Los grandes estudios de Hollywood cuentan con mucho dinero para hacer películas, y en ocasiones, ya sea porque no tienen ideas o nuevas o porque le tienen miedo a ideas originales, recurren a hacer remakes de películas exitosas de todas las épocas. Pero no se dan cuenta de que en su tiempo, estas películas llamaron la atención porque había otro tipo de público o porque las historias y personajes quedaban con la época, razones por las que el remake en tiempos modernos han fracasado.

Los canales de cable primero y los servicios de streaming después, han relegado a las tradicionales cadenas de televisión estadounidenses en la producción de series propias y originales, al menos en lo que respecta a la notoriedad y el prestigio internacional, así como a una audiencia global.

Nos encanta el cine, y ese es un hecho que no podemos (ni queremos) negar. Tenemos la suerte de disfrutar films de todo tipo y vivir experiencias increíbles. Sin embargo, al final del día todo se reduce a una sola cosa: el dinero.

La continuidad de la franquicia John Wick, después de haberse convertido en un éxito popular inesperado con dos películas tan simples en sus intenciones como logradas y efectivas, está garantizada con su expansión en forma de series de televisión y spin-offs, pero la historia particular del héroe interpretado por Keanu Reeves se prepara para llegar a su fin.

La carrera de Liam Neeson siguió un curso un poco inesperado para una estrella de Hollywood.

La sencilla premisa de una purga en la que, por un lapso de 12 horas, se suspende la ley y todo crimen es legal, probó ser mucho más provechosa de lo que prometía The Purge, la primera película de la saga en la que la idea parecía agotarse rápidamente.