La televisión se ha convertido en una fuente de descubrimiento musical. La canción ideal en una escena en particular puede quedarse atascada en nuestra cabeza y repetirse una y otra vez, hasta que sabemos quién es el autor.

El cine independiente nos regala año tras año una gran cantidad de películas que pasan a ser parte del corazón de cada quien. ¿Qué sería de las niñas de ahora sin Amélie? ¿Qué sería del Tumblr sin las paletas de colores de Wes Anderson? ¿Qué sería de las relaciones de todos si no hubiéramos visto (500) Days of Summer?

Todos pensábamos que este iba a ser otro año más en que solo íbamos a ver a Justin Timberlake en mayo por aquello de "It's gonna be may", pero resulta que eso fue solo el comienzo. Porque JT es un troll. No uno de esos insoportables y patéticos personajes que viven para atormentar al resto del mundo en Internet, sino un auténtico muñeco que causó furor en los 90, con sus aspectos feos y sus cabelleras de punta y muy, muy coloridas.

Aunque no fueron originalmente escritas para las películas donde fueron presentadas, estas canciones ganaron (o recuperaron) popularidad tras ser parte de alguna escena heroica, romántica o simplemente sonar junto a los créditos.

Es francés como Serge Gainsbourg, y bien podría considerársele un digno sucesor, de no ser porque su trabajo se dedica netamente al Cine. Alexandre Desplat es aclamado como uno de los compositores de cine más importantes del mundo, dejando una huella imborrable en el espectador con cada nota de sus piezas, que se han escuchado en importantes largometrajes de los últimos años.

Game of Thrones (la serie de televisión basada en los libros “A Song of Ice and Fire” de George R. R. Martin) se ha convertido en un fenómeno cultural, conocido y amado por quienes se aventuran en los dramas políticos de Westeros.