"Tenía un bate en mi mano, si moría lo iba a hacer peleando": el testimonio de un estudiante que sobrevivió al tiroteo en Denver

El recuento de la experiencia de un alumno de sexto grado de la secundaria en Colorado donde esta semana hubo una balacera estremece y recuerda cómo los niños en EEUU ahora deben estar preparados para tomar una decisión en segundos: correr, esconderse y protegerse o pelear contra el atacante.

Kelly y Steve Holley abrazan a su hijo Nate, de 12 años, en la calle del frente de la escuela STEM de Highlands Ranch, en Denver.
Kelly y Steve Holley abrazan a su hijo Nate, de 12 años, en la calle del frente de la escuela STEM de Highlands Ranch, en Denver.
Imagen Kelsey Brunner/The Gazette vía AP

Cuando sonó la alarma, la maestra de sexto grado de la escuela STEM de Highlands Ranch en Denver, Colorado, sabía que no era un simulacro porque ya se escuchaban en el pasillo los disparos. Los niños empezaron a llorar y ella los escondió detrás de su escritorio, pero cuando escuchó que el peligro se acercaba decidió meterlos en un clóset para protegerlos.

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Allí estaba Nate Holley, de 12 años, quien dice que se quedó paralizado cuando escuchó como las balas destrozaron el cristal de una ventana. "Fue increíblemente miedoso. Fue caótico. La mayoría de los niños no sabían qué hacer", contó.

También recuerda que cuando sonó la sirena, uno de sus compañeros hizo un chiste, pero su maestra le hizo saber que la amenaza era real y rápidamente los reunió.

Cuando la profesora los metió al clóset, Holley supo que sus vidas estaban en peligro y su reacción ha dejado sin palabras a sus padres y a quienes han escuchado su historia, que compartió esta semana durante una entrevista con CNN.

"Yo me estaba escondiendo en la esquina. Tenía mi mano en un bate de béisbol de metal por si acaso, porque si iba a caer (morir), iba a caer peleando", explicó todavía conmocionado el pequeño en compañía de su padre.

Para fortuna de sus padres, este no fue el caso y Nate no fue el valiente que dio su vida para luchar contra el atacante si este hubiera llegado a su salón de clases. Esa es justamente una de las opciones que tienen los estudiantes que viven en la época de los tiroteos escolares: huir, esconderse, protegerse o enfrentar al atacante.

Ese escalofríante momento en que deben tomar una decisión es el escenario para el que ya todos los niños en Estados Unidos han recibido preparación, pues un día les puede tocar a ellos. El resultado de las dos últimas balaceras en centros educativos es muestra de cómo ese entrenamiento ha ido surtiendo efecto: ahora hay menos muertos y un héroe (o varios) que da la vida por los demás.

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Al menos así ocurrió en el tiroteo de hace una semana en una universidad de Carolina del Norte y en esta ocasión, cuando tres estudiantes desarmaron a uno de los dos atacantes en su escuela. Según sus compañeros, ellos saltaron de sus asientos sin decir palabra y sin pensar en su propia seguridad al ver el arma. Así perdió la vida Kendrick Castillo, de 18 años, quien se abalanzó sobre el alumno que entró armado y empezó a disparar contra toda la clase.

Según las autoridades, en ambos casos han sido menos las víctimas mortales gracias a la rápida reacción de los jóvenes que hoy son condierados como héroes de cada tragedia.

Lo que hicieron coincide con el entrenamiento que da la Policía a personas sobre qué hacer en tiroteos, de acuerdo al jefe policial de Charlotte-Mecklenburg: "Tú vas a correr, esconderte y protegerte o vas a pelear contra el atacante".

Video Qué hacer en caso de tiroteo escolar: pasos a seguir para salvar la vida de alumnos y maestros


Durante el tiroteo de esta semana, los estudiantes embistieron al joven que portaba el arma y trataron de sujetarlo, pero este pudo disparar. Kendrick Castillo, quien encabezó la carga contra el agresor, cayó al suelo.

Su amigo Brendan Bialy arrebató el arma y gritó: 'Kendrick', pero este ya no le respondió.

"Kendrick cayó como un héroe", dijo Bialy. "Estaba a unos 30 centímetros del agresor y en lugar de correr en dirección contraria, corrió hacia él".

La angustia de los padres

Las acciones de Castillo, Bialy y Joshua Jones minimizaron el derramamiento de sangre en el ataque del martes que dejó como saldo ocho estudiantes heridos y la muerte de Castillo.

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Sin embargo, los padres ahora se debaten entre la gratitud de que algún valiente salga en defensa y el temor de que sus hijos un día decidan hacerlo.

Así quedó claro en el sentimiento de los padres del estudiante fallecido, que aunque reconocieron que su hijo murió como un héroe, les cuesta trabajo aceptarlo. "Desearía que se hubiera ido y escondido, pero ese no es su carácter. Su carácter es proteger a la gente, ayudar a las personas", lamentó su padre, John Castillo.

Por su parte, el padre de Nate pasó momentos de angustia cuando su hijo lo llamó desde la escuela para contarle lo que había pasado. "Le dije que fuera valiente. Le dije que lo amaba y que ya iba en camino", aseguró Steve Holley.

Mientras esperaba en un centro recreativo cercano habilitado por las autoridades para ser reunificado con su hijo, Holley recordó que el pequeño ese día justamente no quería ir a la escuela. "Dijo que no había dormido bien la noche anterior y realmente luchó para quedarse en casa!", contó en su cuenta de Twitter, donde iba narrando la angustiante espera.

Cinco horas después, pudo abrazar de nuevo a su hijo y agradeció que ese día no le hubiera tocado ser a él el héroe. Pero de igual manera dijo estar con el corazón roto, pues sabía que el día no había terminado así para otra familia, sabía que unos padres no volverían a abrazar jamás a su hijo.

"¿Cómo recuerdas a un joven que salvó la vida de tu hijo? ¿Cómo es posible decir 'gracias' y 'lo siento' con la misma profundidad a los padres de este increíble jovencito? A Kendrick Castillo, sus padres y su familia, mi familia y yo les enviamos nuestras más profundas condolencias", tuiteó Holley.