigación, ya sea llevada a cabo por el Congreso o por una comisión independiente.
Quién lo nombra: El fiscal general, pero como Jess Sessions se ha apartado del caso por sus propios vínculos con Rusia durante la campaña, el encargado sería el segundo en el escalafón del Departamento de Justicia, Rod Rosenstein, vicefiscal general. Ese consejero especial podría ser un empleado actual del Departamento de Justicia u otra persona de fuera contratado para la ocasión. Si Rosenstein no nombra un consejero especial, será él mismo el encargado de tomar las decisiones sobre posibles imputaciones.
Hasta 1999, era posible que una corte lo creara pero la ley de la era post-Watergate que permitía esa opción (la Ethics in Government Act) necesitaba ser renovada y los congresistas de aquel entonces la dejaron expirar.
Ventajas: Es la opción más rápida y es la única con poderes para procesar a los responsables.
Inconveniente: Es improbable que el vicefiscal general, que puede ser despedido por Trump, nombre a un consejero especial de manera voluntaria, así que la presión política tendría que ser muy alta, indica a Univision Noticias Paul Rosenzweig, experto en seguridad nacional de The Heritage Foundation. "Esta decisión está plenamente dentro de su discreción y no puede ser forzado a tomarla excepto si le presionan", añade.
Además, el consejero especial también podría ser despedido por Trump.
Ejemplos del pasado: Los más conocidos son los creados para el Watergate, durante la era Nixon, o el caso Whitewater, que salpicó a los Clinton.
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Una comisión independiente
Qué es: Es un grupo creado por el Congreso para ofrecer consejo "independiente". Las más usuales son las compuestas por expertos que emiten una opinión previa a la creación de una ley. También pueden ser de tipo investigativo, como sería este caso.
Sus miembros pueden escuchar testimonios, dirigir investigaciones, analizar reportes. Al término la mayoría redacta un informe que somete al Congreso. Usualmente las comisiones de tipo investigativo son dotadas de poderes para citar a comparecientes con carácter obligatorio.
Ventajas: Una gran ventaja de esta opción es que los miembros de la Comisión no serían necesariamente miembros del Congreso, lo que garantizaría un mayor aislamiento político. Además, sus miembros serían elegidos equitativamente por los dos grandes partidos, y por tanto la Comisión no sería un reflejo de la composición del Congreso donde los republicanos son mayoría.
Inconvenientes: El gran inconveniente es que debe ser creada por ley y éstas pueden ser vetadas por el presidente. Como es muy presumible que el presidente vetaría una ley así, la única posibilidad de que sea creada una comisión de este tipo pasa por una mayoría cualificada en el Congreso que pueda invalidar ese veto (dos tercios en ambas cámaras).
Los críticos señalan que son muy lentas. En el caso del ejemplo favorito de los partidarios de esta opción, la comisión de investigación del 11-S, tardó dos años en ser puesta en marcha. Además, apuntan los detractores, consiguió un acuerdo bipartito solo porque abandonó cualquier pretensión de exigir responsabilidades individuales. A pesar de que muchos oficiales del gobierno disponían de evidencias que les hubieran permitido evitar el atentado, ninguno fue despedido, disciplinado o enjuiciado.
Sobre esta opción el experto Rosenzweig dice que algunos de estos detractores no tienen en cuenta que es mejor que no hacer nada.
Por otro lado, no tendría poderes para imputar a los responsables. Simplemente crearía un informe con recomendaciones.
Ejemplos del pasado: Solo se han creado siete comisiones de tipo investigativo en los últimos 22 años. Además de la del 11-S, otras recientes son la creada para investigar la contratación de empresas militares en Irak y Afganistán y la que investigó la crisis financiera.
Un comité especial en el Congreso
Quién lo nombra: los líderes del Congreso pueden crear un comité selecto (si su sede está en la Cámara de Representantes) o especial (en el Senado).
Ventajas: Una de sus ventajas más claras es que podría empezar a operar rápidamente (a diferencia de una comisión independiente, la opción demandada por muchos demócratas) ya que los congresistas ya gozan de habilitaciones de seguridad y de oficinas de trabajo.
La estructura de estos comités es flexible y permiten la contratación de personal experto lo que puede ser decisivo en una investigación tan compleja como la de los lazos rusos.
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Una clara ventaja es que pueden ser creados por cada cámara del Congreso y a diferencia de la comisión independiente no pueden ser vetados por el presidente. Estos paneles especiales han sido dotados a menudo de poderes investigativos mayores que los de los comités permanentes, como obtener información de impuestos o la capacidad para solicitar esfuerzos de recolección de información en el extranjero.
Inconvenientes: Los críticos de esta opción advierten que los miembros estarían más politizados que por ejemplo una comisión independiente y tendría muchas disputas, al igual que está sucediendo con los comités permanentes ya activos en el Congreso.
Tampoco tiene poderes para imputar a nadie y esta decisión correspondería al vicefiscal general o, en caso de que sea creado, el consejero especial.
Ejemplos del pasado: Los partidarios de esta opción señalan ejemplos de éxito de comités de este tipo: el que investigó la respuesta al huracán Katrina de 2005 durante el gobierno de George W. Bush, el de la investigación sobre Irán-contra en 1987 durante el gobierno de Ronald Reagan y el del caso Watergate a principios de los 70 durante el gobierno de Richard Nixon.


















