La foto de María Lila y sus hijas corriendo cuando agentes estadounidenses lanzaron gases lacrimógenos le dio la vuelta al mundo hace unas semanas. El congresista Jimmy Gómez confirmó la noticia.

Según el vocero de Aduanas y Protección Fronteriza, los uniformados se encontraban procesando a un grupo de migrantes cuando la madre de la menor los alertó de lo ocurrido mientras le daba de comer a la bebé de 11 meses. Frente a esta situación, activistas resaltaron la labor de los agentes, pero mencionaron que no se debe olvidar el caso de la pequeña Jakelin Caal.

Cerca de 15 migrantes, en su mayoría menores de edad, llegaron al puerto fronterizo de Otay Mesa en compañía de los legisladores de California Naneette Díaz Barragán y Jimmy Gómez para dar inicio al proceso de petición de asilo humanitario. Los congresistas explicaron la urgencia de aceptar a estas personas ante el peligro que corren si permanecen en Tijuana.

Les piden que se trasladen al nuevo sitio que fue habilitado como refugio temporal y que se encuentra a pocos metros del complejo deportivo Benito Juárez, en Tijuana. Algunos integrantes del éxodo masivo aseguran que prefieren permanecer acampando en la calle, donde no hay reglas como, por ejemplo, que les cierren las puertas en horas de la noche.

Se estima que ya son más de 3,000 los centroamericanos del éxodo masivo que han tomado esta decisión, a pesar de las advertencias de las autoridades y activistas. En los albergues, los migrantes de la caravana se muestran impacientes por la lentitud del proceso para recibirlos en las garitas y muchos aseguran que de continuar esta situación no tendrán otra alternativa que cruzar a EEUU de manera ilegal.

El padre de Jakelin Caal Maquin asegura en un comunicado que la pequeña de 7 años no tenía días en el desierto sin comer o beber agua. Caal pudo ver el cuerpo de su hija en la morgue, antes de que sea enviado a Guatemala.