El general Jim Mattis llegó a Kabul dos semanas después de que Estados Unidos disparara la bomba más potente de su arsenal convencional contra posiciones del grupo Estado Islámico. El secretario de Defensa está evaluando la situación de ese país para ofrecerle un reporte al presidente Trump.

El analista político y experto en terrorismo Joseph Hage aseguró que "este fue un mensaje no solo a ISIS, sino a todos los que están mirando a EEUU de una manera que puedan entender que ya no hay tolerancia en el país al terrorismo o a países que patrocinan actos de violencia o agresión hacia sus vecinos o en contra de sus pueblos".

El gobierno afgano aseguró que la bomba oficialmente conocida como MOAB destruyó una red de túneles del grupo terrorista y no causó víctimas civiles. Varias cuevas y almacenes de municiones de la milicia radical quedaron destruidas, según reporte oficial de Kabul.

Escala la tensión entre Estados Unidos y Pionyang tras el envío de buques de guerra norteamericanos a la península coreana. Desde que asumió la presidencia, Donald Trump ha ordenado o permitido ataques norteamericanos contra blancos en Libia, Somalia, Siria, Afganistán; y no se descarta un ataque contra Corea del Norte.

El Pentágono difundió unas imágenes que muestran el momento en que 'la madre de todas las bombas' estalló en Afganistán. Según el gobierno, 36 supuestos terroristas murieron y no hubo ninguna víctima civil.

Según cálculos del diario The Guardian, el uso de este artefacto no nuclear es exponencialmente más costoso que otro tipo de armamento, como los misiles Tomahawk, que recientemente se lanzaron en Siria, e incluso la bomba predecesora de la MOAB, la 'Daisy Cutter'.