Llevo muchos años viviendo con mi pareja. Es obvio que no faltan las discusiones, pero todo es pasajero y nunca terminamos el día enojados. Muchas personas me preguntan cómo hacemos para tener siempre esa armonía que nos caracteriza. Esto es lo que siempre les digo:

Existe una frase coloquial que dice que de los cuernos y de la muerte nadie se salva; y por más de que queramos ser la excepción a esa regla la verdad es que no es posible. En algún momento de la vida, con mayor o menor repercusión pasamos por una infidelidad.

Y finalmente se dio todo lo que deseabas: estás en pareja y te sientes muy a gusto. Solo que a veces tienes esa sensación de que todo es casi perfecto, pero por alguna razón no te sientes cómoda o siempre hay algo que no te deja conforme del todo. Y quizás nunca te lo hayas planteado, pero… ¿eso que sientes es amor? ¿o todo el tiempo estás intentando que tus fantasías y deseos no se derrumben?

Las relaciones se basan en confianza. Confío en que mi pareja sea honesto (a) conmigo y eso incluye a que no se adelante a ver la nueva temporada de "Game of Thrones" sin mi, y mucho menos sin decírmelo.

¿Control o protección? Si bien la diferencia parece muy evidente, no todos logran darse cuenta cuando están siendo controlados. Y esto sucede muchas veces porque se malinterpreta el hecho de aceptar las diferencias o de ser tolerantes. Todos sabemos cuáles son las diferencias entre control y protección, pero no siempre queremos verlas. ¡Presta atención a estas señales!

Nos imaginamos la situación, el momento de pasión inevitable y el ambiente perfecto. Cuando al fin estamos viviendo aquel pensamiento constante que solo nos hacía sonreír, nos damos cuenta de que al pensarlo lo exageremos un poco (solo un poco).