Históricamente, Japón se ha caracterizado por tener habitantes de estatura baja, si se los comparaba a los occidentales. Aunque el promedio de altura aumentó a lo largo del siglo XX hasta las primeras décadas de este siglo: la altura promedio de las mujeres pasó del 142,3 cm en 1914 a 158,3 cm en 2014; los hombres de 156,2 cm a 170,8 cm, por lo que es inexacto creer que la altura de los japoneses pueda ser considerada baja en términos absolutos.

Durante un minidocumental con motivo de la inminente finalización del manga Shingeki No Kyojin —que entró en su arco final y se supone terminará en poco más de un año—, Hajime Isayama mostró varios aspectos de su vida como autor, así como también pequeños adelantos de sus próximos números. No obstante, nunca pensó que la última viñeta sería filmada accidentalmente.

Recientemente, se dio a conocer una noticia que dividió la opinión de los fans del anime por todo el mundo: Warner Bros confirma la producción de un live-action para Attack on Titan.

Aunque por momentos parece carecer de importancia, un buen opening tiene el potencial para determinar el futuro de una serie. El impacto de su melodía y poder de su mensaje pueden captar la atención de un fan que quizá solo está de paso.

Attack on Titan (Shingeki No Kyojin, para quienes prefieren decirlo en japonés) es uno de los animes actuales que más ha enganchado a la audiencia internacional. El último episodio de la segunda temporada salió el 17 de junio de 2017, y desde entonces sus fans esperaron con ansias el anuncio de la tercera entrega.

Casi por descarte se da a entender que un anime nunca superará al manga en el que se basa. Es una situación comparable a las adaptaciones fílmicas de libros o cómics. Puede que sean muy fieles o que respeten todos los aspectos de las obras originales escritas, pero nunca las superarán.