Lo sabemos, lo sabemos. Ya no quieres recordar lo que viste en el último episodio de The Walking Dead, y el hecho de que AMC siga echándole sal a la herida en redes sociales, no ayuda. Porque nadie, nadie deseaba ni imaginaba que Carl Grimes partiría a una mejor vida.

Esperada o no, la segunda mitad de la temporada 8 de The Walking Dead volvió con un episodio previsible, aunque no del todo. La trama sirvió para confirmar y descartar varias teorías con las que cargamos desde el inicio de la temporada, y eso es bueno.

El final de la mitad de la temporada 8 de The Walking Dead nos dejó con un vacío en el pecho que no esperábamos: la mordida que sufrió Carl y su inminente muerte que se concretará en la segunda mitad. Probablemente haya sido lo más, sino lo único, sorprendente de la temporada y tendrá consecuencias en todos los personajes.

The Walking Dead sigue siendo una de las series más populares y de mayor audiencia, a pesar de que en las últimas temporadas ha ido perdiendo cada vez más y más fanáticos. Y, a decir verdad, no es lo único que perdió.

Uno de los pocos personajes que ha sobrevivido desde las primeras temporadas de The Walking Dead hasta el momento es Maggie (Lauren Cohan). Con todo lo que la hija mayor de Hershel ha tenido que pasar a lo largo de la serie, probablemente nadie apostaba por ella como una sobreviviente tan fuerte y mucho menos como una líder a la par de Rick.

En cualquier obra del subgénero zombie siempre habrá un alto contenido de confrontación, es inherente a este tipo de estructura argumental. Ya sea en contra de los zombis o en contra de otros personajes, la violencia es un factor ineludible. Por eso mismo, es que las armas juegan un papel casi central en cualquier película, serie, corto, videojuego o cómic que incluya a muertos vivientes (o alguna otra clase de ser similar al zombi) y, en muchos casos, adquieren un carisma propio que suele estar asociado a aquellos que las portan.