Nos encanta el cine, y ese es un hecho que no podemos (ni queremos) negar. Tenemos la suerte de disfrutar films de todo tipo y vivir experiencias increíbles. Sin embargo, al final del día todo se reduce a una sola cosa: el dinero.
¿Por qué algunas películas necesitan una calificación R para tener éxito en la taquilla?

Los actores, actrices, el desfile por la alfombra roja, las premiaciones y el glamour de los reflectores, todo eso corresponde a una cara de la moneda. Lo que no vemos detrás es la gran industria que busca generar más ingresos, y una forma de hacerlo es por medio de la clasificación de las películas.
Parece un poco extraño, pero sí. De hecho, una pequeña modificación en dicha clasificación puede disparar la popularidad del film, lo que se traduce en mayor cantidad de dinero. Esto nos hace preguntarnos: ¿de qué manera es posible?
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Detrás del telón

La evolución del cine es simplemente increíble. Inicialmente era considerado como un tipo de arte menor y ahora hay millones de seguidores que se empapan de la experiencia de sentarse en la butaca a prepararse para experimentar un viaje a un mundo de fantasías.
Todo esto suena muy bien, pero el golpe viene cuando se devela un hecho contundente: las productoras juegan con la clasificación de las películas para obtener mayores ingresos.

El sistema de la clasificación proviene de la Asociación Americana de Cinematografía (o MPAA, según sus siglas en inglés). Esta organización se encarga de velar por que los contenidos proyectados en la pantalla grande cuenten con la asesoría de los padres o representantes. Por eso, en teoría esto no persigue fines lucrativos, sino más bien altruistas, ya que se enfoca en la protección de los niños y adolescentes.
En este punto surge la pregunta ¿de qué manera las productoras se enriquecen con esto?
La ganancia

Para la realización de un film se estima un presupuesto en el que se incluyen todos los gastos que podamos imaginarnos. Es en ese momento cuando entra el tema de la clasificación… Pero primero lo primero.
Se analizan los contenidos de violencia, sexo y lenguaje para determinar si la producción es apta para todo público o si se requiere de la supervisión de padres y/o representantes. En base a ello, se establecen las siguientes categorías:
- G: público general o todas las edades.
- PG: se necesita orientación de los padres y/o representantes.
- PG-13: el tipo de contenido demanda la atención y presencia de los padres, ya que los niños menores de 13 años pueden no entender el contenido.
- R: hay presencia de imágenes explícitas de desnudez, consumo de drogas, violencia y/o lenguaje explícito, por lo que los menores 17 años deben estar acompañados de un adulto.
- NC-17: no se admiten niños menores de 17 años.
Con esto, las productoras se valen de lo anterior para garantizar que los filmes sean vistos por una mayor cantidad de personas, lo cual genera más ingresos de taquilla. Lo importante es recaudar mucho más que el presupuesto que se utilizó para la filmación.
El potencial de las películas R-rated

Estas ganancias no toman en cuenta el marketing ni la publicidad que se emplean para la promoción del film. Son una especie de consideración aparte.
Lo curioso es que aquellas películas con clasificación R parecen tener un empuje tan astronómico que las convierte en blockbusters en cuestión de días. En conclusión, no solo recuperan la inversión de la realización del film, sino que ganan aún mucho más.
- Ver también: «10 superhéroes que se beneficiarían con una película Rated R»
La premisa es interesante, pero también hay que tomar en cuenta que no siempre da resultados. Sin embargo, el margen de éxito es impresionante, por lo que un film de 50 millones de dólares, con R de clasificación, puede recabar entre 300 y 600 millones. Nada mal, ¿cierto?
Últimas consideraciones
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Se supone que las películas tipo R no pueden ser vistas por niños menores de 17 años sin la supervisión de un adulto, pero, siendo sinceros, esto no sucede. De hecho, preadolescentes y adolescentes van al cine a consumir este tipo de contenidos sin problemas. Por otro lado, algunas películas G y PG han tenido presencia de desnudos, violencia y/o lenguaje soez. Sin dudas, es clara la incoherencia.
Lo cierto es que colocar el sello R a un film puede ser garantía de éxito o no. Pero lo importante no es eso, sino la calidad de lo que se proyecta. Algo que va desde la historia, los diálogos, los personajes y cómo todo esto trabaja hasta dar con una buena película.
Aunque el cine es una megaindustria que siempre velará por la obtención de ganancias, da un poco de alivio que haya creadores que estén dispuestos a romper los moldes establecidos y realicen producciones que no necesariamente se corresponden con los gustos del público… tengan la clasificación que tengan.









