IMMOKALEE, Florida.- Aunque este domingo casi nadie salió a cosechar, algunos madrugaron para hacer fila desde las 5 de la mañana. Ahora a las 12 del mediodía se protegen del sol de Florida con gorras y con sobres llenos de documentos institucionales.
Pasaporte y guardián para mis hijos: una comunidad inmigrante nos cuenta cómo se prepara por si hay detenciones
En Immokalee, una ciudad agrícola de Florida con muchos indocumentados, llegó el momento de la planificación. Ante el temor de más deportaciones, las familias nos explican sus planes de emergencia.

Catalino lleva dentro del sobre su viejo pasaporte guatemalteco que trae para renovar. Israel quiere que sus tres hijos nacidos en Estados Unidos consigan la nacionalidad de Guatemala. Y otra señora, mientras espera, cuenta que ha planeado qué hacer si hay una redada de inmigración mientras trabaja recogiendo tomates. “Por los hijos nos tiramos a correr”.
Son días de planificación, logística y burocracia para las familias con miembros que son indocumentados. Ante las duras medidas migratorias anunciadas por el gobierno de Donald Trump, quieren estar preparados ante una eventual detención, deportación y separación de las familias tras años –décadas incluso– en Estados Unidos.
Este domingo 12 de febrero el consulado de Guatemala en Miami se instaló en una iglesia cristiana de Immokalee para tramitar documentos. Unas 800 esperaron bajo el sol para obtener el sello, el pasaporte o la respuesta que necesitan del país en el que sí son documentados y ciudadanos.
En Immokalee, una comunidad agrícola de Florida probablemente con miles de indocumentados, estos asuntos están en la orden del día. Los expertos lo llaman planificación familiar: “Son planes para que estén seguros; para tener una idea de qué va a pasar con tu hijo, tu casa, tu carro, tu cuenta bancaria si te detienen”, explica Kristina O’Hern, que ayuda en este proceso a las familias inmigrantes en Immokalee Community School.
Gracias al consulado móvil, las familias indocumentadas, sin licencia de manejo, se evitan los 300 dólares que algunos taxistas locales les cobran por recorrer las dos horas de carretera para ir a la sede en Miami. Muchos padres quieren que sus hijos estadounidenses logren la nacionalidad mexicana, guatemalteca o del país de origen.
De esta manera, si los progenitores son deportados, los hijos pueden viajar a ese país que nunca han pisado y acceder a la educación y a la sanidad –en un idioma, el español, que algunos no dominan–.
“Los hijos de guatemaltecos tienen derecho a ser guatemaltecos al inscribirlos”, subraya Rosa María Mérida de Mora, cónsul general de este país centroamericano en Miami. “Es un trámite gratuito, muy fácil de hacer en el consulado, para que tengan la nacionalidad guatemalteca”. Varios consulados latinoamericanos por todo el país dicen que están recibiendo más inmigrantes de lo habitual.
En esa misma iglesia de Immokalee, la de Guadalupe, punto de encuentro de mexicanos y centroamericanos, tienen sus propios servicios de asistencia al inmigrante. Y hay un trámite que están recomendando con insistencia: sacar los pasaportes de Estados Unidos a sus hijos.
Es común ser ciudadano pero no tener pasaporte para salir del país. En caso de pedir que sea tramitado, “si hay una deportación, los padres pueden llevarse a sus hijos con ellos”, dice María Cárdenas, trabajadora de los servicios migratorios de la iglesia.
Pese a los pasaportes, hay un trámite más delicado todavía que muchas familias están afrontando: quién puede cuidar de los hijos si los progenitores son detenidos por su presencia irregular en el país. Buscan a un guardián legal.
Organizaciones de Immokalee y todo el país ayudan con los documentos que autorizan a un familiar o amigo a cuidar del menor en ausencia de sus progenitores. Y les recuerdan que las escuelas deben ser conscientes también de quién recogerá al hijo si un día el progenitor es detenido.
“Ayer, que no hubo trabajo, hablé con mi esposo y le dije: '¿sabes qué? Vamos a sacar los pasaportes de los niños para que ellos puedan viajar en caso de emergencia'. La madrina de mis hijos hasta me había aconsejado: 'vamos con un notario, hacemos una carta notarizada. En una emergencia, yo me hago responsable de los niños. Yo soy ciudadana de aquí. Yo me quedo con ellos si los llegan a deportar a ustedes'”, dice Yolanda, una madre que llegó indocumentada y ahora trabaja piscando tomates en Immokalee.
En Legal Aid, un grupo de asistencia legal gratuita en esta ciudad agrícola, dicen que no solamente los indocumentados están reaccionando a las políticas de Donald Trump.
“En estos últimos días (estamos tramitando) muchas ciudadanías”, dice Eloise Ayala, abogada de inmigración en esta organización sin afán de lucro. “ Lo más seguro es hacerse ciudadano; eso no me lo pueden quitar”.
Algunas familias, con años o décadas en el país, cuentan cómo han reducido sus gastos a lo mínimo –comida, electricidad, agua– para ahorrar por algún día si necesitan un abogado de inmigración. Incluso se han puesto a vender propiedades que no necesitan en su día a día.
"Lo único que estamos haciendo es ahorrar para que tengamos algo de dinero para contratar a un abogado que quiera servirnos. Antes decíamos 'esta semana va a salir una película bien bonita en el cine', ahora nos quedamos en casa", dice Marcelino, un recolector de tomates de origen mexicano.
"¿Hay una copia extra de las llaves?"
La orientadora Kristina O’Hern, de Immokalee Community School, insiste en “pensar en cada aspecto de tu vida y en qué pasaría en la hipótesis de que no estuviera aquí”.
“¿Hay una copia extra de las llaves de la casa? ¿Dónde está el título del vehículo? ¿De la cuenta bancaria, quién tiene la información?”, ejemplifica O’Hern.
Ángela Cisneros, una activista del suroeste de Florida, repartió carteles, tarjetas y folletos en Immokalee y su condado en las últimas semanas. “No abra la puerta”, “permanezca callado”, “pida un abogado”. Se enfocan en algo bien básico de la planificación: qué derechos tienen los inmigrantes indocumentados pese a estar en Estados Unidos sin autorización legal.
Cisneros comenta que sabe de una mujer que se plantea marcharse del país voluntariamente después que la detuvieran sin licencia de manejar. En Immokalee hablan de algunos pocos casos de familias que se han “ autodeportado”.
La activista intenta contactar a la mujer. Al cabo de 24 horas, nos dice que la inmigrante ya se encuentra en un centro de deportación.
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