¿El aroma de las galletas recién horneadas te recuerda a tu abuela o, el olor del mar a las vacaciones de tu infancia? Es que el sentido del olfato tiene poderes que van más allá de la detección de olores.
Las personas tenemos algo llamado memoria olfativa, mediante la cual podemos asociar un aroma con un recuerdo, una persona o un momento, todo gracias a un proceso cerebral muy interesante.
¿Qué es la memoria olfativa?

La memoria humana funciona por asociación y siendo el olfato uno de nuestros sentidos más poderosos, no es extraño que creemos recuerdos ligados a ciertos aromas. A esta forma de guardar o evocar recuerdos se le llama memoria olfativa y esta se relaciona con el sistema límbico del cerebro, especialmente a la amígdala y el hipocampo, que tienen un rol muy importante en los procesos de la memoria.
Las personas tenemos algo llamado bulbo olfatorio, una estructura encargada de procesar la información enviada por los receptores de olores. A diferencia de otras memorias, la olfativa es más bien emocional.
Un aroma puede evocar situaciones o emociones, así como también generar una sensación positiva. No es coincidencia que tiendas y restaurantes ejerzan tanta influencia en sus clientes a través de los olores.
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Cómo se produce el nexo entre un aroma y un recuerdo

El funcionamiento de la memoria olfativa es bastante interesante: nuestros receptores de olores, conocidos como epitelios olfatorios, ubicados en el interior de las fosas nasales, captan un estimulo olfativo y envían una señal eléctrica al bulbo olfatorio.
El bulbo olfatorio recibe esta información y la distribuye a diferentes partes del cerebro, sobre todo al sistema límbico. La amígdala conecta ese aroma con una emoción y el hipocampo relaciona ese olor con un recuerdo en la memoria. Así se forman los lazos que crean la memoria olfativa.
Las personas comenzamos a formar memorias olfativas muy temprano, incluso antes de nacer. Si un olor nos pareció agradable o positivo mientras estábamos en el útero, nos puede servir para calmarnos cuando bebés, razón por la cual los bebés reconocen el olor de su madre con facilidad.
La memoria olfativa no solo tendría este interesante rol en el caso de las memorias emocionales, sino que también nos puede proteger. Por ejemplo, al relacionar olores con cosas que nos hicieron daño, ayudándonos a evitar un peligro.
¿Qué olores te provocan emociones agradables?