Los jóvenes que nacieron a finales de los 90 están a punto de entrar al mundo laboral. Estos chicos y chicas se han criado con la tecnología bajo del brazo, y eso sin duda es algo beneficioso para el mercado actual, pero también puede afectarles negativamente al buscar empleo. La falta de interacción, la poca habilidad para mantener conversaciones y hasta el escribir con faltas de ortografía, pueden descalificarlos para un trabajo.

Los padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos, no queremos que sufran ni que les pase nada malo, y todo eso está bien... siempre y cuando no caigamos en el error de sobreprotegerlos.

Como padres siempre estamos preocupados por nuestros hijos, y el temor a que caigan en el mundo de las drogas es algo que nos mantiene alertas. Hoy en día, las drogas están cada vez más al alcance de todos, y para evitar que nuestros hijos caigan en sus terribles garras, debemos enseñarles a tomar algunas medidas.

La soledad es un sentimiento que muchas veces se experimenta cuando surgen grandes cambios en nuestras vidas. En la adolescencia es normal que nuestros hijos experimenten momentos de soledad y cambios de humor. Pero, ¿a qué se debe esto? Como madres queremos ayudar pero no sabemos por dónde empezar, y la comunicación no es tarea sencilla ya que los cambios de humor constantes y el aislamiento repentino no contribuyen. Es por ello que hoy hablaremos de las causas por la que los adolescentes se sienten solos.

La ira es un sentimiento que puede ocasionar muchos trastornos, mucho más en la adolescencia, y no necesariamente se manifiesta externamente. Muchos adolescentes reprimen los sentimientos de ira y ocultan su verdadero pesar. Esta conducta puede ser dañina para su salud emocional y física, desencadenando una serie de comportamientos y reacciones no esperadas. Por esa razón, hoy hablaremos sobre las señales de que tu hijo adolescente reprime su ira.

A muchos padres les ocurre que cuando tienen a su hijo adolescente deben luchar contra un desorden continuo del dormitorio, y es que parece incluso un “hábitat” diferente al resto de la casa. Puede convertirse en una zona caos cuando el adolescente decide que no tiene ganas de recoger lo que deja tirado, pero claro, es su refugio y en estas edades tan complicadas, invadirlo puede resultar toda una batalla campal en casa, aunque tu intención únicamente sea poner algo de orden.