Migrantes varados son mano de obra barata y víctimas fáciles de estafas en la frontera

Mientras continúan llegando cientos de centroamericanos a ciudades fronterizas mexicanas para pedir asilo al gobierno de Estados Unidos, se escuchan cada vez más denuncias de fraudes laborales. Quedan expuestos a tales abusos porque su estadía en esos lugares se está alargando por el lento proceso de las autoridades migratorias que revisan sus casos. Aún así, dicen no tener otra opción: "Yo no vengo buscando el sueño americano, sino huyendo de la pesadilla hondureña".

El hondureño Luis Valladares muestra la tarjeta que le entregó la organización que le dio alimentos en Nogales, México.
El hondureño Luis Valladares muestra la tarjeta que le entregó la organización que le dio alimentos en Nogales, México.
Imagen Isaías Alvarado

NOGALES, México.– Sin un peso en el bolsillo, el hondureño Luis Valladares aceptó de inmediato el empleo que le ofreció un contratista que se le acercó en la ciudad fronteriza de Nogales. Le prometió un sueldo de 300 pesos (15.78 dólares) diarios por cargar botes con cemento para construir un techo. Es lo que en México conocen como "echar un colado", el trabajo más pesado que hacen los albañiles.

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Durante tres días, Valladares, de 40 años, se volvió un peón eficiente que ni siquiera detuvo su jornada laboral para comer o tomar un respiro. Lo hizo para salir temprano de la obra y quedar bien con su nuevo patrón. "Era un trabajo duro", dice el centroamericano en entrevista con Univision Noticias.

Pero al concluir, los responsables de la constructora le indicaron con un tono agresivo que no le pagarían los 900 pesos (47 dólares) que ya se había ganado. "A la mera hora me dijeron que me iban a golpear", contó Valladares, quien asegura que ya lo han estafado otras veces en esta localidad.

"Uno se queda callado porque te dicen que te van a echar a la (Policía) federal o a la mafia. Yo he preferido no denunciar porque estás poniendo en riesgo tu vida", confiesa este hombre en cuyo país tenía una herrería que le permitió vivir bien, hasta que los pandilleros comenzaron a extorsionarlo.

Valladares ha sido un 'milusos' en Nogales con tal de ganarse unos pesos para sobrevivir. Aunque un albergue le da de comer y duerme en la calle con otros migrantes, él necesita dinero para pagarle a unos mexicanos que le permiten bañarse y lavar ropa en su casa. También debe pagar el servicio telefónico que le permite seguir en contacto con los suyos y comprar artículos de higiene personal. Por eso acepta lo que sea.

El día que habló con Univision Noticias se quedó esperando a un hombre que lo llevó a pintar una casa. Sus uñas manchadas daban cuenta de su labor. "A veces uno no quiere ir con ellos cuando pasan por ti en sus camionetas, porque solo te engañan. Uno se queda con esa desconfianza", advierte.

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En esta pequeña ciudad que colinda con Arizona, el centroamericano conoció a su paisano José Santos, quien también afirma haber sido víctima de malos patrones. "Estuve yendo dos semanas a trabajar como pintor. La primera me la pagaron, pero esta segunda… nada", lamenta. "Hasta el día de hoy sigo esperando a que aparezca (el jefe moroso) para que me pague", agregó.

Santos, de 38 años, incluso llevó un día a trabajar a su hijo de 15 años, pero también "le vieron la cara" (lo engañaron). Ahora al padre le deben 1,000 pesos (56 dólares) y al adolescente, 200 (10.5 dólares). "Eso está mal porque uno trabaja por necesidad. Como somos migrantes, se aprovecha la gente. Hasta siento que cualquiera puede hacernos daño y nadie hará nada", dice quien fue comerciante de granos en su país.

Robos de sueldos en Tijuana

Conforme siguen llegando migrantes centroamericanos a ciudades fronterizas mexicanas para pedir asilo al gobierno de Estados Unidos, se escuchan cada vez más denuncias de estafas laborales. Quedan expuestos a tales abusos porque su estadía en esos lugares se está alargando incluso por meses, debido al lento proceso para revisar sus casos por parte de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP).

Al momento no hay una cifra precisa que indique qué tan grave es este riesgo que corren; sin embargo, no es secreto que los malos patrones le están sacando provecho a la desesperación de estos migrantes.

Hace unos meses, dos salvadoreños relataban a este medio que jamás recibieron el sueldo que se ganaron luego de trabajar en un mercado en Tijuana, en la zona limítrofe entre California y México.

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"Me alegré cuando me dijeron lo que me iban a pagar, porque llegué sin dinero a Tijuana. Hice lo mejor que pude, hasta me lastimé cargando un costal de cebollas, pero al final no me pagaron nada", contó José Luis Ramos, quien llegó en la caravana migrante más grande se ha visto en esa ciudad.

Un relato similar se escuchaba de su paisano Manuel Hernández, quien trabajó como carpintero. " Me la pintaron bien bonito: que me pagarían a tiempo el viernes y que si era buen trabajador me podía quedar con ellos. Fui porque les creí", dijo quien aseguró no haber recibido 900 pesos (47 dólares).

En Nogales la situación es incluso peor para los migrantes porque hay pocos albergues para ellos, mientras que las opciones laborales son limitadas.

El hondureño Luis Valladares reclama que incluso cuando los patrones sí pagan lo acordado, estos les están ofreciendo menos dinero en comparación con los trabajadores mexicanos. Él alega que le han pagado 300 pesos (15 dólares), mientras que a los empleados locales les dan por el mismo oficio 500 pesos (26 dólares). Otras veces, menciona, terminan regateándole el sueldo y regresa al albergue con menos dinero del que esperaba.

A pesar del abuso que ha sufrido, Valladares prefiere quedarse en México en caso de que el gobierno de Estados Unidos rechace su proceso de asilo. Asegura que si regresa a su país lo matarían los pandilleros. "Yo no vengo buscando el sueño americano, sino huyendo de la pesadilla hondureña".

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